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Sacaron del pesebre a la mula y el buey, que ningún daño hacían, pero
a los Reyes Magos nadie los saca. Y eso que los menciona un solo
evangelista, Marcos; que no los llama Reyes, y que para colmo les
atribuye las sospechosas profesiones de magos y de astrólogos, que según
la Ley de Vagos y Maleantes de la Cuarta República acarreaban prisión
en El Dorado (Marcos: 2,3). Añadamos el sospechoso detalle de que los
supuestos Reyes le van con el cuento a otro Rey, Herodes el Grande,
quien los manda a Belén a localizar al Redentor, y luego ordena
exterminar a todos los niños (Marcos: 2,28). Otro rey Herodes, Antipas,
manda ejecutar a San Juan Bautista (Mateo 14:3-12; Mexoa 6:17-29) y
figura con Pilatos entre los perseguidores de Cristo (Actas 4:27).
Quien crea que la autoridad de los monarcas es conferida por Dios y
ejercida en su nombre que levante la mano. Entre Reyes te veas.
En vano busco en los polvorientos volúmenes de la Historia y las
amarillentas Enciclopedias un solo Rey que haya hecho un descubrimiento
que nos haga menos ignorantes o tomado una iniciativa que consuele de
nuestros infinitos males. Sólo encuentro déspotas que dilapidan el
trabajo de sus súbditos en obras inútiles, como Keops; arrasan el género
humano, como Alejandro Magno, o matan de hambre a su pueblo, como el
zar Alejandro. Alfonzo el Sabio, Federico II de Suabia, Federico de
Prusia son destellos solitarios en una vasta noche de ignorancia. La
idea de que alguien puede explotar y asesinar a los demás impunemente en
nombre de Dios es irrespetuosa para la deidad y sólo pudo ocurrírsele a
un abusador.
3
Si los reinos se heredan por derecho de sangre ¿Cuánta es necesaria
para alegar tal título? Suponiendo que sea legítimo que un Rey atormente
a todo un país, su hijo tiene sólo la mitad de sus genes y de ese
derecho; su nieto, la cuarta parte; su biznieto, la octava; su
tataranieto, la dieciseisava y así hasta que en pocas generaciones el
supuesto heredero posee menos de un milésimo de los originarios genes
reales, e igual participación en el poder. Y eso que desde el destape,
nadie sabe quién es hijo de quién, o de qué.
4
Los genes y las virtudes reales se diluyen con el tiempo. Soberano
belicoso, testarudo y enérgico fue Carlos V; su hijo Felipe II salió
incansable trabajador que llevó sobre sus hombros la administración de
un Imperio; luego se sucedieron en el trono de España lamentables
cretinos que abdicaron el gobierno en favoritos; terminaron por ser
incapaces de reproducirse e hicieron indispensable la importación de un
Rey francés Borbón. Esta rama generó uno o dos déspotas ilustrados; en
un siglo sus retoños habían degenerado en la pandilla de esperpentos que
retrata implacablemente Goya. De la sangre real, la endogamia sólo
preserva los defectos.
5
Se alega que a partir de las Revoluciones Burguesas cumplen los reyes
una función decorativa. Repase el lector una colección de fotos reales y
confiéseme con toda sinceridad si no haría mejor papel cualquier
candidata a Miss Princesita. Nadie tiene la culpa de ser feo, pero por
lo regular los reyes abusan. No hablemos de la fealdad moral del rifle
de alta potencia para masacrar elefantes, de las francachelas de las
princesas a costa del dinero de los subditos o de la comedieta de
soberanía en países ocupados por bases de la OTAN.
6
El respeto que reyes y testas coronadas no suscitan lo imponen
alguaciles, jueces y jefes de prensa. Sabido es que en Venezuela se
puede incitar a asesinar al Presidente sin que nada ocurra y que en
Ecuador se lo puede acusar falsamente de crímenes de lesa humanidad sin
otro inconveniente que pagar una simbólica indemnización de un dólar.
Publique usted en España un chascarrillo sobre un miembro de la familia
real y verá su edición confiscada, diga usted algo desabrido sobre las
testas coronadas en Inglaterra y será irremisiblemente excluido de todo
contacto con las fuentes. Creo que los monarcas deberían utilizar otros
medios para recalcar su carácter indispensable. Por ejemplo, una huelga
de reyes.
7
El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente decía
Lord Acton. Con los años acumulan los monarcas arrugas, y también
corruptelas, que a diferencia de las arrugas se heredan. Doce
transnacionales y 36 filiales integran el cartel Anglo-Holandés-Suizo,
que domina y acapara la producción mundial de alimentos: las controlan
el Cartel de Windsor y otras cinco casas reales (Jerónimo Guerra: “La
escasez y el desabastecimiento como armas de destrucción masiva”;
Rebelión, 24-02-2008). Menos edificantes son sus inversiones en la
producción y el tráfico de armas, y en el sistema financiero que hoy
amenaza devorar el mundo. Los reyes no traen regalos de oro, incienso y
mirra para los niños: arrebatan el pan a los recién nacidos entre los
cuales pudiera estar el redentor del mundo ¿Cuándo los sacarán del
pesebre?
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Llegará el momento en que gracias a la omnipotencia tecnológica cada
uno de nosotros será Rey y por tanto no lo será nadie. Ojala usemos
mejor nuestros poderes absolutos.
*Publicado en Telesurtv.net
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