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miércoles, 27 de noviembre de 2013

PROFUNDIZACIÓN, ECONOMÍA NACIONAL Y MARXISMO

Imagen Tiempo Argentino
Por Federico Bernal*

Está bueno que la prensa semicolonial y sus políticos afines (tanto de derechas como de izquierdas) quieran reducir el trabajo informal, el desempleo y la pobreza. Mejor es que propongan hacerlo vía ajustes, repitiendo las mismas recetas aplicadas entre mediados de los setenta y mayo de 2003. Y mejor aún, el desafío del gobierno nacional para los próximos años. El grado de sublevación del granero del mundo, así como el nivel de confrontación entre proyectos políticos antagónicos (y no confrontación de modelos de países, puesto que sólo uno representa un país; el otro apenas una republiqueta bananera) invitan a medidas cada vez más revolucionarias. La profundización del modelo implica reducir los flagelos mencionados al inicio pero en un contexto de progresiva modernización económica, con incremento exponencial del aparato productivo agrario e industrial, soberanía y autosuficiencia económica, inclusión social a través de una más justa redistribución de rentas y riquezas, desendeudamiento soberano, más y mejor Estado en calidad de contralor, testigo, inversor, administrador y empresario.
Profundizar es inventar o errar; es revolucionar o errar. Profundizar es librar la batalla cultural: ¿cómo puede ser que se responda a la defensiva cuando la reacción tilda de "marxista" al flamante ministro de Economía, aceptándolo así como descalificativo? "Marxista" es mala palabra, pero el término "reaccionario" y sus consecuencias pasan inadvertidas o desconocidas para el grueso de la población. Vinculado a todo esto, la cuestión de la restricción externa, muy presente por estos días. En nuestra nota "El déficit económico del que nunca se habla" (Tiempo Argentino, 30/10/13), hemos realizado un primer aporte en este tema. Va un segundo.
EL NEOLIBERALISMO: MÁS MARXISTA QUE KICILLOF. Antes de arrancar, una breve réplica a esto del "marxista" Kicillof. Es interesante cómo el aparato mediático-político del atraso y la exclusión social pretende descalificar al nuevo ministro. En primer lugar, porque el marxismo es, más que una involución como se lo pretende mostrar, la superación (y oposición) de la ideología burguesa en su máxima expresión (positivismo). No obstante, el problema que la reacción argentina y mundial observa en el marxismo tiene que ver con su función como arma ideológica del proletariado. Ahora bien, una cosa es el marxismo importado y otra muy distinta el marxismo nacionalizado (o marxismo de Indias, al decir de Abelardo Ramos). Kicillof razona la concepción y el método del genio alemán con cabeza propia, lo cual pone los pelos de punta al inmovilismo agrarista (reacción). En segundo lugar, es necesario recalcar que, más "marxista" que Kicillof es el propio neoliberalismo. Hablamos del marxismo abstracto, implantado, funcional a los intereses del subdesarrollo. ¿Es casualidad que Clarín haya reeditado las obras selectas de Marx y Trotski, entre otros? A nivel calles y urnas, Altamira, Ripoll, el Frente de Izquierda y el FAP (que relanzó el diario La Vanguardia). En los medios y las universidades, el PTS y el PO. Ingrese el lector al portal oficial del primero. La sección "El Frente de Izquierda en los medios" lo dice todo. ¿Qué medios destacan al frente los socialistas revolucionarios de izquierda? Clarín (dos notas) e Infobae. ¿Se imaginan al órgano de prensa del Zar levantando notas de Pravda? ¿Se imaginan los ensayos de Trotski publicados por Stalin? Más que al marxismo de Kicillof, el neoliberalismo doméstico teme un marxismo aplicado desde nuestra propia experiencia histórica y realidad nacional. De aquí la alianza estratégica entre la reacción y la ultra-izquierda, alianza cuyo fin último es eliminar las condiciones para el resurgimiento de la Izquierda Nacional en la Argentina. El resultado por ahora les sonríe: del millón de votos del FIP en 1973 (votado por la presidenta de la Nación) al millón de votos del FIT, cuatro décadas más tarde. 
¿RESTRICCIÓN EXTERNA O INTERNA? Primera reflexión: ¿pesaría tanto la famosa restricción externa de haberse aprobado la Resolución 125? Se dice que el caudal de dólares proveniente del exterior se reduce a pasos agigantados. Pero si bien la normalización de las relaciones con los organismos multilaterales de crédito BM y BID (el FMI es organismo multilateral de descrédito), así como con el Club de París, son muy importantes, el problema de fondo de la Argentina, estructural y bicentenario, no pasa por la merma en la oferta de dólares sino por los dólares que se fueron, con toda la estructura jurídica, técnica, legal y administrativa que lo posibilitó: el endeudamiento como mecanismo de "cancelación" de deuda (roll over), fuga de divisas, privatización/extranjerización de activos públicos, enajenación de rentas diferenciales, exportación de riquezas y materia prima sin manufacturar, división internacional del trabajo con la Argentina cumpliendo el papel de granja, etcétera.
