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jueves, 5 de abril de 2018

FARSA INTERPELADORA

Imagen de "Portal de Noticias"
Por Roberto Marra
La cuestión del árbol y el bosque sigue funcionando de maravillas para el Poder. Sus “grupos de tareas” discursivos y mediáticos continúan triunfando por goleada ante la ¿ingenuidad? de casi todos los ¿opositores? Escenas preparadas por los duranbarbistas, son representadas al milímetro por esa especie de actores de la politiquería barata, verdaderas “estrellas” de la mentira organizada, mientras una especie de claque gritona solo atina a hacer lo que ellos esperan que hagan.
Las interpelaciones suelen ser verdaderas farsas programadas, destinadas a liberar presiones de una “olla” que siempre se destapa muy poco, solo lo suficiente para evitar que escapen las verdades que pudieran terminar con tanta impunidad. Un ministro va, sonríe con descaro, miente con malicia, provoca con deleite estipulado y termina por decidir de qué y cuanto se habla, sin importar el origen de la convocatoria y el fin de lo que debiera ser un acto de sometimiento a la constitucional manera de saber lo que pasa, pero de verdad.

Entonces uno mira con lógica frustración ciudadana semejante ejercicio de estas marionetas de los dueños de todo, convertido en pálida muestra de esa idealizada “democracia”, método sencillo de dominación expuesto con descaro ante la pasividad de las mayorías absortas ante las pantallas idiotizantes, que solo terminan repitiendo el ridículo credo pagano del “son todos iguales”.
Mientras este circo atendido por sus propios dueños nos distrae con comedias del absurdo, el regreso al pasado se verifica con la reaparición del trueque de miserias por miserias. La pobreza gana espacios a costa de la apabullante pasividad de sus víctimas, más preocupadas en seguir gritando odios inyectados con vacunas antipopulistas, en tanto se cierran escuelas y se abren comedores, se clausuran fábricas y se inauguran importadoras, se acaban con los cultivos y se importan alimentos, quiebran los comercios y se fortalecen los bancos.
El río revuelto de nuestra sociedad le está dejando pingües ganancias a los pescadores de poder. Sin vergüenza alguna, hunden sus redes en el mar de la desidia y la ignorancia programada, extrayéndole las riquezas a quienes ya casi nada tienen para fortalecer sus sucias cuentas en las guaridas fiscales de lejanos “paraísos”, justificadas con fruición por estos apasionados actorzuelos de banales representaciones pseudo-democráticas, en interpelaciones que terminan cuestionando a los interpeladores.
Y quienes debieran ser nuestros abogados defensores en el juicio permanente al que nos someten cada día, apenas si ven más allá de sus narices, que parecen nunca sentir el más que fétido aroma de la muerte de una sociedad conducida al embruteciento y la desesperanza por esta comparsa triste y desahuciante, cuyo perverso líder balbucea, cada tanto, alguna frase digna del “Planeta de los simios” al que nos guía.

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