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jueves, 5 de octubre de 2017

LA DRAMÁTICA MÁQUINA DEL TIEMPO

Imagen de Taringa!
Por Roberto Marra

El sueño de poder viajar en el tiempo ha sido permanente a lo largo de la historia, al menos de la contemporánea. Se han producido decenas de películas en base al tema, donde tal vez la más recordada sea la saga de “Volver al futuro”, cuyo tono de comedia romántica la aleja un poco de esos otros films de pretensiones más “científicistas”.
Pero ahora, en estos precisos momentos, estamos asistiendo al desarrollo de un nuevo capítulo de otra saga, muy argentina, donde un enorme y poderoso sistema ha logrado nuevamente el traslado al pasado, no ya de una o dos personas, sino de toda una sociedad. Así somos en nuestro País: hacemos todo a lo grande.
Según advierten los grandes escritores de ciencia ficción, si se logra trasladar a un tiempo pasado, cualquier cosa que se haga allí modificará el presente y el futuro. Tal vez sea por eso que, cada vez que se ha utilizado nuestra “máquina del tiempo”, los presentes se transforman en más y más dramáticos para las vidas de los inermes viajeros.
El “aparato” utilizado no se ve, pero se siente. Se nota en los cambios de actitudes de las personas, otrora fervientes defensores de los mejores valores, como la justicia social, la solidaridad o el desarrollo independiente de la Nación. Ya embarcados en el sistema de retroceso temporal, trocarán esas virtudes por las peores miserias humanas, donde el egoísmo y los odios irracionales tomarán el trono de sus conciencias.
Los “científicos” al mando de esta enorme “máquina”, son simplemente delegados de un Poder escondido en una burbuja temporal que nunca cambia, desde donde deciden cuanto y cuando retroceder. Porque hay que aclararlo: el movimiento en el tiempo siempre es hacia atrás, jamás hacia adelante.
Los pasajeros involuntarios en esta nave de fuga de la realidad, viajan convencidos de que sus buenos tiempos eran de mentira y que, al final del recorrido, volverán a sus antiguas felicidades, que debieron resignar en nombre de dichas futuras, basadas en supuestas lluvias de bienestares desde el espacio exterior.
Pero hay un problema muy grave en este artificio viajero: cuando se le termina el verde combustible que lo alimenta, cae estrepitosamente, produciendo todavía más daño a sus pasajeros que, demasiado tarde, descubrirán que fueron víctimas de rencores y desmemorias inducidos por los mismos conductores de esa espantosa y cruel “máquina del tiempo... perdido”.

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