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lunes, 30 de septiembre de 2013

EL PRESUPUESTO 2014 Y LA NATURALEZA DEL PERONISMO

Imagen www.eldiarionoticias.com.ar
Por Felipe Yapur*



 Los números propuestos y aprobados en Diputados que le dan cuerpo al proyecto de Presupuesto 2014 no fueron, como se puede llegar a suponer, discutidos en profundidad durante esas casi 18 horas de sesión. Los argumentos esgrimidos por la oposición se basaron en supuestos, pero sobre todo expresan el rechazo visceral a la representación económica del programa político del gobierno kirchnerista.
Este tipo de debate desnuda, con magnífica transparencia, lo que se juega en la Argentina desde casi su nacimiento como Estado y Nación, pero sobre todo, desde la irrupción del peronismo. El Presupuesto, como herramienta sustancial para la puesta en práctica del modelo, que la oposición insiste en transformarlo en relato al no poder detenerlo, puede que en algún lugar sea un "dibujo", porque al fin y al cabo también expresa un objetivo, un deseo a alcanzar. Los presupuestos que el FPV puso a consideración desde 2003 son, si se quiere, el dibujo del país que busca desarrollar y transformar. Hay decenas de ejemplos que demuestran que esas propuestas se fueron concretando y complementando con la ristra de leyes que se sancionaron y que alejaron al país de aquel infierno que supo representar diciembre de 2001.
En aquella jornada, surgió de entre los discursos opositores el viejo estigma antiperonista que, mal que les pese a algunos bloques, se expresa incluso entre los que fueron peronistas y también entre los que conforman la entelequia conocida como peronismo disidente o, desde hace poco, renovador. El antiperonismo tiene la condición de colarse en los intersticios del frágil concepto de progresismo, y su consiguiente y variado armado político. Navega entre los prejuicios de clase y les da cuerpo a propuestas conservadoras que incluyen a la UCR. 
El peronismo, base fundamental del FPV, tiene como sujeto de transformación a las clases populares y, como beneficiario indirecto, a esa extraña clase denominada media. Entre esos se inscriben los almaceneros y sus libretas, una figura usada por conspicuos peronistas ahora renovadores para denigrar la norma. No fue tomada al azar. Representa el pensamiento más profundo de estos diputados que fueron referentes del pensamiento conservador y neoliberal que colonizó y dominó al movimiento nacional y popular durante el menemismo.
¿Qué pasa por la cabeza de estos legisladores que cantan la Marcha Peronista pero sin sentir (repudiando en realidad) los conceptos que contienen sus versos, y terminan rechazando el modelo político (y sus leyes), que desarrolla el FPV y que lleva en su interior las banderas de Juan y Eva Perón y de otras corrientes de pensamiento que forjó el marxismo? O, dicho de otra forma: ¿Cuándo dejaron de ser peronistas, cuándo abandonaron su origen de clase y asumieron para sí el pensamiento conservador que desprecia a las masas pero que se valen de ellas para sostener sus privilegios?
Enfrentar el antiperonismo es más difícil que el anticomunismo porque este último tiene una teoría y una praxis contrapuesta a lo que el comunismo propone. Por caso, ante la colectivización de la tierra, el anticomunismo impone la propiedad privada. El antiperonismo es más visceral y más binario.
Esto se expresa cuando los opositores morigeran su negativa a los proyectos oficialistas diciendo que podrían hacerlo mejor y menos conflictivo. Pero, en realidad, lo repudian porque están defendiendo a los grupos de intereses, económicos, religiosos y mediáticos, que durante décadas dominaron y condujeron el país para satisfacer sus necesidades más básicas y perversas.
Defender los logros conseguidos en estos años es una tarea ardua que no tiene un final previsible. Esta defensa es permanente y continua. Ergo, siempre hay sectores que no tienen el estado físico para soportar esa defensa ante los ataques de los intereses que combaten al modelo propuesto por el FPV.
Allí puede residir una de las razones del aval que reciben las expresiones conservadoras que poco tienen de renovadora. En este debate del Presupuesto, el FPV mostró anticuerpos que funcionaron. La apertura a propuestas y necesidades por parte de los gobernadores, antes y durante el debate del proyecto, es una muestra novedosa del nuevo momento que vive el kirchnerismo. Hay una nueva etapa que busca transitar sin tropiezo la definición de la continuidad del kirchnerismo más allá de 2015. No es que en anteriores años el oficialismo no haya tomado en cuenta las necesidades de las provincias, pero se hacía de otra forma, a veces un poco demasiado vertical. Pero esto sirvió para abroquelar y contener a mandatarios provinciales y sus diputados evitando la sangría que presagiaba la oposición, política y mediática.
El debate del Presupuesto también demostró que entre la oposición predomina la mediocridad que consideran como lo normal y afirman que el kirchnerismo es la expresión de la locura que, en realidad, es el poder ver, proponer y concretar el futuro.
*Publicado en Tiempo Argentino

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