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Por Gustavo Daniel Barrios*
Muchísima gente debe
estar tratando de resolver de qué modo el mundo puede trascender la distopía, o
la sociedad distópica como orden monolítico, o que nunca se iba a poder
irrespetar, ni aunque aparecieran un millón de Houdinis diseminados en las instituciones seglares de todos los
países. La distopía, planteada más bien literariamente, sería el antónimo de
utopía, y aunque no lo leí lo sé, esto estaría puntualmente mostrado en 1984, de George Orwell: la supresión indefinida de toda libertad en
regímenes totalitarios de modelos futuristas, en donde el televisor de cada
hogar es un aparato por medio del cual el Estado totalitario espía y controla a
los ciudadanos, sin que estos puedan escapar o alterar las cosas.
Toda esta reflexión
empezó en mí, por el especial interés que suscitó la Fragata Libertad en su vuelta
al país. Entrando al tema por lo más terrenal, se vio claramente qué bello es
este buque de fabricación nacional. Las Fragatas en sus orígenes, nacen sin
motores claro. Eran los mástiles de proa a popa y su velamen los soportes
únicos de su propulsión eólica, como todos los demás a velas, bergantín y otros
muchos. Así que en las fragatas era y es el mástil mayor, la mesana, y
trinquete más bauprés. Esta fragata moderna como la Sarmiento y otras,
llevan motores a explosión. La anclada en Mar del Plata tiene dos de 1200 hp. A
motor, todo esto es muy interesante, puede dar una velocidad crucero de 13
nudos. Un nudo es la distancia de una milla náutica -1852 metros-, en una hora.
Entonces 13 nudos le hace al barco recorrer 24,76 km en una hora. Pero
además la fragata Libertad ostenta un récord mundial de tiempo para buques de
tres mástiles, en cruce del Atlántico, que marcó en 1966. En ese cruce
desarrolló con todas sus velas
desplegadas hasta 18 nudos de velocidad, que equivalió obvio, a 33,33 kilómetros
por hora.
Cuando se difundió
mucho esta información la tarde del arribo, se dijo que la fragata Libertad dio
al menos 33 vueltas al mundo, y visitó más de 60 países, y amarró en más de 500
puertos. La hoy buque museo Sarmiento, mejoró a su vez estos periplos del
actual buque escuela, e insignia. A partir de esto fue que se me presenta la
idea ociosa quizás, como suelen ser las ideas al momento de nacer, de
“Embajador Itinerante”, natural e inopinada facultad que los barcos escuela
renuevan cada vez que zarpan de aquí para hacer sus escalas. Porque millones de
personas de muchos países visitan los amarraderos de los puertos en donde estos
barcos anclan, para contemplarlos. Y pensé, todo capitán, se comunica con el
cónsul connacional cuando la ciudad puerto lo tiene, y lo debe hacer en
ocasiones con otras autoridades, como alcaldes, con trato distendido en tanto
es un buque de instrucción.
Digo todo esto de
“Embajador Itinerante”, por el sano interés que uno tiene por que estos enormes
conjuntos patrimoniales de la nación, como son fragatas rompehielos vehículos
de tierra y anfibios, etc, un día queden de modo estable empeñados en aras de
algo mejor que el fatídico suceso de destrucción masivo que es toda guerra, en
el sentido de preparar estos conjuntos y la organización de los recursos
humanos de las tres fuerzas, para que sean orientados a la construcción de
espacios de integración. Y la realidad de los Cascos Azules, la realidad de la campaña del ejército en
Haití, para la reconstrucción de un país devastado por un terremoto, acaecido
sobre la preexistente devastación de la paupérrima condición socio-económica
estructural de los haitianos, así lo declara. Allí está el ejército. Un Haití
que sufre una réplica indefinible de venganza desatada por el odio inmanente de
los países coyuntados, una especie de ósmosis inficionante que exuda la ponzoña
a las partes civilizadas y longánimas de las urbes, porque Haití redactó, así
esmirriado como es, una de las primeras Declaraciones de Independencia en los 5
continentes, y la redactó con el espíritu de concebirse una nación negra, a la
vuelta de la esquina del esclavismo en lenguaje francés, casi sin solución de
continuidad.
Toda la vocación de
servicio y la ingeniería militar actual, volviendo al aspecto anterior, en
rescatar y en reestablecer puentes de vida y en salvar, halla su mejor expresión
posible o razón de ser de las fuerzas armadas.
