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jueves, 16 de mayo de 2019

VASALLOS DEL PODER

Imagen de "Clarín"
Por Roberto Marra
En plena debacle de su imagen ante la sociedad, el gobierno cambiemita logra, sin embargo, un éxito que le asegure la continuidad de su omnipresencia, aún en el caso que resulte derrotado en las urnas, como todo hace suponer que sucederá de no mediar un “milagro” derivado de un escrutinio amañado. Todo gracias al consentimiento de sus aliados estratégicos, ese extraño sector político autodenominado “peronista”, que con el aditamento de la palabra federal o renovador, intentan manifestar una pertenencia a una doctrina que aplastan con cada movimiento y cada voto.
El financiamiento privado de las campañas electorales aprobado en el Congreso Nacional, catapulta a los partidos políticos a convertirse en feudos de las grandes empresas, simples administradores de las decisiones de sus directorios empeñados en la continuidad del crecimiento de los beneficios para sus posiciones dominantes. Es la telaraña que atrapará a los pretendidos politiqueros “defensores de los pobres”, cuyas ligazones con los intereses populares son solo electoralistas, para después arrimarse al “fueguito” que les provee las prebendas que se constituyen en sus únicas ambiciones.
Ya denominarse “peronistas” es un oxímoron de sus actitudes negacionistas de las veinte verdades, que debieran ser las que sustenten las acciones de quienes pretenden serlo. Pero sus gestos reales indican que están muy claramente dispuestos a sostener justamente al enemigo del Pueblo, aunque siempre envueltos en una pátina verbal de defensa de las necesidades populares que ellos mismos arrastraron al abismo en que se encuentran.
El Poder siempre se la arregla para hacer sobrevivir sus privilegios. Le sobran medios, económicos y comunicacionales, métodos infalibles a la hora de enlodar las honras de sus adversarios y apabullar con falsedades las conciencias de los dominados de siempre. Ahora, con el “campo orégano” para sus aportes partidarios legalizados, traspasarán todos los límites propagandísticos, arrasarán con toda “justicia” publicitaria, si es que tal cosa pudiera existir con la honestidad que se requiere para dar transparencia a la voluntad popular.
Aún en el estado calamitoso en que se encuentra la desflecada “alianza” gobernante, demuestra el poderío que los sustenta, imponiendo su voluntad en un Congreso abierto solo a tratar lo que ellos deseen, no casualmente apañada por sus cómplices iniciáticos, verdaderos artífices de los “logros” legislativos cambiemitas, donde se huelen a componendas espúrias y a moral pasada a mejor vida.
La incógnita que surge de inmediato es saber que actitudes tendrán esos mismos ladrones de la más popular de las ideologías, a la hora de votar en el Parlamento que se conforme después de las elecciones. Lógico preguntarse si asumirán con la misma vehemencia la defensa de lo que se proponga desde un Ejecutivo opuesto a los intereses del Poder al que han venido respondiendo, invariablemente, hasta ahora. ¿Será también utilizada la famosa “gobernabilidad” como la razón para sus votos positivos? ¿O primarán antes los intereses de quienes les paguen sus campañas?
El “toma y daca” en su máxima expresión tiene ahora su propia ley. Asegurados sus “derechos” a hacer elegir por la fuerza de sus maquinarias propagandísticas a sus siervos politiqueros, harán trizas los restos de esta descompuesta “democracia”, trasformándola en un simple ejercicio de votos irracionales a los actores de una comedia dramática sin suspenso, porque el final lo saben todos, también los que son (aparentemente) engañados.
Sucia manera de transmutación ideológica han tenido estos vendedores de “humos peronistas”, que han basado sus acciones en el odio y la destrucción consciente de cada uno de los avances sociales logrados en la gestión anterior. Repugnante forma de manifestar tanto desprecio por la verdad, tanta agresividad verbal y real hacia quien intentaron de mil formas estigmatizar con corrupciones que, en realidad, son el peso que soportan en sus espaldas y guardan en sus bolsillos.
Les queda poco tiempo para intentar enlodar a su odiada enemiga ideológica. Les hará falta mucha “contribución desinteresada” de las empresas a las que no les interesa el País, sino sus ultrajantes ganancias. Pero ni así podrán atrapar a las mayorías vapuleadas por este gobierno genocida. No lo podrán hacer ni con sus actitudes réprobas ni con sus construciones discursivas ofensivas del honor ajeno. Y terminarán siendo solo un triste recuerdo de lo que son capaces los miserables conversos en vasallos del Poder.

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