Los dólares del exterior pueden venir y deben venir, siempre como inversiones productivas, de incidencia en la economía real y direccionadas por el Estado. Pero la madre de todas las batallas es proseguir haciéndonos de los pesos generados por el país y su pueblo. Escribe Verbitsky en su informe del pasado domingo: "...subsisten problemas estructurales sobre los que será ineludible actuar, para que la restricción externa no estrangule el crecimiento, con sus peligrosas consecuencias sociales". Hace muy bien en no reducir esos problemas estructurales a nuestro buen vínculo con el acreedor extranjero. Complementamos su análisis agregando que nuestros problemas estructurales sí se reducen a los sectores internos aliados, por lo general, a esos mismos acreedores. En suma, el gran desafío nacional no puede limitarse a desactivar la restricción externa sino a seguir ganando en autosuficiencia e independencia, tanto interna como externamente. En cuanto a las "peligrosas consecuencias sociales" derivadas de la merma en la oferta externa de dólares, cabe señalar que sólo podrán ser "peligrosas" en tanto y en cuanto se decida paliar los dólares de menos con políticas de ajuste y austeridad, como las ejecutadas entre 1976-2002, como las que pide hoy por hoy la oposición. En otras palabras, debemos temer consecuencias peligrosas, sólo si el neoliberalismo vuelve a la Rosada e intenta desmantelar las conquistas y avances logrados por el pueblo argentino en la última década.
RESTRICCIÓN INTERNA Y PROFUNDIZACIÓN. Segunda reflexión: ¿presionarían tan virulentamente los buitres, el Club de París, el FMI, Wall Street, etc., de haber virado hacia la derecha la presidenta al comienzo de su segundo mandato? La restricción externa es deliberada, es política. Hace poco lo reconoció un director de una calificadora de riesgo. La restricción tampoco es consecuencia indirecta de la crisis, ni está liberada al azar. Y peor aún, estará siempre presente mientras exista el imperialismo, y mientras el imperialismo domine la ONU, la OMC, el BM, etc. Acordar con el Club de París sin lanzar el Banco del Sur es igual a cero. Se explica así la decisión estratégica del gobierno nacional de trabajar con las naciones emergentes y la Unasur en la consolidación de la multipolaridad. Ahora bien, por supuesto que la oferta extranjera de dólares puede minimizarse. Y a ello está abocado el gobierno nacional. Pero más importante que la restricción externa es la interna: las divisas generadas por el sector agro-exportador y que se pierden desde la no aplicación de las retenciones móviles (déficit del que no se habla); las divisas que no liquidan en tiempo y forma los productores de la Mesa de Enlace; las utilidades de la puja redistributiva que quedan en poder de empresarios inescrupulosos, de monopolios y oligopolios que cartelizan y fijan precios, abusando de su posición dominante en el mercado. Restricción interna es la natural negativa de la gran burguesía "nacional" a reinvertir utilidades en el país (YPF quiebra emblemáticamente ese cepo, cepo del que tampoco nadie habla); las corridas contra el peso; la dolarización de las neuronas del pueblo argentino; el atraso tecnológico e industrial; etc. Por tanto y en razón de lo expuesto, profundizar es desactivar la restricción interna, estructural y bicentenaria, ligada a la supervivencia de una Argentina semicolonial; profundizar es aprender de los errores históricos y  anticiparse al enemigo también histórico del pueblo argentino. Profundizar es nacionalizar las clases populares y consolidar el mercado interno, tanto local como regional, única escuela y semillero para una burguesía realmente nacional. Profundizar es trabajar por un capitalismo endógeno y autosuficiente, por una industria automotriz del Estado, por una nueva ley agraria de la democracia, por una OPEP de granos, por Yacimientos Auríferos Fiscales. Profundizar es ligar los precios a los costos y a una rentabilidad justa y acorde a la refundación que el país transita desde 2003; profundizar es más y mejor YPF, tal como se verifica desde su renacionalización; profundizar es proseguir con las políticas de Moreno al frente de la Secretaría de Comercio, optimizándolas. Profundizar es librar la batalla cultural, recordándole al pueblo que sin Estado y sin una sociedad justa no hay prosperidad para nadie. Profundizar es modernizar la Constitución Nacional incorporando al pueblo como cuarto poder, declarando anticonstitucional el re-endeudamiento externo así como la privatización de empresas públicas. Profundizar es seguir transformando un "campo" para pocos en un "campo" para todos. Profundizar es eliminar la restricción interna para que el crecimiento de la economía siga redundando en desarrollo, y el desarrollo en independencia económica, clave para la resolución de nuestra cuestión nacional. Profundizar es ser marxista latinoamericano, yrigoyenista, peronista, kirchnerista y jauretcheano a la vez. 

*Publicado en Tiempo Argentino

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