A todo esto sigue
siendo evidente que La NATO, va a continuar con su
predisposición refleja a responder con guerras, porque los altos mandos
militares rusos –fuera de aquella-, norteamericanos, británicos y franceses,
son de estructura mental e idiosincrasia prepotente y mafiosa. La NATO es prepotente y mafiosa, y no
sólo David Cameron es violento. Pero un dato fundamental: En 1839 estalló la Guerra del Opio, entre
China e Inglaterra. Un día, el emperador comprende, desde su propia adicción,
que Inglaterra, la productora del opio, les había destruido una generación de
chinos. El opio lo producían los ingleses en la India que dominaran hasta
Gandhi. El abogado y líder político Mohandas Gandhi pasó 20 años en Johannesburgo
defendiendo a sus compatriotas indios desde su estudio jurídico, y en el año de
1894 fundó el Congreso Indio Sudafricano, inaugurando las prácticas de
desobediencia civil y pacífica que muchos años después, por haber sido
compañero de estudios de los líderes del CIS en los 40, Ismail Meer y J N
Singh, Nelson Mandela presencia el efecto profundo de la desobediencia civil
pacífica, queda conmovido y en 1946, decide implementar estas prácticas desde
su Liga Juvenil del CNA, que seguiría el legado de Mohandas de manera
brillante. Volviendo al punto, pues, Inglaterra introdujo el opio en China, y
esta droga no es precisamente el cannabis. Por medio de narcotraficantes
ingleses, se dirigía a miles de dilers chinos. Y así fue que con esta droga se
destruyó la psiquis del imperio chino, literalmente. El emperador ordenó la
prohibición del tráfico, e Inglaterra, en veloz respuesta gritó: Derechos
Adquiridos, ustedes no tienen por qué prohibir el tráfico de opio. El emperador
luego ordenó la pronta ejecución de cientos de dilers, e Inglaterra volvió a
gritar: Derechos Adquiridos, ustedes no tienen por qué prohibir el tráfico de
opio. Y acto seguido le declaró la guerra a China. Con su superioridad naval
empezó a despedazar las costas del imperio amarillo. La guerra paró en 1842,
pero en los siguientes 40 años, en libras esterlinas, el país británico acaparó
el valor de 1000 millones de dólares anuales actuales, en el tráfico que siguió
afectando a China. Con el dinero de la muerte psíquica del imperio, Inglaterra,
en tiempos victorianos, pasa al rango de superpotencia económica. Esta es la
violencia de difícil catalogación, que hace de La NATO un grupo inestable. Son esos fundamentos de violencia.
Asimismo el equilibrio todo buen observador lo mantiene, y celebro que en el Reino Unido haya gente de verdad
conocedora del paño en que viven, y que está trabajando en una gesta llamada Jubilee Debt Campaign (campaña por el
jubileo de la deuda). Allí ellos son conscientes, de que ellos mismos podrían
caer en manos de aves de rapiña, y recordarán seguramente, pienso, que tuvieron
épocas en que las islas británicas fueron más pobres, o muchísimo más pobres,
que los territorios del hambre en África Central, cuando lo hubo en abundancia
si se soporta el oxímoron. Esto de verdad ocurrió. Así que por todo ello este
colectivo inglés saludó al pueblo argentino por su victoria sobre los fondos
buitres, y el retorno del velero.
Por fortuna Brasil ha puesto su voz en el Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas, y si permaneciera, que no a mitigar la fiebre
belicista de aquellos tal vez, pero sí a ennoblecer el nivel de discusión de
ese grupo, este Brasil de Antonio Patriota mucho va a colaborar. Nadie es iluso
de todos modos, como para pensar que se diluyen fácilmente las hipótesis
beligerantes, en razón de que por ejemplo además de la coalición del Atlántico
Norte, Corea del Norte en faz militar, también es impredecible y posee armas
terribles. Por eso más oportunamente que nunca, este mundo digamos no alineado,
que Argentina integra, debe esmerarse hoy en establecer las bases de un
militarismo netamente humanitario, con Finlandia, con Angola, con Grecia, con
Perú, y tantas naciones del mundo. ¿A quién se le puede ocurrir agregar calor a
una ecumene jaqueada por los señores del despropósito y el exceso, la ira, las
doctrinas distópicas, y el deterioro de todos los standards?
Y vuelvo a la fragata,
que como todos los buques de la marina, lleva una preposición, un prefijo, que
es la sigla ARA (Armada de la República Argentina).
