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La búsqueda de la felicidad es permanente en los seres
humanos. Y se podría decir que el concepto de felicidad pudiera tener tantas
definiciones como habitantes hay en el Mundo. Sin embargo, gracias a la persistente y centenaria labor publicitaria de los dueños
del Poder, se han ido generando conceptos uniformes sobre la felicidad,
aceptados por la mayoría de la población.
Pero, ¿cuál es el interés de esos poderosos planetarios para introducirnos esas ideas sobre el bienestar, la tranquilidad, la seguridad, el placer y tantas otras cosas que involucran la percepción de la felicidad? La respuesta lineal y sencilla que aparece de inmediato es: aumentar el consumo de todo lo que está asociado a la “felicidad capitalista”, para acrecentar las ganancias de quienes manejan las estructuras productivas.
La posesión de cosas, cualesquiera sean, siempre que la
publicidad lo indique, es la forma de la felicidad más consentida en estas
sociedades, donde tener equivale a ser mejor, donde la acumulación de bienes es
señal de distinción, donde los ricos son admirados solo por eso, por serlos. Por
esa razón, no habrá nada más importante, para quienes no lo sean, que tratar de imitarlos, para parecerse,
aunque sea un poquito, y así acercarse a sus niveles de “felicidad” tan envidiados.
Esta cuestión de clase, que se da en todo el Mundo, en Argentina
tiene una particularidad, que hace a la idiosincrasia de sus habitantes,
condición que no es solo herencia de los ancestros europeos, sino que ha sido
alimentada por la perversa y oligopólica maquinaria capitalista de comunicación.
Ese “sello” nacional es de color verde. No se trata de una sana posición
ecologista de la población en defensa del medio ambiente. Nada de eso. El verde
tan buscado es el de los billetes que fabrican los admirados “amos del Mundo”. El
dólar es el fetiche de nuestra sociedad colonizada.
Convencidos de su salvación económica, apenas logran preservar
unos pesos de la cotidiana vorágine inflacionaria, los émulos de los burgueses acaudalados
corren a los bancos, o a las casas de cambio, o a los “arbolitos” (otra
similitud con lo ecológico), para hacerse de esos apetecidos billetes y
ponerlos bajo sus colchones.
Defenderán sus “derechos” a comprar dólares, aun a costa de la
destrucción de la economía nacional, de la producción y el trabajo. Odiarán a
los gobiernos que les impidan hacerlo, aunque eso signifique disminuir las desigualdades
sociales. Nada peor (aparte de no poder comprar dólares) que los pobres dejen
de serlo. ¿Contra quienes, sino, podrán ejercer sus miserables actos de
soberbia pequeñoburguesa, remedo de la que soportan de los poderosos a los que
envidian?
Ahora, con los gerentes del Poder adueñados del Estado en
forma directa, creen, cándidamente, que la bonanza verde se multiplicará y los
acercará más a los anhelados niveles de consumo de los ricos y famosos. Pero el
Poder solo alimenta a sus propios integrantes. Las sobras que resignan, solo
son para multiplicar aún más sus riquezas. La verde felicidad tan buscada, que
parecía ya al alcance de la mano, se transformará en la triste conclusión de una
comedia, en la que lo único verde, será el doliente telón de un final que no se
quiso ver.
LOS VERDES SON IMPRESOS SIN RESPALDO Y LE DAN VALOR LOS PAISES QUE LOS ACEPTAN, SUPONGAMOS POR UN MOMENTO QUE 10 PAISES SUDAMERICANOS HICIERAN UN GRUPO UN BANCO Y PUSIERAN CADA UNO 50 MIL MILLONES SACADOS DE DONDE SEA DE SUPBI PRESTADO COMO SEA, Y QUE FUERAN CON ESOS 500 MIL MILLONES DE DOLARES A COMPRAR TIERRAS Y ALGUNAS EMPRESAS A ESTADOS UNIDOS, LA PREGUNTA ES LOS DEJARIAN????
ResponderEliminarY SI FUERAN LOS EUROPEOS CON UNA TERRIBLE CANTIDAD DE EUROS IMPRESOS CON POCO RESPALDO A COMPRAR TIERRAS Y EMPRESAS A USA, LOS DEJARIAN???
LA CEROVALIA ES UNA ESTAFA TONTA, QUE ASEGURA EL FLUJO DE MERCADERIAS DE LOS PAISES POBRES A LOS RICOS.
PERO SI SE ABUSAN DEL ASUNTO, LOS DOLARES, LOS EUROS Y OTROS DEJARIAN DE SER ACEPTADOS , DE HECHO ESTAN TENIENDO PROBLEMAS HASTA DENTRO DE USA Y HASTA DENTRO DE LA EUROZONA DE LA QUE ESTAN PENSANDO SALIRSE YA VARIOS.