Marcelo Sain - Imagen de cadenaprovincial.com.ar |
Marcelo
Saín es uno de los más respetados criminólogos del país. Estudioso de
la problemática de la seguridad y la violencia institucional, consideró
que el gobierno socialista no está dispuesto a encarar una reforma de la
policía santafesina, a la cual caracterizó como el “cartel de la droga”
en la provincia. Saín sigue muy de cerca los acontecimientos que
tienen que ver con la problemática de la seguridad y la violencia
institucional en Argentina, la región y el mundo, y su voz aparece como
una de las más calificadas a la hora de analizar esos fenómenos.
A tal
punto, que todavía resuena en algunas crónicas políticas locales, la
caracterización como “cartel de la droga” que realizara a principios de
2012 sobre la policía santafesina. Ex interventor de la Policía de
Seguridad Aeroportuaria por encargo de Néstor Kirchner, el actual
diputado bonaerense de Nuevo Encuentro, a pesar de estar de vacaciones,
no desconecta ni un segundo. A raíz de un comentario que hizo en su
cuenta de twitter, sobre una reciente entrevista a
Máximo Sozzo con relación a la criminalidad en la provincia, decidimos
sacarlo de la tranquilidad de su escapada a la Costa Atlantica.
“Tal
cual comenzó el 2012, en 2013 parece profundizarse la violencia
relacionada con los narcos y la policía en nuestra provincia”, comenzó a
despuntar su pregunta –a veces un poco largas– este cronista de
Redacción Rosario, aunque no hizo falta que terminara. “No habría razón
para que no sea de esa manera, más allá de los hechos puntuales, porque
el negocio sigue y porque todo está estructurado y articulado. No cambio
nada”, respondió Saín, rápido, desde su móvil, en el inicio de una
charla que duró unos cuarenta minutos, que tuvo entre sus tramos más
ricos las propuestas de abordajes posibles frente a la agudización de la
problemática de la violencia en Santa Fe, y de la cual publicamos sólo
una primera parte, mientras que la versión completa podrá leerse en el
próximo número del periódico El Eslabón (también producido por la
cooperativa que edita Redacción Rosario, La Masa).
―¿Para vos la violencia con que arrancamos en Santa Fe este año es una consecuencia lógica de una situación que persiste?
―Claro,
no importa si es Carlitos, si es Pérez, si balean a un militante social
o matan a pibes por confusión. Lo que sea, pero estas cosas se van a
reiterar. Algo parecido pasó también en un ajuste de cuentas en Tres de
Febrero, donde mataron a tres pibes, en un vuelto de falopa. Bajaron de
un auto, los acribillaron y a otra cosa. Esto va a ser así.
―Considerás
que la situación de la provincia de Santa Fe o Rosario no difiere de lo
que está ocurriendo en otros lugres del país, como provincia de Buenos
Aires?
―No, ahí la gran diferencia está dada en que
cuando vos tenés un nivel de regulación policial que maneja el negocio
férreo, y distribuye la zona, y hay acuerdo entre los grupos que se
dedican al tráfico de drogas y a la vena de drogas, vos tenés un
contexto estabilizado, no tenés resolución de conflictos a través de la
violencia. En cambio cuando vos tenés violencia, es porque ocurren dos
cosas, hay conflictos entre los grupos que disputan porciones del
mercado o controles territoriales que le permiten controlar parte del
negocio; o la policía por diferentes razones levantó el pie del
acelerador de la regulación.
―¿Podrías definir más precisamente este concepto?
―El
concepto de regulación es protección de determinados grupos pero
también el establecimiento del límite para que no tenga visibilidad el
negocio y que no genere problemas de demanda social, de visibilidad
social, y problemas de escándalo político.
Eso es lo que garantiza
la policía. Un control del negocio, por eso le es funcional a la
política también. La policía te garantiza dos cosas con la regulación de
los mercados ilegales de drogas, pero también de otras cosas. Te
garantiza por un lado una forma de control del fenómeno criminal y de la
cantidad de crímenes, en el sentido de que lo mantiene en un nivel de
invisibilidad social y política, y por ende es una suerte de política de
seguridad a través del control ilegal de mercados ilegales. Por otro
lado se apropia de parte de la rentabilidad de esos mercados. Es decir,
el Estado se financia de alguna manera, con distintos criterios, eso
depende de cada situación, a veces se distribuye más, a veces menos
dentro de las policías; pero se financia también de esta manera.
