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Los virus son agentes infecciosos que pueden contagiar todo
tipo de organismos, que se multiplican dentro de sus células y se diseminan de
diferentes formas. Este concepto, válido para la evaluación del estado de salud
de las personas o de otros organismos de la naturaleza, también puede
utilizarse para definir la salud de una sociedad.
En ese orden, hace mucho tiempo que estamos padeciendo de un
ataque de unos virus muy especiales. Son los que provocan la necesidad de
sentir odios, rencores y desprecios. Penetran en los organismos cuyas defensas
intelectuales son más débiles, en individuos que no pueden resistir su
presencia porque han sido aviesamente instruidos para ello.
De eso se ha encargado el perverso mundo de los medios de
comunicación masiva, cuyos monopólicos propietarios, parte integrante de la
elite del Poder, inyectan cada día el veneno de la ignorancia y la
maledicencia, con el único fin de la fácil dominación de los indefensos
televidentes, escuchas y lectores.
Como resultado de la presencia de ese temible virus,
millones de personas adquieren detestables sentimientos de adversidad
permanente, negando sus propias situaciones reales, imaginando la pertenencia a
clases sociales donde jamás los aceptarían, señalando como culpables de sus
males justamente a quienes les permitieron subir en su escala social.
Fórmulas mediáticas, que no por repetidas son menos
efectivas, provocan la profundización de las divisiones entre quienes son
afectados por políticas letales, alejando la posibilidad de atacar a esos virus
del odio, que se multiplican exponencialmente. Esos agentes infecciosos están intentando
propagarse lo suficiente como para asegurar la permanencia de los parásitos
gobernantes por más tiempo, el suficiente para apoderarse de lo que aún no
tenían.
Como suele suceder en esas películas de catástrofes, la
sociedad atacada solo se podrá salvar por la aparición, casi mágica, de un prodigioso
antiviral. Uno que no saldrá de un laboratorio científico, sino de la toma de
conciencia de los propios afectados, que deberán descubrir en sus propias
historias, los genes de las luchas por la justicia social que formaron parte,
desde siempre, de la inmunidad contra los malditos fabricantes del peor y más
mortal de los virus: la mentira.
EL PODER MANEJA TODOS LOS VIRUS
ResponderEliminarEL DEL EBOLA
EL HANTA VIRUS
LA VIRUELA EL ZICA
LOS VIRUS DE COMPUTADORAS
LOS VIRUS DE LA LOS MEDIOS Y LA TELE
Y LOS PARASITOS QUE PONE EN LOS GOBIERNOS DE PAISES DE TONTOS QUE LES GUSTA QUE LOS PIRATAS DE LA JPEMORGAN LOS GARQUEN.