Imagen elmeme.me |
La historia
demuestra, aquí y en el resto del Mundo, que para los males que nos sucedan
siempre se buscarán culpables en los distintos, los extranjeros, los
desvalidos, los supuestamente inferiores. Negros, indios, obreros, peones, minusválidos,
incluso niños o ancianos, son los blancos (miren que paradoja) predilectos de
los xenófobos. Sus seguridades de supuestos seres superiores, solo atribuible a
la inmensa estupidez que alimentan sus agravios, se basan en historias armadas
para asegurar hegemonías sostenidas a lo largo del tiempo, siempre con las
mismas peroratas reaccionarias y farsantes.
Lejos de
encontrar rechazo en la sociedad, se reproducen esas paranoicas actitudes de
odio al diferente, gracias a una maquinaria educacional y mediática que forma
parte indisoluble de la formación de estas conductas retrógradas. Incluso
quienes antes fueron estigmatizados por sus diferencias con el ideal de la
pureza étnica y social, luego se transforman en sostenes de estas aberraciones
sociales. Son la infantería de ese ejército de idiotas útiles que les aseguran
a los poderosos de siempre, la continuidad de sus dominios económicos y
políticos.
Cuando la
situación económica tambalea, producto de las propias ineptitudes de los amos
del Poder, resurgen fatalmente estos fabricantes del odio, retomando costumbres
históricas de aquellos que se autoproclamaron dueños de la “argentinidad”. El
racismo resulta, entonces, la tabla de salvación de los gobernantes inútiles y
perversos. De allí a la placa televisiva de “murieron dos hombres y un
boliviano”, solo hay un paso.
No es
novedoso ni exclusivo de Argentina el método. Miremos a Europa y los miles de
migrantes negros, árabes y pobres, muertos en el Mediterráneo, sin que a sus
gobernantes se les ocurra otra cosa que poner alambrados. Miremos a Trump y su
proyecto de muro con México. Es parte del repugnante sistema de poder mundial
en el que estamos subsistiendo, donde la vida solo vale para quienes forman
parte de esa camarilla de propietarios de la humanidad.
Nuevas cazas
de brujas se sucederán. Nuevas maniobras distractoras de la realidad se pondrán
a caminar, para sumarnos al tren del odio y la discriminación. Otra vez la misma
piedra, mellada ya de tantos tropezones de los mismos perdedores históricos,
será puesta ante los ojos de las masas inconscientes. Será imprescindible aprender
a saltarla, para encontrarnos del otro lado con los distintos, que son nuestros
iguales, indispensables compañeros de ruta en la construcción de una sociedad
más justa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario