Por Roberto Marra
En general, el mate se toma caliente. Ochenta y un grados, dicen algunos entendidos en esa específica materia, deben tener el agua con la cual se llena el recipiente con yerba. Así, en esa mezcla se produce el “milagro” de la perfección en el cebado cuando se succiona la bombilla, y el placer del sabor se manifiesta en todo su esplendor.