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Una
definición de lo “paranormal”, dice que se trataría de aquello
que no se puede explicar en base a la ciencia actual, que solo puede
hacerse con una revisión de los principios establecidos por la
ciencia y que, sobre todo, no es compatible con las percepciones, las
creencias y las expectativas de la realidad. Su característica
esencial es que parece provenir de fenómenos intelectuales de
nuestras inconsciencias, como los presentimientos y las telepatías,
y que están dotados de entendimiento, voluntad, intenciones, que
quizás no son humanas, pero que se parecen a las voluntades e
intenciones humanas.
Ahora
que sabemos esto, podemos encarar el análisis de la conferencia de
prensa del “presidente del cambio”. No de otra forma se podrían
observar las respuestas (si es que así se las puede denominar) a las
preguntas que se le hicieron. Solo asumiendo las características
“paranormales” de este individuo, pueden llegar a comprenderse
sus extrañas contestaciones, desconectadas con la realidad que
percibimos el resto de los mortales.
Algunos
especialistas en el estudio de lo paranormal, hablan de fenómenos
caracterizados por la "obtención de información sobre el mundo
exterior al margen de los canales sensoriales comunes". En esto,
el presidente resulta todo un maestro, ya que la telepatía que
domina a la perfección, le permite saber qué desea la mayoría de
la población, en razón de lo cual se aplica con fervor a la
satisfacción de ellas, a saber: disminuir sus salarios, aumentarles
la tarifas, subalimentarlos, reducir las jubilaciones y otras
linduras similares.
También
es un ser con capacidad mayúscula en precognición, o sea el
conocimiento de sucesos futuros, lo cual le permitió aseverar que
habrá crecimiento, desarrollo, exportaciones, felicidad y alegrías
garantizadas. No pudo, sin embargo, determinar el tiempo exacto en
que esto sucederá, pero en cambio, gracias a su otra gran capacidad,
la retrocognición, nos pudo hacer saber de hechos pasados que todos
desconocemos, porque efectivamente, no sucedieron. Al menos para
quienes no poseen sus capacidades paranormales.
Hay
que reconocer que, muchas de las aseveraciones del “metapsíquico”
presidente que supimos conseguir, han sido divulgadas como certezas
absolutas durante años por esa especie de supra-realidad creada por
los medios de comunicación, que hacen pie en los fenómenos
paranormales para asegurar imposibles actos que habrían llevado a
cabo las administraciones anteriores. El aparato judicial aporta lo
suyo en ese ámbito retrocognitivo y, a falta de pruebas para
condenar a los enemigos de su paranormalidad jurídica, sustentan las
prisiones con precogniciones de evasiones imposibles y telepáticas
manifestaciones de lugares de entierros de presupuestos robados.
También
se le atribuye al conferencista en cuestión, la capacidad de
telekinesia (con perdón de la letra “k”). Gracias a ella,
millones de dólares se han movido desde nuestro País a lejanas
regiones del Planeta donde no pueden ser detectados, en salvaguarda
de los posibles futuros ataques de los fantasmas populistas, otra
visión que estos paranormales están capacitados para observar con
anticipación.
Nada
escapa a estos seres tan especiales, uno de los cuales tenemos la
rara ¿suerte? de tener en el máximo cargo de la Nación. Pero
(siempre hay un pero) no parece ser éste uno demasiado entrenado en
algunos temas, para cuyas respuestas no le alcanzaron sus idoneidades
paranormales. Lo delató, en la susodicha conferencia, la presencia
de un pequeño adminículo en su oreja derecha, a través del cual se
podría colegir que se le pasaba información para saber que
contestar cuando su paranormalidad no alcanzaba. O cuando quienes
preguntaban no oficiaban solo de claque del Poder de turno.
Ahora
continuará, ya distendido después de semejante esfuerzo mental, con
su pasión parapsicológica por entender qué es eso de la pobreza,
que tanto le molesta. Intentará, mediante su aptitud especial,
perfeccionarse en el fenómeno de la combustión espontánea (de
documentación comprometedora), para no dejar rastros de sus
delirantes manejos financieros. Y, lo más probable, terminará
apurando el conocimiento de la levitación, único modo que tendrá,
cuando la “normalidad” retome las conciencias de los sometidos,
para huir de una Justicia que algún día será (también) justa.
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