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miércoles, 19 de noviembre de 2014

CEPO MEDIÁTICO CONSERVADOR: LA ARGENTINA COMO LA REPÚBLICA BURUNDI DEL PLATA

Imagen Tiempo Argentino
Por Federico Bernal*

El cepo mediático de la semicolonia insiste en aislarnos del mundo real. El mundo real confirma el grado de aislamiento argentino con un G-20 adoptando nuestro enfoque para los procesos de reestructuración de deuda soberana y los fondos buitre. Aisladísimos sin dudas, como vaticinaba el diario La Nación: "Sin la presencia de Cristina Kirchner en la cumbre y con el país anfitrión apoyado por otras potencias que se oponen a tratar el espinoso tema de los fondos buitres, todo indica que los planteos que pueda hacer el ministro de Economía Axel Kicillof contra los holdouts en Australia sólo quedarán en pura retórica" (15/11/14). La Pandilla del Barranco está que trina; su cepo mediático aprieta y asfixia sin ton ni son. La semana pasada y en relación al proyecto Argentina Digital, proponíamos comenzar a quebrarlo entrevistando especialistas en TIC y telecomunicaciones del Primer Mundo.
Convocamos a tales efectos al doctor Antonio Cordella de la Universidad de Londres. Sus opiniones acerca de la progresividad de la futura ley y sus similitudes con la legislación europea se dan de bruces contra el relato conservador y su estrategia de hacer pasar por "bárbaro" lo que la "civilización" europea y estadounidense aplican desde hace más de medio siglo a la hora de combatir las prácticas anticompetitivas del mercado. Con la intención de seguir aportando a un debate sensato y fructífero, proseguiremos con las opiniones del experto italiano Cordella, sumando en esta oportunidad las del profesor del Departamento de Economía Aplicada y Estadística de la Universidad Nacional a Distancia (España) y egresado de la Universidad Carlos III (Madrid), doctor Juan Antonio Vicente Virseda. ¡No queremos ser modernos ni soberanos sino la República Burundi del Plata!, gritan desaforados desde los tablones y corrales de La Rural, posadas sus miradas en el destello permanente del ARSAT-1 que los obsesiona. Explicaremos por qué gritan lo que gritan, por qué los trastorna el populista satélite y por qué quieren de modelo a la empobrecida nación africana Burundi.

SATÉLITE GEOESTACIONARIO EN CONTEXTO. Mitre y Magnetto saben muy bien que el proyecto Argentina Digital no puede comprenderse (ni defenderse) sin su vinculación con la creación de AR-SAT, la Ley de Medios, la fibra óptica, los reactores nucleares, etcétera. De hecho, el paso fundacional que justifica el referido proyecto fue, como oportunamente señaló el ministro de Planificación Federal Julio De Vido, la anulación de la concesión del espacio radioeléctrico en poder de la empresa francesa Thales Spectrum por Néstor Kirchner a nueve meses de su asunción. Como el especialista europeo Antonio Cordella carece de los conflictos de interés de los empleados de Mitre y Magnetto le pedimos que contextualice el hito del ARSAT-1: "Dado que la información se está convirtiendo en el combustible de la economía del siglo XXI, el hecho de poseer la infraestructura y de proporcionar tecnologías de vanguardia para apoyar a la economía digital es un recurso estratégico clave para fomentar el crecimiento económico nacional. Ser (que la Argentina sea) uno de los pocos jugadores en materia de satélites de comunicaciones permitirá con certeza no sólo transmitir la información de manera independiente sino que también colocará a la Argentina en una posición destacada en el continente, en este sector clave. La tecnología es un pilar fundamental para la nueva economía y representa una condición previa para el crecimiento económico en este momento de grandes retos. La capacidad de tener éxito en las industrias de alta tecnología es una señal de que la economía está preparada para afrontar el gran desafío de desarrollar innovaciones tecnológicas de vanguardia y no tan solo de embarcarse en el uso de los dispositivos tecnológicos ya existentes. El éxito del proyecto ARSAT-1 es un buen indicador de que la Argentina ha comprendido que estar a la vanguardia de la economía digital no sólo requiere de la utilización de dispositivos tecnológicos de avanzada sino de ser independientes en lo que se refiere a la transmisión de la información y a las telecomunicaciones. La generación y transmisión de información de manera independiente ya es una premisa clave para la planificación económica a mediano y largo plazo. Dada la creciente importancia de las TIC, tanto en el ámbito privado como en el sector público, esta premisa se tornará aun más estratégica en un futuro próximo." En igual dirección se expresó Vicente Virseda: "Uno de los factores clave que diferencia a las economías más desarrolladas es la intensidad y el grado de desarrollo de las actividades TIC. Desde esta perspectiva, el hecho de que la Argentina se configure como el octavo país capaz de desarrollar esta tecnología (la satelital geoestacionaria) se puede considerar como un importante efecto spill-over en términos de marketing, puesto que posiciona a la Argentina como un país particularmente avanzado en términos de marca, con un importante potencial de desarrollo económico y comercial. En un futuro próximo, la marca Argentina podría ser sinónimo de productos innovadores, sostenibles y tecnológicamente avanzados, y puede tener efectos significativos en términos de exportación, ahorro e inversión, convirtiéndose en un foco importante de atracción de cara a la inversión extranjera." Los contactos de los entrevistados están a disposición de Nelson Castro, Marcelo Bonelli y la conductora de "Argentina para Armar".


