Imagen de "Rosario Nuestro" |
Por
Roberto Marra
Expoagro
es una muestra agropecuaria a campo abierto, cuyos creadores y dueños
son los diarios Clarín y La Nación. A partir de allí, todo lo que
se diga y haga en esa feria está teñida de la ideología que
sustentan ambos conglomerados de medios sobre los asuntos políticos
de nuestro País. Y cada visita a la misma por parte de
representantes de los distintos niveles del Estado (o los candidatos
a serlo), se transforma en una clara manifestación de sus
posicionamientos ante el Poder, que de allí proviene ese “mercado
persa” agropecuario.
Sin
embargo, o en razón de ello, ahí los veremos al gobernador,
intendentes, legisladores y (por estos tiempos electorales)
candidatos variopintos, en sus recorridas sonrientes, ponderando sin
saber de lo que se trata o, todavía peor, siendo cómplices de
semejante acto de impudicia pseudo-productiva.
Siempre
pegados al Poder real, se aseguran de estar cerca de su calorcito
benefactor para la continuidad de sus cargos. Con temor reverencial a
la oligarquía que sustenta esta clara muestra del dominio productivo
agrario, arrastran sus ideas por el suelo embostado hasta
convertirlas en ese barro maloliente que contamina sus programas de
gobiernos y posterga eternamente la vida digna de sus supuestos
representados.
La
postergación del desarrollo nacional real, y también del
provincial, están atravesados por estas actitudes cobardes y
obsecuentes, degradantes de la acción política a la que están
llamados a ejercer con otros fines, olvidados el mismo día en que
pisan sus despachos institucionales y hundidos para siempre en cuando
llegan a pisar ese reducto de poderosos “feriantes”.
La
actividad chupamedística no se queda solo en quienes son esos
mediocres representantes de la pobreza ideológica que gobierna
nuestra Provincia. También se pasean por las calles de la Expoagro
los candidatos del Justicialismo, creyendo tal vez que sus presencias
serán respondidas con buenas intenciones de los “señores del
agro”. O, tal vez, algunos de ellos no sean tan “populares”
como dicen ser, o como el orígen cierto de este Movimiento que
dignificó la política nacional. Sea cual fuera la causa que los
lleva allí, terminan convertidos solo en claque del Poder, que los
terminará hundiendo en sus clásicas ciénagas de
“contraprestaciones”, que anularán las posibilidades de
concretar los planes de desarrollo que pudieran haber previsto.
Sin
solución de continuidad, los recorridos proselitistas no se
limitarán a esta “súper-feria”. Con las mismas pretensiones
seductoras del Poder, visitarán a los agroexportadores, donde les
asegurarán la continuidad de sus monstruosas ganancias a costa de un
fisco que no recibe más que monedas por esa actividad que, además
de llevarse los granos, nos deja la salud quebrantada por los
agrotóxicos.
Desde
hace demasiado tiempo, se suceden en nuestra Provincia, gobiernos
cuyos objetivos no son los que manifiestan en sus “libracos” de
programas que saben, de antemano, que no cumplirán. Sus arrastres
ante los amos del agro, no son otra cosa que la manifestación más
clara de sus intenciones e incapacidades, asumiendo sus limitaciones
mediante el desarrollo solo de lo que se presente como de mejor
impacto ante un electorado que, admitámoslo, no encuentra tampoco en
la oposición, valores y actitudes demasiado diferentes ante ese
Poder responsable directo del retraso que padecemos.
Es
que atravesar el miedo a las tapas de Clarín y La Nación (y los
medios locales afines), no parece ser tarea fácil. Solo resulta
posible para los (y las) auténticos valientes, los (y las) que nada
deben, los (y las) que son libres de carpetas y pasados indignos.
Solo podrán hacerlo quienes se atrevan a sostener las banderas en
alto de la justicia social ante estos oscuros representantes y socios
del imperio. Y se animen a no visitar los corrales del narcisismo
agrario, dejando que se hundan en su propia bosta.
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