Cuando
se comienza a descubrir el funcionamiento del mercado financiero la
sugerencia de operadores habituales es no incorporar la moral al momento
de analizar el comportamiento de los protagonistas. Ni evaluarlos con
categorías amigos-enemigos suponiendo la imposibilidad de alteraciones
de situaciones que se presentaban inicialmente como inmodificables o de
desenlace inexorable. La recomendación tiene el objetivo de colaborar en
la comprensión de cómo se desarrollan los negocios en el mundo de las
finanzas desreguladas. En ese curso acelerado de secretos de la city se
enseña que el principal combustible del motor emprendedor de los grandes
especuladores es obtener la mayor ganancia sobre el capital invertido
en el menor tiempo posible. Si se entiende ese marco general de la
conducta del financista, no debería causar sorpresa que fondos de
inversión internacionales con bonos de deuda argentina estén negociando
con fondos buitre con bonos de deuda en default para un arreglo
extrajudicial, sin la intervención directa de Argentina. No lo hacen por
filantropía, simpatía política o porque la noche de Buenos Aires los
encandila. Sólo tienen el interés de cuidar sus inversiones y ganar
mucho más dinero. Esta pulsión incontenible de financistas esta vez está
jugando a favor de Argentina, aunque la vanidad y celos de esos
millonarios de las finanzas pueden hacer naufragar el acuerdo.
El reciente documento del Cefid-Ar “Fondos buitre. El juicio contra
Argentina y la dificultad que representan en la economía mundial”, de
Romina Kupelian y María Sol Rivas, precisa las diferentes
características de esos financistas. “Los buitres son fondos de capital
de alto riesgo que compran deliberadamente títulos de deuda en default a
precios muy bajos para luego reclamar por la vía judicial el valor
total de esos bonos más los intereses devengados. Los holdouts son otro
tipo de inversores, puesto que son tenedores de deuda que por distintas
razones no aceptan las reestructuraciones sin especular con acciones
legales. Y los fondos especulativos también se diferencian de los
buitres porque aceptan las condiciones del mercado.” Explican que la
metáfora del buitre refiere a que su estrategia, cuando se trata de
deudas soberanas, se basa en esperar a que la economía de algún país
entre en crisis y no pueda afrontar sus deudas para, en ese momento,
lanzarse en picada a atacar a su presa moribunda adquiriendo bonos
públicos devaluados a bajísimo valor y luego, con demandas judiciales y
mediante distintos métodos de presión –embargos, operaciones de lobby y
campañas de prensa desprestigiando a los Estados deudores–, fuerzan a
los gobiernos a pagarles el valor total de los títulos adquiridos más
los intereses devengados.
Los fondos buitre NML Capital, de Paul Singer, y EM Ltd., de Kenneth
Dart, ganaron en primera y segunda instancia el juicio contra Argentina
en los tribunales de Nueva York, sede de la meca bursátil y financiera
Wall Street. La Corte Suprema de Estados Unidos además no consideró la
apelación del país para revisar el fallo y es cercano el rechazo al
pedido que la Cámara en pleno se ocupe del caso. Queda pendiente una
segunda apelación ante la Corte Suprema, con escasa probabilidad de
prosperar. Argentina está perdiendo este juicio que es el más importante
por el monto involucrado. Otros treinta litigios exigiendo embargos
sobre activos argentinos en el exterior en otras jurisdicciones tuvieron
resultados desfavorables para los buitres. Incluso a mediados de la
semana pasada la Justicia alemana desestimó una demanda de acreedores
con bonos argentinos en default. El juicio de los buitres en Nueva York
en cambio ha estado avanzando hacia una sentencia en contra.
Pese al festejo de la hinchada local que juega con entusiasmo a
favor del visitante, todos los involucrados saben que deberán anotar
pérdidas con el desenlace más probable a mediados del año próximo de la
Corte Suprema de Estados Unidos desestimando la apelación argentina.
Cada uno, por distintos motivos –los buitres, Argentina y los grandes
fondos de inversión–, tienen algo que perder.
