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viernes, 14 de diciembre de 2018

SUMA CERO

Imágen de "Noticias Urbanas"
Por Roberto Marra
¿Qué tienen que ver entre sí, un rayo, una nueva línea de colectivos y las cifras de pobreza e indigencia? En el “Mundo Macri”, todo se une y, paradójicamente, la suma siempre da cero. Cero “pobreza cero”, cero igualdad, cero oportunidad. Es un mundo donde se tergiversan los criterios para medir el desarrollo, donde se asimilan los datos negativos al relato de porvenires sin sustento, donde la verdad es aplastada por mecanismos de desaparición de los hechos detrás de fantasías de avances negados tajantemente por la porfiada realidad de cada día.

Un rayo mató a una mujer indigente, que vivía en la calle, abandonada por el Estado bajo un árbol que fue su último destino, despreciada como otros tantos por una sociedad sin otra conciencia generosa que la de algún pan duro para los miserables que arrastran sus cuerpos desvencijados por las calles inundadas de egoistas que no alcanzan a ver en aquellos a su propio futuro. Cero es el número imposible que designa a esos nadies arrojados a la calle insolidaria.
Una nueva línea de colectivos entrará ahora a ese reducto cuasi feudal llamado Nordelta, donde se acumulan billetes lavadores de polvos blancos con formas de viviendas lujosas, donde las “domésticas” no son soportadas en los mismos transportes “exclusivos” de quienes creen formar parte de una oligarquía a la que solo le lamen sus botas. Por fin se sacarán de encima los olores a pobreza de sus asientos de cueros salpicados con el sudor obsceno de sus soberbias sin sustento. Cero es también la suma de estos desatinos sociales, donde el sinsentido ha ganado otra batalla.
Los mismos inventores del relato de cifras tan falsas como sus intenciones de lucha contra la pobreza, antiguos aliados estratégicos del actual gobierno desde antes que lo fuera para acabar con el despreciado “populismo”, ahora le señalan que su ridícula “pobreza cero” se fue por la canaleta de la timba financiera, absorbida por las pocas decenas de ladrones disfrazados de inversores o empresarios que transitan la Rosada.
Cero será el resultado de sus truculencias antisociales, de la desvastación de una Nación rumbeada hacia el cadalso colonial por sus pretensiones de pertenencia a un imperio que también le puso cero en sus calificaciones, elevando las cifras de un “riesgo país” manejado a su antojo por los titriteros mayores del Planeta.
Pero cero da también la suma de las injusticias que no se ven, cuando un muchachito es aplastado por un gorila sin cerebro, rodeado por energúmenos de su misma condición, pateando e insultando al pobre pibe pobre, otro cero en la escala humana que genera el sistema de sometimiento al que adhieren felices los acusadores que gozan con arrojar a un niño a una bestia hambrienta de sangre indigente.
El cero, esta entelequia matemática fruto de la sabiduría de civilizaciones muy antiguas, expresa el vacío, lo nulo. Tan vacía y tan nula como quedará nuestra Patria después del huracán de odios consumados con la pertinaz y paradójica colaboración de sus propias víctimas, perseguidas ahora por cifras de pobrezas muy alejadas de la primigenia promesa del inepto conductor de este colectivo a ninguna parte.
Un enorme cero, gigante y pesado, será el lastre final que dejarán los empedernidos fabricantes de miseria, de los rayos sobre los indigentes, del apartheid de cabotaje y del desprecio a la inocente condición de empobrecido. Mientras otras cifras, reales y concretas, aseguran un destino de deudas infinitas, elaboradas con la perversión de los poderosos de siempre y la desidia de los cómplices elegidos para resguardar nuestra esperanza.

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