"ARGENTINA CONECTADA" EN CONTEXTO. El tratamiento mediático que los representantes de la semicolonia dieron al lanzamiento y puesta en órbita del ARSAT-1 fue lógicamente vergonzoso. Pero mal que le pese al criticado satélite, al menos logró ocupar algo de la reservadísima y monopólica celulosa de nuestra oligarquía que supimos conseguir. Otra es la suerte del programa Argentina Conectada y sus notables desarrollos, absolutamente removidos de las páginas impresas y virtuales del conservadurismo criollo. Censura total. El objetivo del cepo mediático es idéntico al señalado en la introducción, aunque a micro-escala: aislar entre sí (divorciar) las medidas tomadas en determinado sector para que todo quede producto de un arrebato de trasnochados, inconexo e irracional. Las zonceras del cortoplacismo y la "ausencia de planificación" caen pues como fruto maduro. Cordella juega de Jauretche y las contrarresta así: "Este plan [Argentina Conectada] refuerza lo ya dicho. Ofrecer un acceso estable, rápido y confiable a la infraestructura de información necesaria para apoyar una economía basada en esta última, es una condición sine qua non para el desarrollo de esta nueva economía y para potenciar una nueva ola de desarrollo socio-económico... El acceso universal a Internet de alta velocidad es un objetivo mundial que está lejos de ser alcanzado incluso en los países más desarrollados." Consultado también sobre "Argentina Conectada", Vicente Virseda va aun más lejos: "La provisión de servicios de comunicación universales, ya sean públicos o privados, contribuye a preservar los derechos fundamentales de la libertad expresión y de participación en la vida pública de los ciudadanos, y permite la formación de una opinión pública informada, elemento imprescindible en el desarrollo de una sociedad libre y democrática... Por último, los servicios recreativos son también esenciales en la construcción de una sociedad moderna..." Finalmente y sobre la importancia de "Argentina Conectada", Cordella señala que "si la Argentina es capaz de concretar este proyecto habrá una increíble transformación en cuanto a las oportunidades económicas que se abren dentro del país y, especialmente, en sus zonas menos desarrolladas... a fin de generar valor público de larga duración". Haría bien la Fundación de la señora Silvana Giudici de nutrirse de especialistas com.o los aquí citados y sus conceptos de "libertad de expresión", "opinión pública informada", "sociedad libre y democrática", "oportunidades económicas en sus zonas menos desarrolladas" y generación de "valor público de larga duración", entre otras horribles pesadillas para el relato conservador.
INTRODUCCIÓN A LA REPÚBLICA DE BURUNDI. En noviembre de 2012, la Fundación Heritage divulgaba su iniciativa para expulsar a nuestro país del G-20 y terminar con su status de socio extra OTAN. La segunda propuesta, herencia de nuestra nefasta participación en la Primera Guerra del Golfo (1991), por suerte triunfó. La primera, por suerte para los pueblos oprimidos del mundo, no se ha concretado aún. Proponía la Heritage entonces (en nota del 26/11/12): "La membresía argentina del G-20 debe ser cuestionada. Por ninguna medida de su desempeño económico la Argentina todavía merece un asiento a la mesa del G-20. No es una de las 20 economías más grandes del mundo. Se ha negado a permitir que el FMI revisara sus cuentas públicas desde el año 2006, por lo que es la única nación del G-20 que no se somete a revisiones anuales. En 2005, la Argentina ayudó a frustrar