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jueves, 19 de julio de 2018

ACTIVIDAD PARANORMAL

Imagen de "Clarín"
Por Roberto Marra


Una definición de lo “paranormal”, dice que se trataría de aquello que no se puede explicar en base a la ciencia actual, que solo puede hacerse con una revisión de los principios establecidos por la ciencia y que, sobre todo, no es compatible con las percepciones, las creencias y las expectativas de la realidad. Su característica esencial es que parece provenir de fenómenos intelectuales de nuestras inconsciencias, como los presentimientos y las telepatías, y que están dotados de entendimiento, voluntad, intenciones, que quizás no son humanas, pero que se parecen a las voluntades e intenciones humanas.
Ahora que sabemos esto, podemos encarar el análisis de la conferencia de prensa del “presidente del cambio”. No de otra forma se podrían observar las respuestas (si es que así se las puede denominar) a las preguntas que se le hicieron. Solo asumiendo las características “paranormales” de este individuo, pueden llegar a comprenderse sus extrañas contestaciones, desconectadas con la realidad que percibimos el resto de los mortales.
Algunos especialistas en el estudio de lo paranormal, hablan de fenómenos caracterizados por la "obtención de información sobre el mundo exterior al margen de los canales sensoriales comunes". En esto, el presidente resulta todo un maestro, ya que la telepatía que domina a la perfección, le permite saber qué desea la mayoría de la población, en razón de lo cual se aplica con fervor a la satisfacción de ellas, a saber: disminuir sus salarios, aumentarles la tarifas, subalimentarlos, reducir las jubilaciones y otras linduras similares.
También es un ser con capacidad mayúscula en precognición, o sea el conocimiento de sucesos futuros, lo cual le permitió aseverar que habrá crecimiento, desarrollo, exportaciones, felicidad y alegrías garantizadas. No pudo, sin embargo, determinar el tiempo exacto en que esto sucederá, pero en cambio, gracias a su otra gran capacidad, la retrocognición, nos pudo hacer saber de hechos pasados que todos desconocemos, porque efectivamente, no sucedieron. Al menos para quienes no poseen sus capacidades paranormales.
Hay que reconocer que, muchas de las aseveraciones del “metapsíquico” presidente que supimos conseguir, han sido divulgadas como certezas absolutas durante años por esa especie de supra-realidad creada por los medios de comunicación, que hacen pie en los fenómenos paranormales para asegurar imposibles actos que habrían llevado a cabo las administraciones anteriores. El aparato judicial aporta lo suyo en ese ámbito retrocognitivo y, a falta de pruebas para condenar a los enemigos de su paranormalidad jurídica, sustentan las prisiones con precogniciones de evasiones imposibles y telepáticas manifestaciones de lugares de entierros de presupuestos robados.
También se le atribuye al conferencista en cuestión, la capacidad de telekinesia (con perdón de la letra “k”). Gracias a ella, millones de dólares se han movido desde nuestro País a lejanas regiones del Planeta donde no pueden ser detectados, en salvaguarda de los posibles futuros ataques de los fantasmas populistas, otra visión que estos paranormales están capacitados para observar con anticipación.
Nada escapa a estos seres tan especiales, uno de los cuales tenemos la rara ¿suerte? de tener en el máximo cargo de la Nación. Pero (siempre hay un pero) no parece ser éste uno demasiado entrenado en algunos temas, para cuyas respuestas no le alcanzaron sus idoneidades paranormales. Lo delató, en la susodicha conferencia, la presencia de un pequeño adminículo en su oreja derecha, a través del cual se podría colegir que se le pasaba información para saber que contestar cuando su paranormalidad no alcanzaba. O cuando quienes preguntaban no oficiaban solo de claque del Poder de turno.
Ahora continuará, ya distendido después de semejante esfuerzo mental, con su pasión parapsicológica por entender qué es eso de la pobreza, que tanto le molesta. Intentará, mediante su aptitud especial, perfeccionarse en el fenómeno de la combustión espontánea (de documentación comprometedora), para no dejar rastros de sus delirantes manejos financieros. Y, lo más probable, terminará apurando el conocimiento de la levitación, único modo que tendrá, cuando la “normalidad” retome las conciencias de los sometidos, para huir de una Justicia que algún día será (también) justa.

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