Los buitres sólo anotarían el triunfo moral y político de haber
ganado el juicio en tribunales amigos de Nueva York, pero no recibirían
los dólares por su apuesta especulativa de comprar muy barato con el
default para luego cobrar vía judicial.
Argentina estaría obligada a incumplir pagos (default técnico) de
bonos emitidos bajo legislación de Nueva York, no porque consideraría
ese fallo injusto al ordenarle privilegiar a unos acreedores (los
buitres) sobre otros, sino porque no podría hacerlo debido a que por
normas de emisión de los nuevos bonos estaría obligada a reconocer esas
mismas condiciones especiales de cobro de los buitres a los inversores
que participaron de las dos rondas de canje (2005 y 2010). Todo el
proceso de reestructuración de deuda con quita, reducción de la tasa de
interés y extensión de plazos se derrumbaría y el monto involucrado para
cumplir con todos los acreedores superaría la cantidad de reservas en
el Banco Central.
Los buitres ganarían pero no cobrarían; y Argentina perdería y no
pagaría. Aquí interviene el tercer jugador: grandes fondos
internacionales que participaron del canje y acumulan muchos bonos que
han estado cobrando cada vencimiento sin problemas. En un escenario de
default técnico (se define así porque no es voluntario sino que se
origina por un fallo judicial), esos fondos perderían mucho dinero por
la caída de las cotizaciones de los títulos que acumulan en sus carteras
de inversión, además de dejar de cobrar los intereses devengados debido
a que poseen papeles de deuda con legislación Nueva York. Los bonos
emitidos bajo jurisdicción local no estarían alcanzados.
Esta situación que puede terminar beneficiando a la Argentina no fue
por casualidad, sino por la persistente defensa en tribunales adversos
que derivó en esa encrucijada financiera. En estos días trascendió el
núcleo del plan elaborado por fondos de inversión para definir un
arreglo extrajudicial con los buitres, que se difundiría esta semana. La
propuesta tendría la siguiente secuencia:
- Esos fondos recibirían los bonos en default de los buitres.
- A cambio de esos papeles se comprometerían a pagarles el monto de la sentencia, negociando una leve quita.
- El pago lo efectivizarían transfiriendo un porcentaje (20 por
ciento) de los intereses de los títulos del canje, que cobran
puntualmente en cada vencimiento.
- Luego ingresarían los bonos en default de los buitres en la
tercera ronda del canje, sumando más títulos de deuda argentina a su
cartera de inversión.
Esta operación inédita en el mercado de deuda soberana requiere de
la aprobación mayoritaria de todos los acreedores involucrados. Si
finalmente se concreta, superando escollos operativos de implementación
además de la vanidad de los financistas, quedarían descolocados quienes
han sido apasionados lobbistas locales de los buitres.
El saldo de esa transacción sería favorable para los tres
protagonistas. En la perinola saldría “todos ganan”. Los buitres ganaron
el juicio y podrían contabilizar una extraordinaria ganancia
especulativa pagada por otros fondos de inversión. Estos a la vez
evitarían una pérdida patrimonial de un default técnico y por el
contrario podrían registrar utilidades por el aumento de la cotización
de los bonos despejada la incertidumbre del juicio buitre. Y Argentina,
pese a perder el litigio, no tendría que pagarles a los buitres, además
de sumar más bonos al canje de deuda cerrando así el capítulo del
default.
Una resolución de mercado de este tipo fue forzada por la firmeza de
la posición argentina en la relación con los fondos buitre defendiendo
la potestad de tomar decisiones soberanas en materia financiera, como
fue la renegociación de deuda en default. Quedará pendiente la cuestión
política y moral del mundo de las finanzas, atributo este último
desconocido en ese ambiente de negocios. Deberían ser una tarea de otros
protagonistas. Las investigadoras Kupelian y Rivas convocan en ese
sentido a que “en la medida en que la regulación y la Justicia a nivel
global no se hagan eco de prácticas fraudulentas, los buitres van a
seguir sobrevolando ante cada economía débil”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario