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lunes, 23 de octubre de 2017

GRACIAS POR SU VOTO

Imagen de "Riste Recargado"
Por Roberto Marra

Gracias. Quiero agradecer a cada una de las amas de casa que votaron los aumentos de los comestibles.
Gracias también a los automovilistas, que votaron los aumentos de la nafta. Un especial agradecimiento a los taxistas, votantes del aumento del gas.
Muchas gracias los jubilados, que votando lograron afirmar la reducción de los beneficios del PAMI y el aumento de los medicamentos.
Gracias a los trabajadores en general, que con sus votos lograrán bajar sus derechos laborales, reducirán sus salarios reales y desprotegerán sus futuras jubilaciones.
Gracias especiales a las compañeras y los compañeros docentes, al frente de las conquistas anti-sociales que les descontarán los presentismos y desaparecerán los incentivos nacionales.
Gracias además a los miles de desocupados y sub-ocupados, manteniendo sus firmes convicciones en seguir siendo mano de obra descartable.
Más gracias todavía a los comerciantes y pequeños industriales, favorecedores de los aumentos descomedidos de los servicios esenciales para sus empresas.
Más agradecimientos todavía a los compradores compulsivos de dólares, tan proclives siempre a la defensa de lo nacional, siempre que no afecte sus intereses personales de acumulación verde.
Gracias, muchas gracias, a los futboleros, felices ahora que deberán pagar por ver lo que era gratis hasta no hace demasiado tiempo.
Gracias a los turistas que dejaron de viajar, por su enorme aporte solidario con las economías regionales. Gracias a los habitantes de esas economías regionales, por sus firmes votos contra sus propias cosechas.
Gracias especiales a los habitantes rurales, tan apegados a las costumbres de los patrones, que no los pueden dejar de acompañar con sus votos.
Más gracias a los habitantes santafesinos, tan consustanciados con el progreso social como con el des-progreso, que acá son distintos, pero iguales.
Mucho agradecimiento a los votantes rosarinos, urbanos representantes de esa mayoría silenciosa capaz de olvidar los lamentos cotidianos, con el loable propósito de eliminar a esa runfla de malvivientes populistas de sus calles.
Por último, gracias, mil gracias, renovadas gracias a los retrasadores de la historia, a los olvidadores de las muertes cotidianas, a los mentores de las protestas vanas, a los fabricantes de inseguridades permanentes, a los negadores de monedas en los bares y, sobre todo, a los creyentes sin escrúpulos de las miserables fábulas televisivas cotidianas.

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