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viernes, 18 de mayo de 2018

LA LUZ DE LA OSCURIDAD

Imagen de "Taringa!"
Por Roberto Marra

El presente está muy oscuro. Oscuro también se lo ve al futuro inmediato. La oscuridad parece taparlo todo, velar las salidas, atravesar los caminos, obturar las ideas, anular las conciencias. Los negros porvenires abruman a los hombres y las mujeres, minan sus proyectos, desarman sus esperanzas. La negrura, paradigma del odio clasista hacia las pieles que la tienen como esencia, ahora eclipsa el entendimiento de los propios miembros de esa parte de la sociedad que no ve el espejo real sino el que le prepararon los que siempre les dominaron.
Son espejismos oscuros que reflejan verdades ajenas, visiones confusas, nubladas por cegueras promovidas por los que cortaron la luz, cristales ahumados que no dejan ver la verdad, solo el resultado de su confusión preparada por expertos de las comunicaciones enredadas, maquinaria infiel a los deseos populares y las necesidades humanas.
Incluso reunidos, los que no ven no logran atisbar el engaño que se les presenta. Aun los más sagaces pierden la brújula para salir del laberinto lúgubre que transitamos. Dentro de sus filas, también hay los que prefieren la luz apagada, para que no veamos sus oscuras traiciones, sus miserias promovidas como salvadoras, sus atajos a salidas narcisistas, arrojando las ideologías al profundo pozo ciego donde conducen a la sociedad.
En medio de esas tinieblas maléficas, sin embargo, todavía quedan pequeños puntos de luz. Son visibles solo para quienes desean verlos, para los que se niegan a aceptar la ceguera, para los porfiados portadores de la historia que no pueden olvidar. No son pocos, pero están dispersos. No logran verse entre ellos, pero intuyen sus cercanías, se rozan, se empujan a veces, se encuentran y se alejan, pero terminan conformando grupos, porque van comprendiendo la oscuridad, se incorporan colectivamente y arman sus esperanzas nuevas.
Como resulta lógico, alguna luz brilla más que las otras. Hacia ella se dirigen quienes entienden. Para allí van cuando descubren el valor de la unidad. Por ese camino le salen al encuentro los promotores del odio a la luz mayor, pero sus éxitos ya no serán posibles, porque esa luz se hace cada vez más clara, porque toma la palabra, conduce los corazones y las razones, rompe los espejos eclipsados y desarma las mentiras enredadas de los comunicadores de las arrogancias oligárquicas.
No era un túnel. No nos tenían preparada una luz al final de ese largo camino de ultrajes y miserias opresoras. Ahora los cegados verán la claridad del engaño y la maldad organizada para aplastar las certezas y destruir sus ilusiones. Serán ellos (seremos nosotros) quienes entonces podrán reconstruir una nueva autopista de esperanzas reales, ancha y veloz, hacia las viejas utopías que, ahora lo descubren, los estaban iluminando desde adentro.

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