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lunes, 12 de febrero de 2018

LOS PRUDENTES

Imagen de "Nada nos LIBRA de ESCORPIO"
Por Roberto Marra

Si uno observa con atención las palabras en general, las adjetivaciones, las definiciones que emiten ciertos analistas de la economía que participan de algunos programas radiales y/o televisivos (fuera de la órbita del multimedio hegemónico por excelencia), verá que esos análisis se realizan siempre atravesados por una actitud medrosa. Encarnan, estos analistas, esa fantasía imposible de situarse en el medio, de no estar a favor de uno u otro “bando” de la disputa ideológica en el campo de la economía.
No es que no tengan capacidad, ni que sus explicaciones carezcan de sentido. No demuestran desconocimiento en las materias que tratan, sino “prudencia” a la hora de interpretar la realidad. Pero, ¿“prudencia” para qué? ¿prudencia por qué? ¿No se presentan acaso como profesionales “independientes” de quienes manejan el poder económico y financiero?
La famosa “prudencia” no resulta ser otra cosa que el sometimiento a las reglas que el Poder dispone. Los “prudentes” son personas que, pudiendo brindarnos conocimiento para entender la realidad, aprietan el freno antes de llegar a los meollos de cada tema complejo, evitando penetrar en la estructura misma de la verdad y abrir el camino al entendimiento generalizado de las razones por las cuales sufrimos las consecuencias de planes que, increíblemente, ellos también llaman de “ajuste”.
Y cuando de analizar el pasado inmediato se trata, cuando deben mostrar mayor capacidad para dirigir sus miradas sobre las políticas económicas que fueron aplicadas por el gobierno anterior, atendiendo las razones que tuvieron para impulsarlas y también los contextos sociales, empresariales, laborales, culturales, educacionales, comunicacionales e internacionales que los atravesaban, solo atinan a decir lo mismo que dicen los obtusos integrantes de la claque oficialista, pseudo-economistas de barricada antipopular que bombardean la pantalla con ridículas teorías del siglo XVIII con aires de neo-renovadores.
Con esas pretensiones vergonzosas de parecer imparciales, algo imposible en la economía (y, en general, en cualquier ámbito), es más el tiempo que ocupan en hablar sobre los errores de ese pasado virtuoso que el Poder pretende borrar de nuestras consciencias, que el utilizado para oponer tajantes barreras a los avances brutales sobre nuestras posibilidades de sobrevivencia, individual y social, incluso como Nación.
Bien se dice que la economía no es una ciencia exacta, sino una ciencia social. Pero en estos tiempos, cabe mejor la definición de “ciencia comunicacional”. Es en ese ámbito en el que nos han ganado la batalla por el predominio ideológico. Es a través, también de estos comunicadores “mesurados”, que nos pasan por encima con la trituradora de neuronas diarias con las que manejan la voluntad de las mayorías, necesarias para garantizar, “prudentemente”, sus genocidios encubiertos.

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