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Sucede
algo con el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner:
lo realmente importante pasa inadvertido en los medios de comunicación.
No hay tapas ni titulares que registren lo verdaderamente relevante en
términos de políticas públicas. Incluso el sector del periodismo que
comparte los principios del modelo de desarrollo económico actual
termina enmarañado en las trampas discursivas que plantea la agenda de
los diarios y cadenas audiovisuales opositoras.
Los alaridos histéricos
de los turistas "desdolarizados" en el Buquebús contra el viceministro
de Economía, Axel Kicillof, quien viajaba en la misma clase económica
que la mayoría de ellos, iniciaron la semana. Y luego continuaron los
gritos de los soldados chilenos, de Alfredo Astiz, los brulotes enviados
por José Manuel de la Sota acompañado por Luis Barrionuevo contra el
gobierno nacional, las especulaciones sobre Scioli, las paranoias de
Joaquín Morales Solá, las peleas con Gran Bretaña, las crisis en las
policías santafesinas y cordobesas, los desaguisados de Mauricio Macri,
incluso las dificultades que surgieron en la causa AMIA continúan siendo
cuestiones menores respecto de los dos temas principales a mi entender
de los últimos días y los próximos años.
Sabrán disculpar mi obsesión por las cuestiones infraestructurales,
pero para mí el crecimiento económico de un país y la distribución o
redistribución de la riqueza se asientan justamente en las obras de
soporte como el transporte, las comunicaciones y la construcción de vías
que fortalezcan y fortalezcan el desarrollo tecnológico y humano. A
fines de diciembre, dijimos en una nota como esta en Tiempo Argentino,
que posiblemente el gobierno nacional se instalaría "una vez más por
encima de las minucias cotidianas y proyectar a futuro: hablar de
modernización, de progreso, de crecimiento, pero también encontrar
nuevos discursos teóricos que contengan el salto cuantitativo con
interpretaciones cualitativas. Y en términos económicos pensar y
desarrollar, un megaplan, algo así como un Plan Quinquenal de Obra
Pública monumental, que permita revolucionar la infraestructura a lo
largo y a lo ancho del país. Un proyecto de inversión que incluya y
obligue a gobernadores e intendentes a cohesionar la matriz energética
nacional –acoplando la generación hidroeléctrica, la eólica y la
nuclear–, a construir las autovías necesarias –la 14, la 7, la 3–,
recomponer la vía ferrocarrilera, desempolvar el proyecto del tren
rápido a Córdoba, erradicar la infraestructura de la pobreza y la
indigencia construyendo viviendas, pavimentando calles, construyendo
cloacas y redes de gas para los barrios carenciados de todas las
localidades del país. Y agregaría, también, que es hora de pensar en
serio una mayor regionalización productiva y una descentralización de la
Ciudad de Buenos Aires."
Aquella nota estaba basada en algunas señales que había arrojado el
gobierno en ese sentido, como por ejemplo, el Plan Quinquenal
energético pensado y diseñado para Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Y
en la intuición de los caminos futuros que podía tomar la conducción de
la presidenta. Esta semana, según las medidas que tomó el Poder
Ejecutivo, parece que ese será finalmente el rumbo elegido: apostar a
los planes de infraestructura.
A principios de la semana, la presidenta realizó un anuncio
fundamental para el desarrollo económico de la Argentina
agro-exportadora. Durante un acto en la Casa Rosada, la jefa del Estado
declaró de interés público la tarifa del transporte ferroviario de
carga, lo que implica la intervención en las valores para que no haya
precios diferenciales según quien contrate el servicio. Además, anunció
que la nueva concesión será operada por el propio Estado. La presidenta
informó que se creará la Asociación Ferrocarril de Carga y Logística
General Belgrano y su interventor será Marcelo Bosch. Luego de prometer
que "gran parte de los vagones van a ser recuperados en talleres
argentinos por trabajadores argentinos", Cristina aseguró que "el
Belgrano Cargas es un tren emblemático y nuestro objetivo es que se dé
abasto al Plan Agrario 2020, la única forma de sacar tanta cantidad de
granos es por vía marítima y trenes".
Se trata, obviamente, de una cuestión de infraestructura
fundamental para el desarrollo económico argentino, que como se sabe,
está diseñado en un modelo agroindustrial para las próximas décadas. El
gran esfuerzo del Estado, en poner finalmente en funcionamiento sin
discriminaciones, no debería ser respondido por los exportadores con
especulaciones para liquidar sus producciones en función del precio del
dólar. Es peligroso apretar al gobierno nacional. A Repsol le fue mal,
por ejemplo. Y no creo que los exportadores estén interesados en un
esquema como el que puso en marcha Juan Domingo Perón en su primer
gobierno con el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio, con el
que centralizaba toda la compra de granos a través del Estado. ¿Se
imagina, estimado exportador, si usted sigue especulando con el aumento
del dólar lo que podría ocurrir si el gobierno nacional centraliza las
compras a través del Estado controlando el precio? Mejor, no, ¿no?
El segundo punto trascendente de la semana fue el lanzamiento del
Plan Quinquenal de Educación, a través del cual se busca que los chicos
vayan al menos 13 años a la escuela. "La educación es una parte
importante de nuestro proyecto político", dijo la presidenta y anunció
la creación del Plan 2012-2016 que prevé la creación de 600 nuevas
escuelas y 700 jardines maternales para la población de 45 días a tres
años de edad; la ampliación de 3000 salas de cuatro años, con el
objetivo de que para 2016 el 100% de los chicos de cuatro años vayan a
la escuela; la construcción de 2000 playones deportivos para escuelas de
todos los niveles, en conjunto con intendencias, y la incorporación de
3750 aulas secundarias, además de 36 institutos de formación docente y
refacción de 200 entre 2013 y 2016.Por último, el Plan Quinquenal prevé,
también, el fortalecimiento de las escuelas técnicas, con la
construcción de 30 nuevos edificios exclusivamente para esta área, y 200
obras de ampliación de otros establecimientos de este tipo.
¿Por qué es importante el Plan Quinquenal de Educación? Sencillo:
muchos sectores supuestamente progresistas, e incluso algunos sectores
del liberalismo conservador hacen del discurso educativo una de sus
banderas principales. El kirchnerismo sabe que no es con discursos como
se construye la igualdad basada en la formación de niños de todos los
sectores sociales, sino con ladrillos. Primero, recompuso los salarios
de los trabajadores docentes, más allá de las peleas paritarias, la
segunda etapa, entonces, es asentar la infraestructura.
Los discursos de la oposición, las operaciones mediáticas, la
histeria de ciertos sectores sociales tienen un límite verdadero: la
solidez y la estabilidad económica, por un lado, y la construcción de
obras de infraestructura que cambien definitivamente el perfil
productivo de la Argentina.
*Publicado en Tiempo Argentino
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