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miércoles, 28 de julio de 2021

EL CUMPLEAÑOS DE UN IMPRESCINDIBLE

Por Roberto Marra

Un 28 de julio de 1954 vino al mundo un niño. Uno como tantos, un mestizo de una pobre familia de la sabana venezolana. Nadie sabe como sigue la vida de un recién nacido, hasta que los años delatan el camino de su ventura o desventura. En este caso, quien abriera los ojos por primera vez aquel día, fue convirtiéndose en un apasionado de la vida, un buscador de vidas mejores, un investigador de las razones de su propia pobreza y las de quienes le rodeaban en aquel pequeño pueblo sabanero.

Sueños de beisbolista lo atravesaron desde pequeño, hasta que otra búsqueda lo envió a ser cadete militar. Allí se formó su carácter, más que por la rigurosidad de sus formadores, por la capacidad innata de estudiar las causas de todo. Leer fue su pasión, y la razón de la elevación de su conciencia sobre la realidad de la cual él mismo era una consecuencia. Aprendió más que otros, se destacó por su perseverancia y solidez moral, se hizo hombre digno de recibir la confianza de su camaradas de armas y de sus superiores.

Con esa base se acercó a la política, siempre con una mirada histórica que lo atravesaba en cada análisis, entreviendo el devenir de la sociedad venezolana atada al desarrollo de la Patria Grande que sus estudios le habían permitido entender como el camino inevitable de nuestros países. Su enervación ante la injusticia en la que sobrevivía su Pueblo, lo incitó a buscar atajos para generar una sociedad distinta. Y allí fue, armas en mano, a intentar hacer casi lo imposible, para terminar con esa consigna determinante para el futuro de Venezuela, el famoso “por ahora”.

Si aquella aventura fue “por ahora” derrotada, lo que sobrevendría sería la elevación de ese aprendizaje para conformar un movimiento que fuera capaz de derrotar al conservadurismo vendepatria que gobernara aquella Nación por décadas. Las urnas lo elevaron a la condición para la cual parecía predestinado, si es que tal cosa existe. Lo cierto es que, a partir de los votos, el Pueblo venezolano dio a luz de nuevo a aquel niño, ahora hombre maduro, para que por su gestión, se produjera una revolución pacífica y auténticamente justiciera para con la historia que determinó la vida de este notable hacedor de justicia social.

Estratega empedernido, visionario por naturaleza, estudioso por necesidad de su alma de profundo patriota americano, fue la luz que iluminó el camino de otros procesos nacionales de liberación de fuerzas populares que se dieron al unísono por esos tiempos no tan lejanos. Los sueños de los héroes de la historia mal contada, reaparecieron ante los ojos de millones de esperanzados que volvieron a creer que la felicidad es posible.

Argentina estuvo muy ligada al devenir de ese enorme estadista, por ser él mismo un estudioso de nuestra historia, a la que conocía más que muchos argentinos. No se cansaba de declarar su admiración por la obra y el pensamiento de Perón y de Evita, a quienes nombraba en sus largos pero nunca tediosos discursos, como ejemplos que le ayudaban a comprender la realidad y así poder transformarla en beneficio de los postergados de siempre.

Nos dejó con la rapidez que no esperábamos, en medio de un llanto americano imposible de contener ante tanta injusticia con alguien tan justo. Nos atravesó con su espada de amor y lealtad a las ideas más honestas y sentidas por las mayorías que lo admirábamos. Dejó un legado de caminos seguros y de otros por descubrir con el método infalible de escuchar sus mensajes eternos. Y está presente en cada mirada de los hombres y mujeres buenas de estas tierras que no terminan de liberarse del imperio que él combatió con la nobleza de un pensamiento que rompía con las hipocresías de los genuflexos y los cobardes.

Nos toca a quienes le sobrevivimos concretar sus sueños. Les tocará a las generaciones por venir el acabar y elevar sus consignas a la realidad. Pero nunca podremos ignorar su paso por esta vida, ni su luz de patriota inflexible. Volando alto, nos condujo hasta la obligación de ser mejores, de responder a su memoria con actos solidarios, y convertir a este desvencijado territorio, en la Patria única que fue su desvelo.

Y por él y por nosotros, gritar ante el Mundo que ¡Chávez vive, la lucha sigue!

 

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