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viernes, 19 de noviembre de 2021

ROMPIENDO "ROCCAS"

Por Roberto Marra

"No podemos seguir con países donde se aumenta el rol del Estado, es la empresa privada la que construye cadenas de valor, y hay que revalorizar ese rol. Si no logramos cambiar este cuadro en los próximos diez años, los países de América Latina van a ser ingobernables”. Paolo Rocca

Esas palabras suenan mucho más que a una opinión. Es el Poder Real con firma y sello. Es la clara manifestación del manejo de lo absoluto como horizonte. Son el sonido atormentante de la razón de la miseria de los pueblos. Es la sensación del terror del “mercado” como espada de Damocles sobre las sociedades empobrecidas por ellos mismos. Es la aberración de los disvalores puestos al servicio de sus conceptos de saqueo y acumulación, donde la población sólo debe contemplar y padecer, inerme y temerosa, el hambre que nada les importa a los rocca y compañía, ensimismados en la construcción de un futuro invivible para nosotros, los simples mortales.

Se desnuda ante la sociedad, sabiendo de la complicidad de quienes informan sus palabras ofensivas para la condición humana. La mediática corporativa, parte activa del conglomerado de dueños de la economía, se encarga de transmitir sus mensajes tergiversados y edulcorados, mintiendo sin piedad, falsificando la realidad hasta transformarla en una masa informe de obscenidades antisociales. Nada importa, porque las neuronas de los padecientes de semejantes mensajes de horror ya fueron alineadas para la incomprensión de la realidad y la no búsqueda de la verdad.

Sus palabras pasarán sin pena ni gloria. Se las absorverá como una más de las verdades impuestas. Será otro mojón en la insaciable búsqueda de poder infinito, que pasará desapercibido para la mayoría de la población, mucho más preocupada en encontrar el mendrugo diario que esos asesinos de saco y corbata le niegan cotidianamente. Seguirá, no obstante, la brutalidad semántica emitida con el altivo desparpajo de los poderosos, asistiendo a reuniones con los gobernantes de turno, que con más miedo que decisión, enfrentarán las sinrazones de estos “empresarios” con la mano pronta para firmar alivios fiscales y empréstitos extraídos de los propios hambrientos.

No cabe ya la sonrisa complaciente ni la mano tendida con estos amorales. No merecen el respeto de nadie con cordura y sentimientos humanos. No deben ser perdonados ni exonerados de ningún cargo que sus genocidios encubiertos producen a la sociedad, con la disculpa de “las inversiones”, extorsiva manera de actuar frente a los genuflexos que temen sus ataques desestabilizadores que, de todas formas, sobrevendrán.

Sin la más mínima duda, sin el más pequeño de los temores, sin el menor atisbo de negociar con semejantes energúmenos, sólo se los debe combatir. Sus decisiones serán, siempre, mortales para el resto de la sociedad. Sus actos, signados por el desprecio a la voluntad popular. Sus objetivos, despreciables motivos inhumanos, oscuros caminos al abismo y la desaparición de la Nación, base de sustentación del fin de toda razón y justicia. Es la hora de hacer añicos sus delirios de omnipotencia, con la inigualable fuerza de un Pueblo empoderado y un Gobierno consciente de su mandato histórico: sacar los “roccas” del camino hacia la justicia social...

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