Por Walter Paz - CEP*
Movilizaciones, enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, heridos y presos. Despidos, reducción de salarios y jubilaciones. Imposiciones externas acerca de implementar un plan a rajatabla de ajuste a cambio de ayuda económica, índices de riesgo país, porcentajes de inflación; todo esto parecería el escenario de una Argentina a finales del Alfon-cinismo, o peor, la triste y sangrienta culminación del Gobierno del chupete De la Rúa. Pero no es así, se trata de Grecia.
La realidad griega se expande y contrae casi estertóreamente, y esto no es dramatizar, sino hay que recordar las declaraciones del Primer Ministro George Papandreu en diciembre del pasado 2009: “por primera vez desde 1974, la paralización de las finanzas públicas amenaza nuestra soberanía nacional”…
Y pensar que todavía quedan en nuestro país personajes que insisten, quieren y anuncian sin ponerse colorados devaluaciones, ajustes, volver a sentarse con el FMI, pagar deuda externa endeudándose más en lugar de usar parte de las reservas como ya se ha realizado anteriormente. Grecia es hoy, el ejemplo vivo de lo que nosotros ya pasamos, y de lo que podríamos pasar de hacerse realidad los deseos públicos de varios dirigentes opositores, ni que decir de los anhelos de distintos grupos económicos. Afortunadamente tenemos un Gobierno Nacional que apuesta a desendeudar, a la promoción de mayor consumo como motor movilizador del aparato productivo interno, y sobre todo que no acepta imposiciones foráneas.
Ahora la ayuda de dinero fresco viene de la mano del FMI y de la Unión Europea, esta última mira a Grecia con bronca diríamos, porque durante los 8 o 10 años que pasaron, Grecia aceptaba dinero para tapar agujeros financieros provenientes de bancos yanquis, pero ocultaban estas operaciones como si fueran cambios de monedas, las regulaciones de la UE no habrían aprobado nunca este tipo de operaciones. Pero el resentimiento también viene porque Grecia junto a Irlanda, Portugal y España constituyen el grupo llamado despectivamente PIGS, por las iniciales de cada Estado mencionado y que en lengua inglesa se traduce como cerdos.
Resentimiento o bronca, llámelo como quiera, dado que las deudas externas de estos países son increíbles, Grecia casi 210.000.000.000 de euros, España 950.000.000.000, Irlanda 120.000.000.000, Portugal 180.000.000.000, y todo esto amenaza con desmoronar el entramado de las economías europeas porque hay temor al contagio. El panorama de los estados que formaron parte de lo que se conocía como Europa oriental también deja mucho que desear. Mientras, las voces cantantes del proceso de unidad europeo no se ponen de acuerdo, Alemania quiere aplicar disciplina a estos estados europeos que gastaron más de lo que tenían y a espaldas de las autoridades europeas, y Francia es más proclive a generar una política de consumo para movilizar las economías, y mientras, alrededor revolotean los buitres, es decir las calificadoras de riesgos que supieron ensañarse con nosotros algunos años atrás.
Mencionábamos operaciones financieras, por aquí hubo operaciones mediáticas que el embajador argentino en los EUA tuvo que salir a desmentir y aprovechó para denunciar, los impulsores fueron Clarín y La Nación que desde hace un tiempo tiran carne podrida según la jergas periodística, bolazos acerca de que la Argentina sería expulsada del G20 porque no permite inspecciones de su economía por parte del FMI, y parecieran asumir el rol de propiciadores de monitoreos del FMI a nuestro país.
El embajador Timerman y el Ministro de RREE Taiana debieron desmentir estos bolazos desinformativos de Clarín y La Nación. El G20 es un organismo de Jefes de Estados o Cancilleres, ninguno de esos mandatarios se refirió en ningún momento a la Argentina. A mí, esto me hace acordar a aquellos intelectuales como Sarmiento, Echeverría, Alberdi & cía que instalados en los países limítrofes allá por 1840, en plena época de la Confederación Argentina con Juan Manuel de Rosas al frente de las cuestiones nacionales. Esos que hoy se los consideran próceres no se cansaban de escribir y montar campañas mediáticas en contra del Gobierno, pero también fueron en parte, los promotores de las intervenciones extranjeras en estas latitudes, generalmente encabezadas por Inglaterra y Francia. La corriente histórica revisionista se ha ocupado del tema, y ha caracterizado a aquellos personajes que trajinaban por perjudicar a su propio país con el adjetivo de cipayos. Me parece que ya es hora, de reconsiderar en el caso de Clarín y La Nación qué adjetivo se ajusta más a sus perfiles.
Y pasamos por tierra colombiana, la candidatura presidencial frustrada de Uribe, la re-re, puso a su candidato en la consideración pública, el ex-Ministro de Defensa Juan Manuel Santos. De esta manera ya recibió una denuncia en su contra por parte del ex–Presidente Ernesto Samper, quien en esta semana denunció que Santos durante aquella presidencia (1994 – 1998) conspiró y trabajó para formar una alianza entre la guerrilla de las FARC, paramilitares y una pizca de narcotráfico que desancara a Samper de la presidencia. Denuncia que resultó fortalecida por las declaraciones de Salvatore Mancusso ex–comandante del grupo paramilitar más poderoso en Colombia: las AUC, alias el Mono Mancusso o Triple Cero, quien ratificó lo que mencionó Samper. Hugo Chávez también se sumó y declaró que de ganar Santos gobernaría la CÍA.
Todo esto pasa en Colombia en momentos que salen a la luz, las operaciones de espionaje ejecutadas por el DAS, organismo de seguridad del Estado colombiano. Las operaciones son para todos los gustos. Se descubrió varios papeles, describiendo campañas para desprestigiar a otros, de espionaje a periodistas, dirigentes sindicales o sociales, incluso las operaciones incluían operativos en Europa averiguando, infiltrándose en ONGs, o simplemente siguiendo a funcionarios europeos o periodistas que se explayaran negativamente respecto al gobierno de Uribe.
*Columna semanal del Programa Sudestada
Emitido por Radio Nacional Rosario - AM 1300
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