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viernes, 13 de julio de 2018

LOS PERONISTAS AMNÉSICOS

Imagen de "TV Mundus"
Por Roberto Marra

En medio de una clara divergencia entre el ex-gobernador bonaerense Felipe Solá y el pretendiente a “peronista de la primera hora” Sergio Massa, se va demostrando que, eso que denominan “peronismo unido”, todavía tiene mucho camino por recorrer. La pelea parece pasar, más bien, por demostrar quien puede aislar más a Cristina Fernández. El verdadero objetivo de quienes no están más a su lado es el no aceptar (aunque así lo digan) la dimensión que la ex-Presidenta posee todavía a la hora de planificar la tan mentada “unidad”.
Resulta a veces hasta risueño observar los esfuerzos que hacen quienes no quieren ser vistos como “kirchneristas”, para manifestar opiniones adversas al (des)gobierno actual sin ponderar positivamente el período del anterior gobierno. Siempre surge un “pero” a la hora de hablar de esa gestión, siempre aparecen las menciones a los corruptos, palabra mágica que desata odios hacia quienes no han podido ser más que señalados con los dedos miserables de los auténticos ladrones históricos de la Nación, hoy apoderados de la estructura del Estado para aplastar hasta el último signo de bienestar conquistado por el Pueblo a lo largo de tantas décadas.
Según se informa en algunos medios, Massa hizo trascender que “iba a viajar a Estados Unidos para pulir algunas cuestiones de su discurso antes de lanzar su candidatura”. Tremenda definición de su pertenencia y sumisión al estáblishment, lo que no resulta extraño, si releemos los “Argenleaks” de Santiago O'Donnell, que relatan sus visitas a la embajada imperial para desprestigiar al entonces Presidente Néstor Kichner e impulsar acciones de aquella Nación contra la nuestra, con tal de destituirlo. Raro peronismo el de Massa, ya que de su ideología y sus prácticas no surge como posible más que como una forma de engaño al electorado que adhiere a esa doctrina.
Aprovechando la metáfora preferida por el inepto que ejerce la presidencia en la actualidad, está navegando sin un único capitán el barco peronista. Más bien parece haber muchos “contramaestres” dirigiendo distintos sectores de esa nave bombardeada por los piratas gobernantes y también atacada desde adentro por cipayos, buscavidas individualistas que solo quieren salvar sus pellejos ante la probable rebelión de los hambreados “marineros”.
Personajes como Massa solo parecen querer apoderarse de ese barco, no ya para conducirlo al puerto de la Soberanía política y la Independencia económica por el canal de la Justicia Social, sino para reproducir hacia el infinito la miseria programada por el Poder, con la misma o parecida fórmula que aplica con denuedo el títere mediático de la Rosada.
Su unción antikirchnerista (en realidad, antiperonista) se ha propagado a algunos de sus acompañantes que, aunque con menos fervor, también utilizan los latiguillos denostadores de la gestión anterior, único método que parecen conocer para demostrar alguna valía ante una sociedad adormecida por la hipnosis mediática del odio autodestructor.
El viejo y probado método del análisis de la realidad a través de la simple observación de las necesidades y la elaboración de sus probables soluciones, no parece ser tenida en cuenta. Los tímidos esfuerzos por elaborar un Programa sintetizador de los distintos criterios, se dan contra la pared del individualismo de quienes intentan presentarse como los líderes del “auténtico peronismo”.
Poniendo el carro delante del caballo (o, siguiendo con la metáfora marítima, tal vez debiera decirse el timón delante de la proa), alzan sus candidaturas antes de saber para qué. O, en todo caso, cómo harán lo que hay que hacer, si todavía no se consensuó lo que se debe hacer. Lo importante parece ser demostrar que la etapa anterior fue un error histórico, una experiencia “populista” sin arraigo popular, una “gran mentira” donde la satisfacción (real) de las necesidades materiales y espirituales que se dieron, fueron un método para “robarse todo”. Un “todo” inexplicable por el contraste con la realidad matemática. Una realidad que el Poder necesita ocultar detrás del eterno gatopardismo del que prefieren ser parte los amnésicos representantes de un peronismo vaciado de Pueblo y de historia.

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