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martes, 17 de abril de 2018

DEMAGOGOS SERIALES

Imagen de "derf.com.ar"
Por Roberto Marra

La demagogia es una manera de sostener expectativas en los gobernados para inducirlos a seguir “apostando” por sus gobernantes. Sobre todo cuando las cosas no están saliendo todo lo bien que se suponía iba a suceder, a estar por la previa generación de esperanzas falsas inyectadas en las mayorías como método para convencer de presentes halagüeños que siguen sin llegar. Este tipo de mentiras trabajadas desde los estudios marketineros que utilizan los gerenciadores del “establishment”, han dado sus frutos (para ellos) hasta el momento, gracias al extra-poder acumulado con el sistema mediático que forma parte fundamental de sus depredaciones ideológicas.
En la ciudad de Rosario, un diputado de la alianza gobernante de la Nación está asegurando que, gracias a un proyecto de Ley presentado por ellos, en poco tiempo se acabarían con las villas miseria de esta y otras urbes santafesinas. Con el habitual reduccionismo de pretender dar por hecho acciones que ni siquiera han comenzado, es evidente que se está repitiendo la sistemática parafernalia de promesas de campañas electorales que ya han dado por comenzadas.
Claro que no solo de eso se trata, conociendo el trasfondo de sus “convicciones”, simple acumulación de intereses de clase que vienen avasallando derechos y hundiendo en la miseria a esa parte de la población que, justamente, vive en esos barrios que, algunos representantes de organizaciones de trabajadores, ahora pretenden denominar “populares”, cómplice forma de eliminar la verdad visual de la pobreza extrema consumada en la degradación material de sus habitantes.
Siempre hay, detras de cada actividad de estos representantes del Poder concentrado, un oculto objetivo. Siempre están también las grandes corporaciones inmobiliarias sobrevolando como buitres cuando huelen dinero fácil de ganar mediante las conocidas prebendas que hace mucho se han apoderado de las decisiones en materia de desarrollos urbanos, mediante esos inocultables negociados denominados fantasiosamente “participación público-privado”.
El gobierno provincial, parece dolido más por haber sido “primeriado” en las estrategias demagógicas, que por la realidad que hasta ahora no supo (o no quiso) modificar en lo fundamental, y se enoja con el mensajero macrista (otro pretensioso postulante a cargos que le quedarían demasiado grandes), antes que analizar las razones reales por las cuales nunca se logró cambiar la realidad habitacional en las ciudades de la Provincia.
Razones que comienzan en la negación de lo que salta a la vista. Es la falta de comprensión del significado de qué es una ciudad, más allá de la simple acumulación de construcciones y habitantes. Es la incoherencia de esos grandilocuentes discursos repletos de metas a largo plazo que nunca comienzan a consumarse, con las necesidades concretas de los eternos postergados sociales, que lo son por obra y gracia de las históricas políticas económicas conservadoras, pero también por la falta absoluta de capacidad de respuesta provincial de quienes se presentan con títulos ideológicos que no sostienen con sus actos.
La justicia social. Esa es la frase que define la verdadera meta de un gobierno que se pretenda popular y que estos representantes de la mentira organizada no soportan. Esa es la realidad que no permiten que se concrete, aun cuando se llenen la boca con esas mismas palabras que nunca entendieron.
Y mientras los “soldaditos” locales del Poder prometen futuros inmediatos de viviendas gratis para todos, ensucian los cerebros vaciados de sueños de los empobrecidos habitantes de las villas miseria con compromisos fraudulentos destinados, simplemente, a lograr sus votos. Después, ya demasiado tarde, estos descubrirán que solo han dado otro giro en la interminable circunferencia del olvido.

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