EL BOCHORNO

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Por Roberto Marra

El calor es una característica inherente al verano. Pasamos cada día de estos meses tórridos, buscando refugio en refrigeraciones de bares y casas, tratando de apaciguar tanta opresión canicular. Pero no solo por el calor nos sofocamos por estos días. El bochorno permanente al que nos vemos sometidos por tanta mendacidad, tanta organización de la infamia, tanta injusticia acumulada, multiplica con creces los sufrimientos padecidos por las cuestiones meteorológicas.

Sin tregua avanza este ejército de ocupación de la verdad, a la que atropellan con fábulas de finales imposibles y mordazas permanentes. Ocupantes de territorios ajenos, avasallan derechos y virtudes para asegurar la continuidad de sus acumulaciones de poder sin límites. Con artillería pesada destruyen décadas de construcción de industria nacional, de ciencia y tecnología soberana, de educación inclusiva, de libertades arrancadas con sangre a los dictadores.

Con la anuencia de millones de alucinados por cambios innecesarios, inyectados por medios farsantes, anuncian cada día nuevas ilusiones hechiceras, capaces de hacer soportar con felicidades tramposas, repeticiones de tiempos ya vividos, de dominaciones ya soportadas, de sueños ya perdidos.

Advertidos de que sus tiempos son breves, el avance es redoblado, ante el temor fundado de la reacción pronta a tanta desquiciante realidad. Ya visibles algunos de sus fracasos, sus apuestas se multiplican para profundizar los descalabros financieros y económicos el día que les toque abandonar el barco, cuando el océano popular lo invada todo.

Estirar ese tiempo es ahora su mayor anhelo. Acumular riquezas y poder, por los medios que sean, son sus objetivos inmediatos. Asegurar su hegemonía en las estructuras básicas de la sociedad, serán los mediatos. Dejar la cría de sus maldades mediante algún cómplice de poca estirpe política y fácil dominación, será el reaseguro de la continuidad con apariencia republicana.

La conciencia social, esa entrañable herramienta de los Pueblos libres, deberá desplegarse con todas sus habilidades, recapturando de las cárceles de la opresión mediática a los millones de engañados por la perversión del Poder. La lucha solo resultará victoriosa dejando a un costado las nimias diferencias politiqueras, instrumentos más propios de los ineptos pretensiosos, que de los verdaderos conductores capaces de liderar con fidelidad a su Pueblo.

Entonces, y solo entonces, cuando tal unidad real y honesta surja de entre las voluntades de la mayoría, el bochorno del padecimiento popular tocará a su fin. Y transitará su camino, honrando a quienes soñaron los mismos sueños y abrieron las rejas de las mismas opresiones, dejando sus vidas como ofrendas para alimentar nuestra memoria.