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viernes, 9 de junio de 2017

LA DISTRACCIÓN DE LA CORRUPCIÓN

Imagen de Conclusión – Diario Digital Rosario
Por Roberto Marra

En todo el Mundo hay operaciones mediáticas con fines políticos. Es algo que se viene practicando desde hace mucho tiempo. Convencer a la población de que algo que no sucede, es de existencia real, es una tarea que distintos gobiernos, en su mayoría conservadores, llevan a cabo para distraer de los verdaderos problemas generados por la aplicación de sus programas económicos y políticos.
En nuestro País, esas maniobras distractoras son la base comunicacional del macrismo para instalar realidades inexistentes y necesidades inventadas, con lo cual lograron sus objetivos de llegar al gobierno. Pero todos sabemos que para sostener una mentira, hay que profundizarla. Por lo cual estamos ahora en medio de un mar de falsedades mezcladas con algunas verdades, lo que imposibilita el entendimiento de la mayoría de los ciudadanos de lo que en realidad sucede.
Las manipulaciones preferidas han sido basadas en temas de corrupción política. Ese caballito de batalla le ha dado aire al actual mandatario y sus Ceos para continuar aplicando planes económicos devastadores, enviando a sus antecesores a disputas tribunalicias permanentes, gracias a la connivencia con un Poder Judicial grotesco, que hace rato se sacó la careta del republicanismo.
Han contado con la colaboración de engreídos personajes mediáticos, que aseguran ser periodistas, que han sido y son quienes aleccionan a los incautos televidentes, oyentes y lectores, sobre los terribles desfalcos que (afirman ellos) habría cometido la administración anterior. Los propietarios de esos medios oligopólicos han acumulado tanto poder, que se dan el lujo, cada tanto, de “retar” al mismo presidente que ellos elevaron en la consideración pública, cuando éste no cumple con alguno de los mandatos que han pactado.
Pero la realidad es tan porfiada como el clima, y suelen aparecer tormentas antes que lo esperado por los perversos planificadores de nuestras desgracias. Sus propias operaciones se les vuelven, a veces, en contra. Es ahí cuando intensifican todavía más sus persecuciones ideológicas y judiciales, descargando en las espaldas de los eternos condenados sin juicio previo, los nefastos resultados de sus propias torpezas.
Perseguidos por sus propias y reales corrupciones, las que involucran multimillonarias estafas al Estado como empresarios y desde hace décadas, aceleran sus delirantes “ajustes” para huir hacia adelante, arrastrándonos a todos hacia el precipicio de la decadencia y la miseria. Lejos del heroísmo de los capitanes de barcos, serán los primeros en abandonarlo para salvar sus pellejos y sus fortunas mal habidas, mientras millones de agredidos por sus medidas, con el agua al cuello, continuarán extasiados, viendo en las pantallas la enésima entrada en tribunales de su odiada rival.

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