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miércoles, 13 de junio de 2018

EL PARO

Imagen de "EmpresarioWeb"
Por Roberto Marra

“Se perderán tantos millones”, dirán. “Han elegido el camino de la confrontación, no del diálogo”, asegurarán. “Los únicos perjudicados serán los que sí quieren trabajar y no los dejarán”, espetarán. “El camino elegido solo retrasarán las soluciones”, explicarán. “Al País hay que ponerle el hombro trabajando”, expresarán sin sonrojarse quienes jamás lo hicieron.
Como ante cada medida de fuerza de los trabajadores, el Poder y sus gerentes se plantan con las mismas actitudes para rebajar sus causas al nivel de la irresponsabilidad de los dirigentes de las organizaciones de los trabajadoresy exaltar sus propios “esfuerzos” para brindarnos las soluciones que nunca (pero nunca de verdad), habrán de verse como resultado de sus actos.
Prometer es su virtud más destacada. Mentir es la herramienta de mayor dimensión para retrasar esas promesas al infinito. Relatar historias dignas del realismo mágico (sin su belleza narrativa), para inculcar antagonismos hacia los verdaderos defensores de los intereses de los trabajadores, ha sido su forma impúdica de alterar el desarrollo social, guiándolo hacia este presente plagado de pobrezas, anticipador de un futuro de miserias (casi) sin retorno.
Han tenido, hay que decirlo, mucha ayuda de ese trio de “bellos durmientes” de la CGT, tan servicial con el Poder como inoperante para con sus representados. A fuerza de empujones de la realidad, por imperio de los gritos de las calles, se han visto forzados a integrarse a las verdades de a puño expresadas por los sectores más lúcidos de los movimientos laborales. Han recibido el “beso” despertador de los otros dirigentes, los que no claudican, los que nunca abandonan.
Jamás dejan de ser lo que son, especuladores que calculan costos y ganancias ante cada estadío social y económico. Lanzan ahora un paro para descomprimir la ebullición callejera que está comenzando otra etapa, frente al recrudecimiento de la ferocidad neoliberal y sus “ajustes fondeadores”. Pretenderán, de esa manera, continuar en la consideración positiva de sus ¿representados?
Por supuesto, la negación es la actitud de los “cambiadores”, que no cambian nunca sus diatribas antipopulares, insistiendo con los manejos mediáticos que les pusieron la “alfombra roja” hacia el dominio de las debilidades masivas, barriendo bajo ese tapiz sus negociados y evasiones invisibilizados por la prensa amarillista y miserable, con la escoba ancha de los tribunales de la (in)justicia amañada.
Amenazas y prepotencias son las monedas corrientes de la “robocop” del subdesarrollo que oficia de ministra de (in)seguridad. Verborragia economicista sin sustento son las de los “conductores” de la economía, no más que simples mandaderos corporativos. Palabrerío ridículo del ministrucho de trabajo, abusador crónico de “empleadas domésticas”. Inutilidad verbal la del máximo endeudador de la historia, atrapado en un personaje que está cayendo en desgracia por su brutal perversión.
Así llegaremos a este paro tan pedido como postergado, con esos gobernantes decididos a aplastar la historia, a degradar los derechos y consumar sus estafas a como de lugar. Están juntando poder de fuego (real), están trayendo aliados imperiales. Están consumando un País para ellos, los oligarcas odiadores de obreros, despreciativos de Pueblos, exterminadores de futuros felices.
Tal vez se ilusionen con “descomprimir” la ansiedad popular. Y Puede que estiren un poco sus influencias mediatizadas. Pero el carro popular se puso en marcha y de él tiran millones de agobiados buscando el camino de una esperanza que no ha dejado de latir. Solo falta que las riendas sean tomadas por quienes mejor comprendan y representen a los únicos y eternos constructores de las sociedades justas: los trabajadores.

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