Imagen de Digital Trends Español |
Con la proliferación del uso de las redes sociales,
aparecieron innumerables personajes creídos de sí mismos, permanentes relatores
de una realidad que amañan a sus concepciones. Peor aún, dan muestra de sus ensoberbecidas
mentalidades con permanentes desprecios hacia quienes tienen alguna diferencia
con sus reflexiones. Nada esto resultaría demasiado extraño, si de enemigos
ideológicos se trata, si de opuestos absolutos estuviéramos hablando.
Pero lo realmente llamativo, es la actitud similar que
adoptan muchos de estos presumidos intelectuales informáticos, para con sus
compañeros de pensamientos, contra aquellos que pertenecen a sus mismas
ideologías.
Más extraños son los casos de algunos miembros de esta legión
de sabiondos, que para hablar de la necesidad de la unidad del sector político
al que pertenece, por ejemplo, insulta con virulencia a quien, dentro de ese
mismo espacio, profiere alguna objeción a cualquiera de sus dichos. Hay que
unirse, gritan a los vientos, y para hacerlo, atacan justamente a aquellos con quienes
señalan que hay que unirse.
Difícil comprender tanta estupidez, sino tuviéramos en cuenta
la construcción de pensamiento que durante décadas fue realizando el
neoliberalismo. Colonizados por sus involutivas formas de entender la realidad,
transitamos con anteojeras el camino del conocimiento, conducidos por
ignorantes con carnet de comunicadores. Ignorancia que habilita, como nada, a
la profundización de las actitudes insolidarias y despectivas para con el resto
de la sociedad.
Más arduo todavía resulta imaginar un diálogo fructífero con
tantos pedantes que pretenden erigirse en conductores de nuestras ideas, para
lo cual, paradójicamente, las intentan destruir. ¿Acaso será posible un camino
unívoco para transitarlo sin temor a la injuria permanente de los (aparentes) compañeros
de ruta? ¿Tendrán éstos, la dignidad necesaria que reclama el momento para
alejar esas repugnantes formas de denigración comunicacional?
La vileza de algunos, la brutalidad de muchos y la
ignorancia de la mayoría, conforman este cóctel imprescindible para vivir lo
que vivimos. Rescatar la solidaridad olvidada en algún rincón de nuestra
historia será, tal vez, la solución ante tanta desventura informatizada. Comprender
la imposibilidad de arrogarse lo absoluto y asumir la responsabilidad social
que le atañe a cada uno en la construcción de una nueva sociedad, los pasos necesarios
para lograrlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario