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sábado, 4 de febrero de 2012

¿LAS IMPORTACIONES LIMITADAS O PROHIBIDAS?


Por Dr. Rubén Visconti*

¿Puede un país vivir sin importar, es decir, ser auto suficiente  obtener de sus tierras todos los productos naturales necesarios así como elaborar todas las máquinas, herramientas, tejidos, instrumentos, minerales y demás elementos que podemos imaginar para la satisfacción y el desarrollo que se requieren en el mundo actual? OBVIAMENTE NO.
Y  si bien podemos sostener una respuesta diferente solo podríamos obtenerla recreando una situación en el muy antiguo pasado, en el cual ese país estuviera constituido por un grupo o grupos de seres humanos que tuvieran un cúmulo de necesidades primarias que pudieran cubrirse con la pesca o la caza para alimentarse, con árboles para cubrirse de las lluvias y el sol y algún otro elemento destinado a cubrir sus cuerpos o partes muy reducidas del mismo.
Por lo tanto, dejemos que nuestra calenturienta imaginación elabore supuestos históricos siempre insuficientes y limitados para buscar una respuesta en el mundo moderno, en el cual los desarrollos son permanentes y las necesidades como lo dicen los textos y lo indica la realidad, en aumento minuto a minuto, variables y crecientes e infinitas.
No hay un solo país que poseyéndolo todo, lo que no es posible, sea totalmente autárquico, autónomo y por lo tanto independiente, que no tenga necesidades que solo pueden ser satisfechas mediante el comercio internacional, utilizado para realizar en el mismo las adquisiciones indispensables para sus falencias y al mismo tiempo, facilitar con sus excedentes internos las necesidades de otros país mediante la venta de los mismos.
Sintéticamente, esas relaciones con el resto de los países conducen inexorablemente, a importar (comprando) y a exportar (vendiendo), con un  objetivo indispensable, que el resultado global de esas operaciones resulte positivo, ya que lo contrario, de perdurar lo conduciría a la imposibilidad de seguir adelante. Un saldo negativo permanente terminaría con las posibilidades de  continuación de ser un país independiente.
Pero, mantener  saldos positivos, incrementándolos tiene una influencia fundamental en las posibilidades de poseer un desarrollo creciente con el objetivo de que esa riqueza obtenida en el comercio internacional sea utilizada en favor de las necesidades de su propio pueblo.
Claro que la obtención de saldos favorables en el comercio internacional al ser un objetivo a satisfacer por parte de todos los países aparece como un imposible y, por lo tanto, alcanzarlo depende de las posesiones naturales que posea cada país y de la” industriozidad “que tengan sus habitantes, impulsadas por los más adecuados planes de sus gobiernos de turno.
Esta es la situación que viva la Argentina actual que poseyendo productos naturales para satisfacer las necesidades de un número muy superior a la cantidad de sus habitantes, se encuentra no obstante limitada por las precios fijados fuera de sus fronteras, así como por un elevado grado de extranjerización de sus unidades productivas, que ha renunciado (¡por suerte¡) a la dependencia del capital internacional especulativo que en el pasado reciente durante el periodo dominante del neo liberalismo la llevaron a una crisis fenomenal, así como también por un incesante derrame producto de una conducta antinacional y ”derrotera”, para superar esos obstáculos y continuar su desarrollo creciente en favor de su habitantes.
Como lo dice Alfredo Azaiat en un artículo de página 12 del día 4/2/2012, las mencionadas son las claves a tener en cuenta para la puesta en marcha de medidas que aseguren la satisfacción de los objetivos nacionales que implican, en estos momentos que se impulsen las mayores posibilidades de exportación, así como un control eficiente de las importaciones en cuyo conjunto se hallan dos grupos diferenciados claramente, los que sean indispensables para asegurar las necesidades de nuestra propia producción nacional y los elementos superfluos y por lo tanto eliminables destinados a los menores reclamos de los sectores dominantes que deben aprender a tener los límites impuestos por los intereses superiores. Una cosa es un “wisky” importado y otro muy distinto, una pieza sin producción nacional para armar una máquina
Recordemos que durante el primer gobierno peronista una de las principales medidas adoptadas por ese gobierno fue el de la creación  del IAPI para gobernar el comercio internacional que al margen de algún funcionamiento desviado, aseguró que mediante ese control los objetivos pudieran ser cumplidos.
En conclusión, quienes se quejan el control actual a las importaciones deben tener en cuenta que esas quejas solo pueden ser efectuadas cuando perjudiquen la producción nacional, para lo cual además deberán modificar conductas que solo atienden sus intereses dominantes, ya que si como lo decimos más arriba, la condición de un comercio internacional favorable es una condición sine qua non del desarrollo argentino y particularmente el de su pueblo en general. Todo ello enmarcado en una lógica de hierro que garantiza que solo un demente puede soñar con a realización de una política económica basada en la teoría mercantilista de los siglos XIII al XVII.

*Doctor en Economía - Docente de la UNR
   Miembro del CEP

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