Imagen de "Alternativas Económicas" |
Por
Roberto Marra
Hay
palabras de las que se apoderan los representantes de esas teorías
economicistas que representan los ideales del Poder corporativo más
conservador y retrógrado, pretendiendo aparecer como eficientes y
ahorrativos, supuestos defensores del rigor y la mesura a la hora de
proponer sus acciones de gobierno, para terminar, a la hora de la
verdad de los resultados, con el merecido sayo de despilfarradores de
los bienes públicos y egoistas defensores de sus fortunas
individuales.
El
caudal de sus mentiras corre siempre por el cauce de lo que llaman
“prudencia” o “moderación”, eufemismos que les servirán
para aplacar las ansias de los postergados y dejar de lado las
necesidades resultantes de los desastres económicos que ellos mismos
provocan. Pretensiosos aspirantes al primer premio a la “mesura”
y la “severidad”, aplican sus planes profundamente dilapidantes
de los esfuerzos populares, pero lo hacen, dicen, en nombre de la
salvaguarda de la República, falsa manera de denominar a sus fondos
de inversión acumulados en guaridas fiscales.
Sus
“austeridades” alcanzan niveles de rigideces que aprisionan los
bolsillos del pobrerío que multiplican con sus medidas. Sus
severidades someten al escarnio violento de la dominación de las
rebeldías lógicas de los oprimidos. Con sus inflexibles decisiones
acaban con los valores más trascendentes de nuestra historia social,
dejando de lado a la educación y la salud, miserabilizando sus
desarrollos y acabando por implantar una cultura basada en el egoismo
y la inmoralidad.
Estos
“puritanos” de la economía se dedican a hacer el trabajo sucio
de romper con la solidaridad, transformar la elaboración histórica
de muchas generaciones en la nada misma, arrastrar a la sociedad
hacia el peor de los fracasos, sumirla en la desazón y la
desesperanza, para convertirla en fácil presa de sus decisiones
malévolas y eternizarse en el poder. Son las marionetas de un Poder
superior, planetario, que hace demasiado tiempo que viene arrasando
con la humanidad, en muchos casos, literalmente.
Pero
sus triunfos deberán ser necesariamente pasajeros. Los pueblos
habrán de encontrar los caminos para la recuperación de sus
derechos y acabar con los mandatos de esos asesinos de la verdad y la
memoria solidaria. Y claro que deberá hacerlo con austeridad, de la
auténtica, de la que nutra un proceso de recuperación basado en el
justo reparto de las responsabilidades, con la sobriedad y la
prudencia que demandan las horribles consecuencias dejadas por los
falsos “economistas” productores de tantas desgracias populares.
Por
supuesto que habrá que ser ahorrativos, pero de miserias y pobrezas.
Claro que se precisa severidad y dureza, pero solo con los que nos
transformaron en sus esclavos. Y sí que habrá que aplicar la
abstinencia, pero de las malditas políticas de saqueo programadas
por los enemigos de una Patria que, inexorablemente, habrá de
recuperar los valores perdidos, con el protagonismo y la
perseverancia de un Pueblo constructor de su propio destino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario