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viernes, 10 de noviembre de 2017

GAMBETAS A LA REALIDAD

Imagen de "Goal.com"
Por Roberto Marra

La distracción forma parte de todos los deportes. La gambeta en el futbol, tratando de hacerle creer al rival que la pelota irá para el lado contrario a donde en realidad se deslizará, es una de las sustancias de ese popular juego. En el automovilismo existe algo parecido, cuando quien persigue a un competidor hace como que lo va a intentar pasar por un lado y de pronto cambia su trayectoria y desorienta al rival.
También en la política, esa imprescindible actividad humana transformada a veces en otro “deporte”, se suele utilizar la distracción para que no se conozcan los verdaderos objetivos que se pretenden alcanzar. Entonces aparecen las operaciones mediáticas, donde se habla hasta el hartazgo de temas y personas que no significan nada para los intereses reales del Pueblo mientras, subrepticiamente, sucede lo que en realidad importa.
Una de las gambeteadoras por excelencia en este mundillo de la politiquería mediatizada, es la diputada Carrió, ahora electa senadora. Mascarón de proa de un gobierno acostumbrado a engañar, cumple con su sucia tarea distractiva a la perfección, acompañada por el periodismo de toda laya, que pasa horas hablando sobre las bestialidades de esa energúmena social, mientras suceden hechos que cambian de verdad la vida de millones de personas, bajando salarios, atrasando jubilaciones o disminuyendo presupuestos de salud y educación, entre otras linduras.
Llama la atención que algunos honorables miembros de ese mundo de la crónica diaria, caigan en tan evidentes piruetas de la abominable chaqueña, cuando está a la vista su objetivo. Más todavía resulta inaceptable la participación estúpida de muchos políticos de mejores prosapias en esos paneles vergonzosos, donde la idiotez mediática prevalece sobre la degradación de las necesidades reales de la población.
Los escandaletes de Carrió pasan, pero los dramas provocados por las medidas que ocultaron, quedan. Cuando se descubre la burla, los burlados intentarán reaccionar, aunque tarde. La pelota ya habrá pasado y nos meterán otro gol en este partido que estamos perdiendo por goleada.
Pero, al igual que en el popular deporte, es posible dar vuelta el resultado. Para eso, el camino será poner los mejores jugadores en la cancha, capaces de ignorar los contorneos de los falsificadores de la verdad y avanzar masivamente hacia el arco de la nueva oportunidad. Esa que, tal como la pelota de Maradona, no deberá mancharse jamás por las sucias maniobras de los dinosaurios políticos y la vergüenza de los traidores de ocasión.

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