Imagen tomalaplaza.net |
La decisión del presidente
Mauricio Macri de ir contra la Afsca y la Aftic, la purga de periodistas
críticos, los fuertes rumores de transferencia de mayores beneficios al monopólico
Grupo Clarín y la aplastante monocorde voz de los medios hegemónicos han hecho
que intelectuales, expertos y teóricos de la comunicación vuelvan sobre un
viejo tema: el poder de los medios de comunicación.
Louis Althusser, pensador marxista francés, publicó en 1970 un
artículo que revolucionaría la forma de pensar las instituciones capitalistas
que inculcan ideas: “Ideología y aparatos ideológicos de Estado”. Allí se hacía
mención a diferentes instituciones (familia, escuela, iglesia, medios, etc.)
como aparatos, en el sentido en que son instituciones/máquinas, que toman una
materia prima y mediante procedimientos que le son propios y particulares de
cada aparato la transforman en un producto. Resumiendo, se podría decir que
estas “instituciones” toman un sujeto: el niño en la familia, el alumno en la
escuela, el fiel en la iglesia, el receptor de un medio, etc. y mediante
practicas específicas lo transforman en sujeto “sujetado”: el hijo obediente,
el educado, el creyente, el consumidor mediático, etc. Para el francés existe,
en estos aparatos, una primacía de la práctica sobre el contenido del mensaje
inculcador: por ejemplo la escuela que enseña obediencia mediante técnicas
disciplinarias (pedir permiso, levantar la mano para hablar, el timbre de entrada,
el llamado a silencio, etc.). Más allá de los profundos y múltiples aportes del
artículo, lo que nos interesa rescatar aquí es que Althusser resignifica estas
instituciones como instituciones (todas ellas) de la inculcación ideológica, es
decir, comunicacionales. Y todas ellas hacen, entonces, al poder.
Evidentemente, el resultado electoral y las acciones contra la
comunicación plural desatadas por el flamante gobierno macrista, son la
consecuencia directa de una batalla cultural perdida en el campo de la
comunicación. Pero particularmente en el campo de los medios de comunicación.
Siguiendo el análisis de “Ideología y aparatos ideológicos de Estado”,
podríamos afirmar que no toda comunicación se da en los medios, sino que buena
parte de ella se da en otras instituciones. El kirchnerismo dio una feroz
batalla legal y comunicacional en torno a los medios, pero, probablemente y a
la vista de los resultados, descuidó otros espacios comunicativos de mayor
penetración por parte de los sectores populares y de difícil articulación para
los sectores dominantes.
Un ejemplo claro en este aspecto, son las redes territoriales de
unidades básicas (aunque podrían haber muchos más, como el espacio público en
su sentido más amplio como menciona acertadamente Washington Uranga en la
contratapa de Página/12 del 15 de enero pasado). El peronismo triunfante de
principio de la década del 70 había sido sostenido por una importante red de
unidades básicas organizadas durante el peronismo clásico y que se distribuían
en todo el territorio nacional. Esos espacios políticos no sólo eran lugares de
gestión y militancia, eran instituciones donde la comunicación tomaba otra
dirección a la de los medios dominantes. Simplemente se puede recordar que las
fiestas y celebraciones patrias no sólo se conmemoraban en la escuela, en el
espacio público y en el ámbito mediático sino que también se hacían en las
unidades básicas dándole un sentido distinto a la historia. El viraje
neoliberal del proceso dictatorial, primero, y del menemismo, después,
desmanteló esa red.
Es decir, otro medio de construir comunicación contra hegemónica
debería ser el restablecimiento de una red de espacios de comunicación, donde
el “cara a cara”, el asambleísmo y el debate reemplacen al individualismo del
espectador aislado frente al mundo artificial de los medios. Ello no quiere
decir descuidar la batalla en el espacio de lo mediático específicamente, sino,
también, encontrar otros medios de comunicación.
Una estrategia comunicacional que, con muy buenos resultados, viene
desarrollando la Iglesia durante casi 2000 años. Deberíamos tomar nota.
* Docente e investigador, UNCuyo. Publicado en Página12
No hay comentarios:
Publicar un comentario