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miércoles, 23 de diciembre de 2020

NAVIDAD SIN "FAKE NEWS"

Por Roberto Marra

La Navidad es la celebración del nacimiento de Jesús de Nazaret por el Cristianismo. Una fecha de tamaña significación para quienes adhieren a esta religión monoteísta, no tiene, aunque parezca extraño, una unidad de criterio en cuanto a su confirmación temporal. Las elucubraciones acerca de la fecha exacta del nacimiento de Jesús, han provocado no pocas controversias entre facciones del cristianismo, generando enfrentamientos y divisiones desde los inicios de esa milenaria manifestación religiosa.

Eso demuestra que, aunque con formalidades diferentes, la histórica búsqueda de “la verdad” ha sido atravesada, desde siempre, por eso que actualmente se ha dado en denominar como “fake news” (anglicismo que significa “noticias falsas”), tan profusametne utilizado por estos últimos años en los países de nuestra Patria Grande, donde el cristianismo cuenta con la mayoría de seguidores religiosos de la región. También nos muestra que en todas las esferas, tener “la razón” es una construcción buscada como método de poder sobre otros y otras, sin importar demasiado si tal “razón” se corresponde o nó con la realidad histórica.

Si aquel Hombre diferente, creador de una fe que fue capaz de sobrevivir tantos siglos, fruto de lo irrefutable de sus mensajes y la capacidad de generar esperanzas en los pueblos sometidos de entonces y de ahora, si ese Líder único y brillante pudo ser tergiversado manipulando incluso su fecha de nacimiento, poca esperanza puede quedar para el resto de los mortales hoy día, frente a la guerra sistemática de falsedades dispuestas para matar las mismas rebeldías que desataron en Jesús las miserias de los poderosos.

Claro que no sólo la fecha ha sido motivo de disputas entre las diversas facciones del cristianismo. Por allí también se colaron búsquedas del dominio de las conciencias mediante el uso de consignas aparentemente derivadas de las enseñanzas de aquel que le diera el nombre a toda una religión, mediante lemas vaciados de contenido, con el perverso objetivo de someter a poblaciones enteras, que sólo están en busca de una vieja esperanza de dignidades nunca alcanzadas (al menos, no del todo).

Malignos de todo tipo, “diablos” disfrazados de corderos empresariales, emblemáticos representantes de una oligarquía que busca siempre profundizar sus preponderancias y aplastar a los insumisos, nos someten a diario a un bombardeo sistematizado de noticias tan obviamente falsas como sus repugnantes dádivas cooptantes de voluntades débiles y “Judas” de nuestros tiempos. Sin solución de continuidad, las mentiras son el alimento de una maquinaria destructiva de la razón, el aceite que lubrica el empobrecimiento de las mayorías para solaz y goce de quienes, aún así, tienen la pretensión de llamarse “cristianos”.

En nombre de un falso Jesús se desaparecieron y asesinaron miles de personas en nuestra Patria. La vileza bendecida por espúrios representantes de una fe que jamás podrían sentir, permitió la reproducción de una “raza” de impíos que aún hoy continúan en el Poder real, ese que ataca día a día cualquier acción que pudiera significar la más mínima de las pérdidas para sus monumentales fortunas mal habidas. Ellos y sus amorales fabricantes de “fake news”, son la continuidad de quienes, allá lejos en el tiempo, clavaron al “populista” de aquella época en la cruz que pretendían ejemplificadora y terminante.

Hoy, cuando la fe está atravesada con martirios virósicos y maledicencias de los oscuros personajes devenidos en dueños de la “verdad publicada”, es tiempo de retomar las enseñanzas de aquel Líder, pero desprovistos ya de sus falsos traductores. La Navidad es un buen momento para recordar a aquel Rebelde iniciático, a quien, como a tantos líderes, hombres y tantas mujeres de todos los tiempos, quisieron eliminar de nuestras conciencias. Allá los enemigos del Pueblo y sus “falsas noticias” de una fecha que nada tiene que ver con ellos. Acá, de este lado de la vida, los sobrevivientes a sus calvarios, sabremos separar la paja del odio, del trigo de la esperanza popular. Y brindaremos por el regreso de los buenos tiempos, con la fe inquebrantable en construir una sociedad más justa, libre y soberana.

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