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miércoles, 3 de octubre de 2018

MUJERCITAS

Imagen de "Infobae"
Por Roberto Marra
Las nuevas generaciones son el objetivo del Poder para asegurar su preeminencia en el futuro. Cooptarlas, atraparlas en sus redes ideológicas y culturales, son maniobras permanentes de los grupos que representan a los poderosos. Fomentar en ellas las banalidades y la tilinguería, los placeres superfluos y efímeros, son la forma que han ido utilizando a lo largo del tiempo para alejarlas de sus pertenencias sociales reales y convertirlas en adiestradas marionetas para el logro de sus objetivos de dominación eterna.
Paralelo a ese arsenal prolífico para el atontamiento juvenil, se desarrollan otras acciones en la franja etárea opuesta, la de los llamados “adultos mayores”, tratados casi como una sub-especie humana, “abuelitos” que solo ubican en roles irrelevantes para la sociedad y su desarrollo, descartes de un pasado que le puede provocar (al Poder) las molestias de los recuerdos de tiempos de libertades y felicidades populares que necesitan combatir para sostener sus dominios absolutos.
El resto de la sociedad, la fuerza de trabajo adulta, solo debe ser explotada lo suficiente como para que ni siquiera tenga tiempo de elaborar en su conciencia las razones de sus propios padecimientos, mucho menos de comprender las de los demás sectores sociales. Aleccionada en la búsqueda de alcanzar metas irrealizables, se los manipula para el desprecio a quienes han sido marginados y la admiración de los “triunfadores”, esa raza de opulentos engreídos sin otra meta que la soberbia de la acumulación infinita de riquezas.
Pero (siempre hay uno), no todo les sale bien a los poderosos. A veces, muchas más de lo que ellos se esperan, aparecen piedras en su camino. Surgen voces disonantes a las que concibieron sus “focus group”. Nacen, como de improviso, grupos que se ponen de pie y manifiestan verdades que todos saben, pero esconden, por miedo o complicidad. Emergen justo donde el Poder pone toda su garra maléfica para construir la cultura del individualismo: el sistema educativo.
Entonces, las pibas del Colegio Nacional de Buenos Aires explotan frente a toda la runfla perversa de lo pequeños gerentes de los poderosos de verdad, puestos ahí para promover generaciones de sumisos ciudadanos, hombres y mujeres sin proyectos liberadores para una sociedad que necesitan aplastada para continuar con su acopio de fortunas mal habidas.
Con las palabras justas, con la valentía y el arrojo de quienes se saben víctimas, con la serenidad y el conocimiento de lo vivido en sus cortas experiencias, arremetieron contra la voluntad silenciadora de los oscuros personajes que ofician de docentes y “autoridades”, alejados ambos de sus funciones para convertirse en asesinos de ilusiones de las nuevas promociones.
Pusieron las cosas en su lugar. Arrojaron la primera piedra, porque pueden hacerlo sin vergüenza alguna, libres de pecados que otros cometieron. Empujaron el tiempo a otro tiempo, dejaron atrás la adolescencia y se convirtieron en mujeres pensantes. La obediencia ciega al poderoso no les habrá de contener nunca más. Ese es el real peligro para semejantes perversos, fútiles ejemplares de un sistema destinado a la desaparición, cuando millones tomen la posta dejada por estas valientes.
En medio del caos financiero y económico, en medio de la desaparición del Estado como protector de los derechos, en medio de irracionales presupuestos y traidores a la medida de sus designios, en medio de libertades denigradas y violencias sin medida, aparece una luz, no ya al final de un túnel, sino al principio de una nueva esperanza. Solo falta que los otros sojuzgados, los adultos y las mayores, se atrevan a dar el paso que, con inmensa sabiduría, ya dieron estas enormes mujercitas.

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