las conversaciones de libre comercio con los Estados Unidos a escala hemisférica... y según el Índice de Libertad Económica de 2012, ocupa la posición 158 de 179 países (después de Burundi)". Imagínese el lector el poder que la Argentina del Bicentenario tiene para, efectivamente y como se queja la Heritage, mantenerse en el G-20 a pesar de darse el insólito lujo de ser el único miembro que impone sus condiciones al FMI, que cumplió el ignominioso papel de contribuir al fracaso del ALCA en 2005 y que además se ubica casi cola en el bendito ranking de la libertad económica, pegaditos a la República de Burundi. Y como si todo esto fuera insuficiente, ahora la populista Argentina consigue, en perfecto trabajo de pinzas con su rutilante triunfo en Naciones Unidas, que las 19 economías más poderosas del planeta incorporen en su agenda la cuestión buitres en las restructuraciones de deuda soberana.
LA BURUNDI DEL PLATA. El cepo mediático del relato conservador es bidireccional. Hacia adentro: oculta a la plebe la devastación que las políticas neoliberales provocan en el Viejo Mundo, y censura los pocos (y progresivamente demolidos) pilares del Estado de bienestar europeo que todavía subsisten; hacia afuera, hacia sus socios extranjeros para una división internacional del trabajo que nos reserva el eterno status semicolonial: nos presenta como la República de Burundi del Plata, empobrecida, autoritaria y al borde de la guerra civil. ¿Por qué? Imagine el lector la gracia que le debe causar al señor Luis Miguel Etchevehere de la Sociedad Rural saber que sus actuales y potenciales socios de la Pérfida Albión nos vean como nos ven: persuadiendo al G-20, enviando satélites propios al espacio, elaborando y aprobando leyes antimonopólicas como tienen en Europa, 30.000 km de fibra óptica tendida, etc. ¡Eso no pega mucho con la Burundi del índice de la Heritage! La seguridad jurídica de la dominación económica, política, tecnológica y cultural con la que el granero del mundo ha venido sirviendo en bandeja de oro a la Nación para feliz desguace de los mercados se viene a pique. Qué oportuno cuando el ministro De Vido, al explicar los orígenes de Argentina Digital, señalaba que en 2004 éramos uno de los tres países en el mundo con el espacio privatizado, junto a la República Gabón y Burkina Faso. Burundi está pegadito a ambos. Pero en Burundi siquiera vale la pena ya privatizar nada porque fue saqueada de todo. Esta nación africana, con una economía pastoril y con más del 80% de la población bajo la línea de pobreza, se independizó de Bélgica en 1962 pero no es soberana. De allí que casi medio siglo después de "independientes" su pueblo no haya podido revertir aún el lastre colonialista. En Burundi las élites locales y los inversores extranjeros se hacen un picnic. Ni espacio aéreo propio le dejaron al obligado modelo semicolonial para la Argentina. Pero como no lo consiguen implantar por mucha (o poca) cacerola que batan y buitres que apoyen, la edifican desde el relato (el cepo) mediático conservador. La Burundi del Plata no necesita satélites, ni fibra óptica, ni reactores nucleares, ni medicina nuclear, ni monumentales gasoductos y represas hidroeléctricas, ni eficientes empresas del Estado, ni "Argentina Digital". La Burundi del Plata no tiene libertad de expresión ni libertad económica y, por tanto, se impone su urgente liberación mercadista (civilizadora), y con ella, sus títeres al poder.
*Publicado en Tiempo Argentino

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