Por
Roberto Marra
El
“deme dos” fue una marca en varios períodos de nuestra historia
reciente. Una especie de “régimen” de compra compulsiva de una
clase media desbocada y pretensiosa de categorías imposibles, pero
subyugantes. Y ahí van ahora, desandando el camino de la falsa
opulencia marketinera, cayendo tan bajo como los odiados “negros de
mierda”, que les limpiaban sus parabrisas antes que tuvieran que
vender sus autos, antes que se convirtieran en otros parias más, tan
desgraciados como aquellos, pero menos dignos, fruto de sus
“agachadas” ideológicas y sus complicidades electorales. Se dio
vuelta la taba y cayó, como suele hacerlo, del lado de los eternos
ganadores, esos que usaron sus votos para hundirlos en la pobreza que
otros les avisaron y miraron con desprecio.
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