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lunes, 24 de abril de 2017

CINE DE TERROR

Imagen de Lainformacion.com
Por Roberto Marra

Mientras el mundo observa, embobado, esas pomposas fiestas yanquis de entrega de premios cinematográficos, la verdadera cara de los pretendidos dueños del Planeta espera agazapada, oculta tras las pantallas de esas felicidades efímeras, la oportunidad para destrozar la vida de millones de personas, que son las mismas que miran extasiadas los festines obscenos de los cómplices culturales del dominio mundial.
Con idénticos libretos que las historias hollywoodenses, renuevan sus vejaciones a los pueblos con andanadas de plomo y explosivos, material que termina siendo más noble que sus espíritus vacíos y sus almas inexistentes. El casting disfrazado de “elecciones libres”, que utilizan para elegir sus líderes, entrega cada tanto una “figura estelar” que se parece demasiado a los malos actores de los filmes de terror que tanto predicamento han logrado.
Los libretos no varían demasiado, porque los libretistas nunca cambian. No podrían hacerlo, porque son ellos los dueños de la industria y los productores ejecutivos del inmundo oficio de matar personas y destruir países enteros, siempre con el imaginario fin de salvar la humanidad de un enemigo, que solo lo es, de ellos.
Las locaciones siempre son convenientemente lejanas. El horror, desde lejos, parecerá siempre menor. Además, los efectos especiales habrán de convertir la realidad sangrienta en espectáculos de humos y fuegos de artificio, donde las personas, desde lejos, solo parecerán hormigas a las que se hace imprescindible aplastar con las botas de la perversión invasora.
Después vienen los tiempos de la venta de la película del terror mortal a todo el Mundo. Los distribuidores locales, siempre empeñados en contar con la complacencia de sus patrones, harán lo imposible por repartir por el territorio nacional las imágenes convincentes de las hazañas asesinas de los salvadores mundiales, además de replicar, como buenos alumnos, esos cinematográficos métodos sobre sus propios espectadores.
También acá hicieron su casting nacional para elegir un director que, aunque con pocas luces, alcanza para aplicar las miserables enseñanzas destructivas e irrazonables con las que están rodando la película de sus sueños que, como ya se está revelando, será otra  pesadilla para sus espectadores. Una película que, para colmo, ya la vimos.

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