Páginas

martes, 26 de febrero de 2019

LA BRUTALIDAD, AL DESCENSO

Imagen de "Chacanoticias"
Por Roberto Marra
Todos los días y a cada paso, nos encontramos con personas obcecadas en sus opiniones, creídas dueñas de certezas absolutas, ciegas representantes de supuestos principios inamovibles, cerrilles miembros de especies de sectas de vanidosos de sus brutalidades elevadas al cénit del pensamiento, irracionales sostenedores de verdades reveladas por algún libro mal leído o alguna teoría filosófica mal interpretada.
No se trata siempre de ignorantes, de iletrados, de gente sin escolaridad. Sus petulancias provienen de sus posicionamientos sociales erróneos, de sus creencias de pertenencias a alcurnias imposibles, de sus adhesiones a las expresiones y las acciones de miembros de la clase social a la que desea pertenecer para sentirse elevado por sobre sus orígenes reales.  
Tampoco es casualidad la actitud permanente, por parte de quienes dominan desde un Poder casi omnímodo los medios de comunicación, el impulso de esas actitudes desclasadas destinadas a convertir a una persona pobre en una pobre persona, atrayéndola al mundo de fantasía plastificada con mentiras estudiadas con el pérfido sentido de alienación encubierta con falsas pertenencias.
Se ha ido constituyendo así, un ejército gratuito de multiplicación del pensamiento que se pretende instalar como único, como método más que eficiente para reducir la rebeldía social contra las bestialidades del Poder. Un ejército que actúa convencido de su rol de integrante del muro que impide el avance de las ideas más auténticamente representativas de las necesidades populares.
Como se sabe, la burla, el escarnio, la degradación del otro, forman parte indisoluble de estos batallones de brutos. Los dogmas, religiosos o laicos, son la base ideológica de estos necios, que se lanzan al vituperio repetido para desmoralizar a sus contrincantes de ocasión. La irracionalidad, gérmen insoslayable para ser un “buen” bruto, los acompañará en sus ataques de iras incontrolables ante las palabras que pretendan desarmar a sus escasos y pobres argumentos.
En esta sociedad, convertida en campo de juego entre la verdad y la mentira, esta última está ganando por goleada. Tiene, hay que decirlo, la ventaja de ser dueña de la pelota, de la cancha, del silbato de los árbitros... y también de los brutos. Sin embargo, no cuentan con la razón. Ella no forma parte de ese entramado de circunstanciales miembros de “ganadores”, de esa rara mezcla de ricos y famosos con pobres alcornoques, incapaces de distinguir sus propias miradas en el espejo de la vida miserable a la que acarrean a las mayorias populares.
Será con esa razón, elaborada y re-eleborada mil veces por la experiencia popular, transitada pocas veces en la historia, pero demostrada artífice de los mejores días de esta Patria malherida, que se podrá reconstruir la fuerza capaz de derrotar al enemigo en su propia cancha, que no es suya por derecho sino por la invasión de sus prebendas y falsos sueños de grandezas egoístas.
Será la razón de un Pueblo convencido de sus fuerzas, conducidos por sus mejores líderes e iluminados por el fuego inacabable de los mártires que les precedieron, que dará vuelta el resultado y llenará de verdades el arco de la injusticia. Y los brutos... los brutos se irán al descenso junto a sus “amados” ricachones, a ese oscuro rincón reservado a los que no desean conocer la realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario