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Lo de golpear a la democracia
cuando ésta no conviene es algo que data desde la propia implementación de las
reglas democráticas. En Venezuela, esta práctica se ha repetido insistentemente
desde que Hugo Chávez ganara las elecciones de diciembre de 1998. Se han
producido tantas modalidades de intentos de golpes de Estado que sería preciso
denominar a este fenómeno como golpismo del siglo XXI como estrategia
antidemocrática para buscar derrocar al socialismo bolivariano del siglo XXI.
Cada batalla que se pierde en las urnas se procura ganar por otra vía.