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martes, 18 de julio de 2017

SOCIEDAD CON ANTEOJERAS

Imagen de "Revista Norte"
Por Roberto Marra
Personas en situación de calle” es el eufemismo adoptado por casi todo el mundo para designar a quienes viven en la calle, literalmente. A quienes, por haber sido despojados y abandonados por el sistema político-económico vigente, se les han quitado los derechos que la letra de la Constitución ordena. Son “desaparecidos” del sistema, en el que solo se permanece si no se resulta desechable, en el que hasta las sobras del mísero “derrame” son limitadas a cierto número de individuos.
Los mismos protectores e impulsores de las políticas que provocan la proliferación de estos pobres de toda pobreza, rellenan con falsas peroratas dolientes, largos minutos televisivos para mostrarnos la aparición, de la nada, como si no tuvieran orígenes, de estos desarrapados abandonados por distintos rincones de las grandes ciudades.
Ahora ven lo obvio, la muerte por el frio de algunas de las personas abandonadas. Ahora notan lo que estaba a la vista desde hace demasiado tiempo, desnudando el espejismo de un relato de ricos para ricos. Y para quienes, sin serlo, acompañan gozosos esas miserables formas de no ver la realidad.
Compungidos” periodistas entrevistan a “preocupados” funcionarios, quienes despues de emitir sus acostumbradas falsedades disfrazadas de proyectos nunca concretados, continuarán con la aplicación de los planes de destrucción y descarte de seres humanos, convertidos en la basura que hay que alejar de la vista de los demás, que serán los seguros abandonados del futuro.
La solidaridad de algunos alejará la muerte de muchos de estos ciudadanos sin derechos. Frazadas y platos calientes brindados por curas cristianos de verdad y por simples compatriotas dolidos por tanta injusticia permitirá, tal vez, sus sobrevivencias.
Pero el estigma de la miseria consumada seguirá allí, atravesando a una sociedad con anteojeras, que niega la visión de tantos dolores y tristezas inacabables, con tal de no admitir sus responsabilidades, convertidos en los cómplices de tanto abandono, cuando decidieron votar a sus propios y perversos enemigos.

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