A veces cuando pienso que todo está perdido
Voy hacia alguna de las formas de la muerte
Me pego un tiro con una palabra
Que alguna vez me fue tan transparente...
La bella poesía de “El témpano”, de Adrián Abonizio, nos sirve para adentrarnos en esta extraña manera de gobernar (¿o de no gobernar?) que muestra el actual ejecutivo nacional. Envuelto en una pátina de verba peronista, no termina por aplicar los preceptos de esta doctrina tan cara al sentimiento popular de nuestro País. ¿Qué extremo se debe alcanzar para la reacción ante la incongruencia entre postulados y acciones? ¿Cuál es la cuerda que lo ata al relato neoliberal, un poco edulcorado, que termina siendo lo que prima por estos tiempos? ¿Quién o quienes le obligan a transitar este rumbo tan parecido al que otras veces nos hizo chocar de frente con el estallido de las peores miserias?
Con menos pasión que voluntad, sólo se atina a cambiar figuritas ministeriales, sin encarar con vehemencia un giro imprescindible hacia las banderas olvidadas, realizando una modificación arraigada en aquellas verdades que nacieron al calor de las necesidades ahora multiplicadas. Las disculpas repetidas, las incoherencias de las pobrezas masivas frente a las voluminosas ganancias de las corporaciones que parecen tomar, en realidad, las decisiones, no hacen sino acrecentar la dispersión de quienes confiaron en este gobierno, perdiendo expectativas ante lo profundo de la crisis y la permanente reacción tardía (cuando la hay).
Ni siquiera hace falta criticarlo al gobierno actual. Cae solo en la trampa tendida por los desenfadados destructores de la Patria, los permanentes enemigos enquistados en cada sector de poder real. Alimenta, con su exagerado afán “dialoguista”, a esa sarta de asesinos de la historia (y del Pueblo que la protagoniza).
Sustituye la natural y necesaria rebeldía contra las injusticias, con entrega de soberanía y cesión de las decisiones fundamentales, dejándonos al arbitrio de los monstruos neoliberales que acechan su regreso a la perversión profundizada. Demasiada cercanía al imperio, demasiado sometimiento a sus conocidos métodos extorsivos, demasiada colaboración con sus objetivos supremacistas, sólo nos traerán la derrota y el desatino del regreso de una historia que los pueblos ya no soportan.
La mentira cotidiana, las falsas noticias, los enjuiciamientos oprobiosos, el odio como método de acumulación de masas, la muerte acechando a la líder que propusiera la conformación de este Frente de Todos (que ya no es tan de todos), no parecen moverle un poco del razonamiento “consensuador” a este presidente que se muestra sin carácter para la conducción de este complejo momento nacional e internacional.
Antes que se derrumbe del todo esta débil estructura política, es imprescidible dar vuelta el discurso gubernamental, construir un nuevo puente hacia la conciencia popular, alimentar (en todo el sentido de la palabra) a los abandonados y empobrecidos de siempre, encender los corazones de los que sienten que la Justicia Social no se negocia, gritar de nuevo ante el enemigo las verdades que no mueren, confrontar al Poder Real con las armas de la razón popular, para no entregarse, para no aceptar la derrota anticipada, para construir un discurso que amalgame y revolucione a un Pueblo que no se rendirá, si sus conductores no lo hacen.
La lucha es de igual a igual
Contra uno mismo
Y eso es ganarla
No te pares, no te mates
Solo es una forma de más de demorarse.
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