El misterio de las casualidades le ha dado este sonido sugerente a los buques
de la marina nacional, este prefijo que es ARA.
Y en latín ara es una de las dos
formas de la palabra altar, y ara es
en latín la piedra ceremonial del mismo altar, sagrada. Es decir, ara es altar y piedra ceremonial del
altar. ARA Sarmiento, ARA Libertad,
siempre el prefijo denotando algo, y esto me traslada a la idea de una consigna
críptica para esta flota, labrada por el destino, que tal vez sea navegar hasta
ese lugar, en donde existe un mundo de mayor nobleza, probablemente un mundo
feliz.
Así que esto de la vida
nacional, también probablemente sea navegar hasta disolver y suprimir los
dogmas de los autores locales del caos.
Hay un partido en el
país, que hoy omito nombrar, y cuyas ramificaciones cismáticas dieron en un
abanico de sellos, que sorprende y además preocupa. Resulta muy visible, es
decir se nota con demasía, el interior acuerdo de ese partido político, por
dilapidar su integridad moral por otra parte hoy con muchas dudas apenas supuesta,
hasta la última gota en reserva, sin cuidar del posible perjuicio en lo mediato
para ellos dentro de la vida política nacional y por esto mismo. Decidieron
lanzarse, autoimpulsados y lanzados, a defender las metas del tejido ultraconservador,
de base unitaria, por hacer un bosquejo modestísimo. Si yo pasare revista
además, de sus votos en ambas cámaras en el último período y medio
gubernamental, me vería impelido a realizar un análisis más avanzado, si uno
ahí ve al igual que todo el oficialismo ve, la tozudez de mantener la volición
por intentar empujar al vacío, o provocar la caída del país, denso encuadre que
hoy me apartaría de la línea precisa, y tal vez me lo imponga a mí mismo hacer a mitad de año. De todos modos en
grandes encuadres sí lo haré ahora por necesidad. El programa de ellos fue:
Desplome, por bloqueo del ascenso
económico, del país, y retorno al pasado; Claudicación y genuflexión del país,
a los aliados imprecisables de esta particular progenie en el exterior, pero de
doctrina Friedman pandémica; retorno irremontable de la Argentina al tercer
mundo; e impedir a cualquier precio, la
aplicación del artículo 161 de la
Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, en razón de que
–la entera aplicación de esta ley- supone –y sería realmente- la antesala de un
reacomodamiento interno que se produciría al desmonopolizar y en el término de
pocos años, y que aseguraría la preservación de los habitantes nativos y
naturalizados de este suelo, por asegurar su pureza de ánimo y liberación de
toda sujeción subliminal, o unívoca imposición del desaliento, y por evitar el
sucumbir a perpetuidad en las garras de la cadena del desánimo, que se trata de
mantener para que nunca pueda brotar la semilla de lo que sea el sujeto de
discernimiento, y además la libertad y la igualdad ad infinitum.
Todos sabemos, que la
proyección en pocos años, no de inmediato, de la entera aplicación de la Ley de Medios, va a derivar,
en la eliminación como tales, de las élites dominantes en uso de extensores y
flexores que aun manejan, por la precariedad del sistema que esa Ley podría trascender
justamente; extensores y flexores que aquellos usan a discreción para
trastornar y mantenerse vigentes en el poder. Conocen por ende, en las filas de
esta oposición intratable, del poder intrínseco que guarda, por alguna
imponderable virtud, la Ley
de Medios tal y como se la promulgó, y aguarda así completamente manifestarse.
Por esta razón el esfuerzo y la inmolación pública de su desespero. Esto lo
digita el multimedios, básicamente, y lo obedece a rajatabla el partido
malogrado, cuyos adherentes y dirigentes según mi parecer, han perdido las
ganas de vivir. Inmolarse es no querer más vivir. Esto es pura lógica, y la
sociedad atestigua estas cosas. Nadie puede confundirse, y todo el que se
niegue a mentir o desfigurar la realidad, deberá reconocer, simplemente, y lo
digo con humildad de montañés, o fantasía de montañés, que lo bueno, y la
verdadera seguridad, más que nada espiritual, reside del lado de los Gobiernos
de Unasur, coincidentes en la
liberación desde la perspectiva de la democracia perfecta, y en el destino de
grandeza como algo no solamente posible y cultivable, sino ya en preparación.
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