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lunes, 7 de agosto de 2017

CANDIDATOS CON IDEAS, SE BUSCAN

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Por Roberto Marra

Se suelen leer algunas opiniones de reconocidos periodistas rosarinos, acerca de las características que se están dando en estas elecciones para concejales, que resultan francamente distorsivas de realidades mucho más complejas, que eso de decir que hay dos o tres “candidatos serios” y los demás son poco menos que adornos.
Es que, en realidad, con esas manifestaciones ligeras sobre las complejas situaciones de cada uno de los sectores políticos que participan, solo se terminan por profundizar aquellos males que se pretenden mostrar como producto de la multiplicidad de “oferta” electoral.

La verdadera causa de la presencia de tantas listas de candidatos es la falta de resolución de los principales y más importantes problemas que enfrenta la Ciudad. Surgen, de esa manera, en muchos sectores de la vida política rosarina, la necesidad de buscar otros rumbos y otras bases para crear posibilidades de desarrollos que no se terminan de encarar por ninguno de esos denominados “candidatos serios”.
Claro que la multiplicidad de candidaturas no asegura nada mejor, si detrás de ellas no existen propuestas concretas, coherentes y factibles. Seguro que los ciudadanos buscan a quienes les den muestra de saber que sus propuestas tengan correlato con los conocimientos que se precisan para impulsarlas. Y también con las trayectorias personales, que abonan o no esas posibilidades.
Lamentablemente, los aventureros pululan en este ámbito electoral. Traen consigo las miserias de sus pretensiones personales y poco más que ello. Todo se resume en algún slogan referido a virtudes obvias o frases pegadizas sin mencionar nunca, una sola propuesta concreta y válida.
Pero ese aventurerismo de muchos, no debiera tapar la existencia de los pocos que sí manifiestan idoneidad, experiencia y voluntad para llevar adelante lo que proponen en los papeles. Papeles que, por otra parte, brillan por su ausencia en la apabullante mayoría de los casos, demostrando un alto grado de improvisación, que solo se logra esconder con el velo de una publicidad de costos casi obscenos.
Escrudiñar entre tanta oferta electoral puede parecer una tarea difícil y hasta molesta. Pero resulta imprescindible para no dejarse seducir por los eternos candidatos de cartón, que solo muestran sonrisas amplias e ideas muy, pero muy pequeñas, con el gastado objetivo de cambiar algo para que nada cambie.

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