Por Roberto Navarro*
En este año electoral, el equipo económico está diseñando una serie de medidas para evitar tensiones en el mercado cambiario y en la evolución de los precios. En Economía aseguran que el consumo interno del primer bimestre siguió creciendo fuertemente. A la vez muchas empresas están incrementando su stock de mercadería ante la posibilidad de que existan restricciones energéticas en el invierno. Esto derivó en una suba de las importaciones que disminuyó el superávit comercial en los dos primeros meses del año.
Y, como en todo proceso electoral que elige presidente, en el mercado esperan que muchas empresas se posicionen en dólares. Ante este escenario, en el Palacio de Hacienda sospechan que los sectores conservadores ven un flanco para generar incertidumbre en el frente económico. Señalan al respecto que en las últimas semanas se difundieron datos sobre el precio del dólar en el mercado paralelo, ubicándolo en 4,18 pesos por unidad. Los usuales analistas de la city también volvieron a arremeter con que la paridad cambiaria en términos reales se encuentra por debajo de la registrada en la convertibilidad y que las reservas del Banco Central son menores de lo que informa la autoridad monetaria. En Economía aseguran que esa campaña de de-sinformación no tiene posibilidades de éxito porque existe un stock de reservas record del Central y por el importante volumen de divisas que se liquidarán en el año por la cosecha de cien millones de toneladas de granos a muy buenos precios internacionales.Como quedó demostrado en los últimos años, el valor de la divisa está administrado por el Banco Central. La capacidad del ente monetario para sostener el precio del dólar en el nivel que el Gobierno considera conveniente es superior a la que puedan tener los agentes privados para generar una corrida contra el peso. Aunque la plaza del dólar paralelo no representa ni el uno por ciento del mercado total, algunos economistas del establishment buscan instalar que el precio real es el que se fija en las cuevas. La semana pasada la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, se reunió con la ministra de Seguridad, Nilda Garré, para acordar un plan para combatir esas operaciones.
Economía estima que de no tomarse medidas en el frente externo el superávit comercial de este año podría caer a 8000 millones de dólares, un 33 por ciento menos que en 2010. Según explican colaboradores del ministro Amado Boudou, la disminución del saldo comercial se origina en que, además de otros factores, la economía está creciendo a una tasa del 8 por ciento. Por otra parte, en la industria, que en 2010 registró un déficit comercial sectorial de 16 mil millones de dólares, el crecimiento de la producción de bienes terminados no es seguido por la fabricación de partes y piezas que, en buena medida, se importan.
Desde el Ministerio de Industria ya se instrumentaron medidas para disminuir las importaciones y así elevar el superávit: se implementaron nuevas licencias no automáticas. Un funcionario de esa cartera señaló a este diario que “ante el estancamiento de la economía de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, estos países y uniones regionales están intentando volcar sus excedentes de producción en otros países a menor precio del que los venden en sus mercados locales. Ya hemos comprobado muchos casos. Esto es una clara muestra de deslealtad comercial”. El 70 por ciento del déficit comercial sectorial lo genera la industria automotriz. Por esa razón la semana pasada la ministra Débora Giorgi y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, se reunieron con los popes de las terminales. Los funcionarios les pidieron a las automotrices que por cada dólar que importen deben exportar otro dólar. Para realizar la compensación cuentan con todo el año calendario. El déficit del sector se genera porque las terminales importan la mayor parte de las autopartes. Algunas no son fabricadas en el país; otras, sí. Pero las automotrices siguen las directivas de sus casas matrices que les ordenan comprar sus insumos a proveedores globales. Lo que el Gobierno les señaló es que les avisen a sus jefes en el exterior que si no cumplen con el acuerdo perderán los beneficios de la política industrial del Estado.
Si bien el comercio con Brasil beneficia a varios sectores económicos, lo cierto es que hace cinco años que Argentina tiene déficit comercial en el intercambio bilateral. En el Gobierno señalan que los subsidios del Bndes a la tasa de interés para exportación que reciben las empresas brasileñas generan una asimetría en la relación de competitividad bilateral. En reserva, se están llevando a cabo negociaciones con el gobierno de Dilma Rousseff para disminuir ese déficit.
Varios economistas ortodoxos, los mismos que apoyaban el 1 a 1 de los noventa, aseguran que el tipo de cambio está atrasado debido al aumento de los precios internos. En el BCRA apuntan que en ese análisis no mencionan que el dólar cayó en casi todo el mundo. Por lo tanto el tipo de cambio multilateral (el que se mide teniendo en cuenta la evolución de las monedas con las que mantiene relaciones comerciales el país) sigue siendo competitivo. Según el Central, la paridad actual es de 1,65 peso por dólar en relación con la vigente al final de la convertibilidad. Son varios los sectores económicos que presionan por un tipo de cambio más alto. Las dos alas en que se divide la Unión Industrial acuerdan en reclamar un ajuste del precio del dólar. En la Secretaría de Política Económica se aseguró a este diario que los pedidos de permisos de exportación, que históricamente son muy altos en esta época, son inusualmente bajos. Esto significa que los grandes productores y acopiadores están presionando sobre el mercado de cambio y esperan un dólar más alto para vender sus granos. Pero en Economía saben que no pueden retener sus productos mucho tiempo, no sólo por una cuestión financiera, sino porque necesitan desocupar los silos para la cosecha de invierno.
El otro ítem que quiere resguardar el Gobierno en el año electoral es el de la evolución de los precios. Algunas estimaciones de analistas de universidades públicas están indicando que la inflación de 2011 será menor que la de 2010. Una de las razones es que el aumento del ciento por ciento de la carne el año pasado sumó más de 4 puntos al índice inflacionario. Este año la carne no está influyendo. Sin embargo, las consultoras privadas están anunciando una inflación creciente, que, en algunos casos, estiman en más de un 35 por ciento. Por esa razón Moreno les pidió a las consultoras que le informaran sobre los métodos con los que estiman la inflación. Los informes que recibió revelan que la mayoría mide una cantidad mínima de comercios, en su mayoría en la Capital Federal, y una canasta de bienes y servicios de menos de cien ítem, frente a los 400 que mide el Indec. La decisión oficial entonces fue multar a esas consultoras por infringir la ley de lealtad comercial
*Publicado en Página12
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