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En
medio de una clara divergencia entre el ex-gobernador bonaerense
Felipe Solá y el pretendiente a “peronista de la primera hora”
Sergio Massa, se va demostrando que, eso que denominan “peronismo
unido”, todavía tiene mucho camino por recorrer. La pelea parece
pasar, más bien, por demostrar quien puede aislar más a Cristina
Fernández. El verdadero objetivo de quienes no están más a su lado
es el no aceptar (aunque así lo digan) la dimensión que la
ex-Presidenta posee todavía a la hora de planificar la tan mentada
“unidad”.
Resulta
a veces hasta risueño observar los esfuerzos que hacen quienes no
quieren ser vistos como “kirchneristas”, para manifestar
opiniones adversas al (des)gobierno actual sin ponderar positivamente
el período del anterior gobierno. Siempre surge un “pero” a la
hora de hablar de esa gestión, siempre aparecen las menciones a los
corruptos, palabra mágica que desata odios hacia quienes no han
podido ser más que señalados con los dedos miserables de los
auténticos ladrones históricos de la Nación, hoy apoderados de la
estructura del Estado para aplastar hasta el último signo de
bienestar conquistado por el Pueblo a lo largo de tantas décadas.
Según
se informa en algunos medios, Massa hizo trascender que “iba a
viajar a Estados Unidos para pulir algunas cuestiones de su discurso
antes de lanzar su candidatura”. Tremenda definición de su
pertenencia y sumisión al estáblishment, lo que no resulta extraño,
si releemos los “Argenleaks” de Santiago O'Donnell, que relatan
sus visitas a la embajada imperial para desprestigiar al entonces
Presidente Néstor Kichner e impulsar acciones de aquella Nación
contra la nuestra, con tal de destituirlo. Raro peronismo el de
Massa, ya que de su ideología y sus prácticas no surge como posible
más que como una forma de engaño al electorado que adhiere a esa
doctrina.
Aprovechando
la metáfora preferida por el inepto que ejerce la presidencia en la
actualidad, está navegando sin un único capitán el barco
peronista. Más bien parece haber muchos “contramaestres”
dirigiendo distintos sectores de esa nave bombardeada por los piratas
gobernantes y también atacada desde adentro por cipayos, buscavidas
individualistas que solo quieren salvar sus pellejos ante la probable
rebelión de los hambreados “marineros”.
Personajes
como Massa solo parecen querer apoderarse de ese barco, no ya para
conducirlo al puerto de la Soberanía política y la Independencia
económica por el canal de la Justicia Social, sino para reproducir
hacia el infinito la miseria programada por el Poder, con la misma o
parecida fórmula que aplica con denuedo el títere mediático de la
Rosada.
Su
unción antikirchnerista (en realidad, antiperonista) se ha propagado
a algunos de sus acompañantes que, aunque con menos fervor, también
utilizan los latiguillos denostadores de la gestión anterior, único
método que parecen conocer para demostrar alguna valía ante una
sociedad adormecida por la hipnosis mediática del odio
autodestructor.
El
viejo y probado método del análisis de la realidad a través de la
simple observación de las necesidades y la elaboración de sus
probables soluciones, no parece ser tenida en cuenta. Los tímidos
esfuerzos por elaborar un Programa sintetizador de los distintos
criterios, se dan contra la pared del individualismo de quienes
intentan presentarse como los líderes del “auténtico peronismo”.
Poniendo
el carro delante del caballo (o, siguiendo con la metáfora marítima,
tal vez debiera decirse el timón delante de la proa), alzan sus
candidaturas antes de saber para qué. O, en todo caso, cómo harán
lo que hay que hacer, si todavía no se consensuó lo que se debe
hacer. Lo importante parece ser demostrar que la etapa anterior fue
un error histórico, una experiencia “populista” sin arraigo
popular, una “gran mentira” donde la satisfacción (real) de las
necesidades materiales y espirituales que se dieron, fueron un método
para “robarse todo”. Un “todo” inexplicable por el contraste
con la realidad matemática. Una realidad que el Poder necesita
ocultar detrás del eterno gatopardismo del que prefieren ser parte
los amnésicos representantes de un peronismo vaciado de Pueblo y de
historia.
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