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martes, 25 de abril de 2017

PRIORIDADES URBANAS

Imagen de Portal de Noticias
Por Roberto Marra

La ciudad es de todos. Como slogan, suena bien, como realidad, muy poco veraz. Sobre todo cuando vemos la atención que se le brinda a ciertos sectores urbanos, mientras otros permanecen invariablemente desatendidos o postergados. El actual proceso de reformas y embellecimiento del microcentro de Rosario es una muestra cabal de las prioridades elegidas.
Lejos de afirmar que no deben realizarse trabajos para mejorar la accesibilidad, la priorización del peatón y la agilización del tránsito automotor en esta zona, sí se puede decir que, dado el contexto que atraviesa la economía nacional y su repercusión en la sociedad rosarina, debe priorizarse siempre todo lo que signifique paliar esas consecuencias directas, relacionadas con el empobrecimiento, la pérdida de empleos y sus lógicas derivaciones sobre la salud psíquica y física de los ciudadanos.
Nadie es inocente cuando de hechos políticos se trata. Determinados desarrollos urbanos manifiestan intencionalidades de exponer obras muy visibles, cuyas características físicas muestren diseños urbanos llamativos, siempre impactantes para la población que recorre esos sectores diariamente, aunque no habite en esos lugares. Se genera así, una voluntad positiva del ciudadano hacia la administración, aun cuando no le signifique cambio alguno para su condición  de vida real.
Más contrastante resulta, cuando vemos que el Ejecutivo Municipal pretende gestionar un crédito en divisas, en momentos en que el valor agregado producido por la Ciudad ha disminuido y promete profundizarse más todavía, debido al ataque feroz que la política económica de la Nación está generando sobre la actividad productiva de la propia ciudad y de su zona de influencia, que han sido históricamente fundamentales para el sostenimiento de nuestro Municipio.
Por más facilidades que se digan tener para la obtención y el pago de semejante empréstito, repercutirá inevitablemente sobre el corto y mediano plazo en las arcas públicas. Además, con la coparticipación en caída, gracias a las quitas en las retenciones de la producción de soja, de donde se extrae gran parte de lo que recibe la Provincia y se deriva a la Ciudad.
El estadista se ve en la priorización de sus acciones. Una urbe como la rosarina puede y debe gestionarse con la mayor atención en la vida de sus sectores populares postergados, en su quinta parte de población que vive en medio de la miseria y la desatención, en los pequeños comercios e industrias a punto de perderlo todo si nadie los auxilia, en los efectores de salud pública, cada vez más demandados por imperio del empobrecimiento y la desocupación.
Como en la vieja y repetida historia de la primacía entre el huevo o la gallina, nos enfrentamos a un desafío que solo se podrá resolver virtuosamente cuando se entienda la inutilidad de tener hermosos paseos céntricos vacíos, donde solo se puedan ver locales desocupados con carteles de: “Se alquila”.

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