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miércoles, 28 de abril de 2021

FUEGO AMIGO

Imagen de "Principios Divinos"
Por Roberto Marra

La expresión “fuego amigo” se ha puesto de moda en estos últimos tiempos en el ámbito de la política. Se la utiliza para denominar así a las críticas lanzadas sobre un gobierno por parte de supuestos o reales adherentes a la misma ideología que sostienen los funcionarios criticados. Pero esas manifestaciones pueden ser realizada desde la lealtad a la doctrina sostenida y al gobernante en cuestión, o pueden formar parte de un ataque malicioso de falsos adeptos cuyas intenciones no pueden ligarse con las de aquellos que buscan ofrecer alternativas a las políticas cuestionadas.

Esta frase nació desde el ámbito militar, para denominar así a los disparos provenientes del propio bando, siempre por error. Pero en política, tal “error” no suele existir, puesto que quien actúe en ella conoce de antemano los probables resultados de cualquier expresión que desentone con la línea discursiva de sus líderes. Aquí también vale repetir que las críticas vertidas con lealtad sobre la aplicación práctica de la ideología compartida, no forman parte de ningún ataque artero, no es ya “fuego amigo”, sino simple y necesaria manera de advertir sobre los verdaderos errores que se puedan estar cometiendo o por cometer.

Al calor de una aparente fidelidad, algunos personajes con pretensiones de liderazgos, ponen en marcha acciones derivadas de esos “fuegos” discursivos malintencionados, escudados en una “amistad” doctrinaria con el o la atacada, que terminan formando parte de una maquinaria opositora al gobierno cuestionado. La mediática salvaje se encargará del resto, multiplicando esa voz discordante hasta hacerla viral y conquistar una especie de “masa crítica” de adeptos que se transforma en la “infantería” boba de un plan cuyos auténticos dueños nunca se muestran demasiado.

El enemigo de las causas populares y de sus expresiones gubernamentales, está siempre atento a cualquier desliz que pudiera ser útil a sus intereses. Son sus medios macabros los que más utilizan tal frase hasta el hartazgo, como modo de empujar la división de los sectores populares. Pero, lamentablemente, también suelen ser los propios involucrados en tales manifestaciones mediáticas negativas los que realimentan ese “fuego”, que de “amigo” poco tiene.

Es cuando caracterizan a los enemigos escudados en esas falsas amistades, como “compañeros”, un modo de licuar sus falsas pertenencias doctrinarias, en busca de lograr el famoso “consenso” entre desiguales. Pero para hacerlo, empujados por la canalla mediática y sus monsergas opositoras, se comienza a ceder las convicciones en algunos temas, resignando con ello parte fundamental de los objetivos que condujeron a la fe de los electores.

Mientras tanto, paradójicamente, quienes sí intentan acumular certezas para alcanzar las metas populares más sentidas, generando críticas dignas de ser tenidas en cuenta, por el carácter leal de sus manifestaciones, son tratadas como aquel falso “fuego amigo” que, de verdad, ataca impiadosamente las políticas que se intentan imponer para beneficio de las mayorías populares. Se les estigmatiza como enemigos, justamente a los auténticos compañeros, los que no buscan sino la construcción de fortalezas que impidan los retrocesos y lastimen la construcción de la ansiada Justicia Social, que de eso se trata, en definitiva, lo popular de un gobierno.

El enemigo tiene muchas caras, y la de la mala utilización de la expresión “fuego amigo” es una de tantas. Sus perversas intenciones no se detienen ante la realidad. Más bien la hacen pedazos, la rearman a su antojo y la exponen de acuerdo a sus intereses. Nada que no conozca de antemano cualquier leal defensor de la doctrina popular por excelencia de nuestro País. Nada que no se pueda repeler desde las convicciones manifestadas con fidelidad y puestas en valor con la unidad de los que sienten como propio el camino para hacerlas parte de la vida cotidiana. Nada que no pueda vencerse con el oído atento, la palabra justa y las ideas firmes. Para que el combustible de los corazones del Pueblo esperanzado, mantenga ardiendo el genuino fuego de una doctrina tan intransigente como renovada.

 

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