En
algunos lugares ese dinero queda en el ámbito policial, yo creo que eso
es lo que ocurre en términos generales en la provincia de Santa Fe. A
veces el dinero escala a nivel político como ocurre en la provincia de
Buenos Aires. Eso es lo que a mi me hizo tomar distancia de la
afirmación que tuvo Larroque de «narcosocialismo»,
para mi no es así; para mi estos tipos son unos pelotudos, unos
incapaces, que los superó la situación y está demostrado que no tienen
chapa para dirigir estos temas, pero yo no creo que estiren la mano y
financien parte de la actividad política del socialismo con guita
proveniente de la cana y la falopa. En cambio en la provincia de Buenos
Aires sí ocurre eso, y se lo pudo ver claramente con el caso Candela.
―En una entrevista afirmaste que en Santa Fe la policía es el cartel de la droga. ¿En que sentido lo planteaste?
―En
el sentido que lo estoy describiendo. Es el grupo que tiene capacidad
de desarticular si quiere el negocio, pero no lo desarticula, participa
en él. Lo controla participando. Y es la instancia superior. No hay
ningún grupo narco con capacidad de contestación autónoma a la policía.
No se ha llegado a eso. Se va a llegar a ese punto, más pronto o más
tarde.
―¿Para vos aun que hoy sea sus socia, los grupos
narcos no dejan de ver a la policía como un poder distinto o a enfrentar
en algún momento en que la correlación de fuerzas les sea favorable?
―Obvio.
Siempre hay que estudiar caso por caso pero en general lo que se
producen son algunos grupos que tienen capacidad para imponerse por
sobre el resto, no siempre a través del uso de la fuerza, a veces es a
través de la articulación con el propio Estado, de saber negociar. En el
mundo del narcotráfico uno de los valores agregados de los
narcotraficantes más destacados es la capacidad de articulación y
negociación con el Estado. Una de las grandes virtudes de Pablo Escobar Gaviria
fue esa, el tipo era el mejor dentro de Medellín, que tenía capacidad
como para imponerse sobre el resto de los grupos en función de la
negociación con los sectores de la policía y con el resto del Estado
colombiano. No quiero hacer una analogía con Medellín, porque aquello
era de una escala mayor, con el agregado no menor de la rutas de
colocación del producto en Estados Unidos.
Acá va a llegar un
punto en el cual, cuando se logre eso, va a haber grupos o sectores
narcos con capacidad como para primero establecer una relación de
paridad con el gobierno y con el Estado, y después van a tener capacidad
de soborno y de control de porciones importantes del Estado y de
contestación armada.
―Una suerte de evolución de ese
mercado o esa industria del narcotráfico y de los cuadros que van
generando esas organizaciones de la economía ilegal…
―No
hay desarrollo de emprendimientos criminales complejos sin participación
estatal. El Estado está siempre presente, esta es la etapa donde el
Estado de una manera activa, como instancia superior, en otros momentos
el Estado es más pasivo. Pero esto es lo que está ocurriendo en Santa
Fe.
―Yo te proponía cuando combinamos la entrevista,
pensar la problemática de Santa Fe, sabiendo que desde tu óptica es
fundamental tener un trabajo a fondo, que comienza con un diagnostico,
pero desde el seguimiento que venís haciendo a los sucesos santafesinos y
a partir de tener cierta caracterización, debatir particularidades de
nuestro caso, y posibles abordajes a la situación que atraviesa la
provincia. ¿Cual es la importancia de elaborar diagnóstico técnico sobre
esta realidad?
―Eso es el ABC de cualquier política de
seguridad, si vos no tenés una capacidad como para sopesar el fenómeno,
no tenés capacidad para intervenir. Y el socialismo no lo quiere hacer
porque sabe que va a llegar a la conclusión de que el narcotráfico en la
provincia lo maneja el propio Estado, la propia policía.
―Que eso es algo que ya sabe.
―Sí,
pero si lo oficializan. Esa interpretación que todos tienen arriba de
la mesa, pero no oficial, los excluye de la obligación de tener que
intervenir. Ellos han construido la interpretación de que estos son
hechos aislados dentro de la policía santafesina, porque si reconocen
que acá hay una intervención regular, sistemática, de la policía, están
obligados a llevar adelante un proceso de reforma y depuración de la
policía que no se muestran dispuestos a hacer.
A lo largo de la
entrevista, Saín desgranó conceptos profundos, repasó experiencias en
distintos lugares del mundo en los que se enfrentaron reformas
policiales a fondo y desarrolló la idea de que en Santa Fe se debería
crear un Concejo de Seguridad con presencia de todas las fuerzas
políticas con representación legislativa, encabezado por el gobernador, y
en el que se convoque a especialistas santafesinos, nacionales e
internacionales que realicen un diagnóstico y elaboren un plan de
reforma policial de acá a dos años.
*Publicado por Redacción Rosario
Marcelo Sain es Especialista en Seguridad Democrática, doctor en Ciencias Sociales, Politólogo, docente e Investigador.
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