Imagen proyectario.blogspot.com |
Héctor
Magnetto ganó la batalla mediática el día que compró a Jorge Lanata. No
el día que le puso el suculento cheque en la cuenta corriente del
otrora periodista, cosa que ocurre todos los meses. Sino el día que
adquirió su apoyo político. El momento en el cual le permitió al ahora
operador de prensa y sus secretarios construir una coartada perfecta
para conjugar "göebellismo" y "progresía"; engaño, manipulación y
charme; canibalismo y debilidad al mismo tiempo. Probablemente, Lanata y
los suyos –no así Magnetto– crean en lo que están haciendo, justifiquen
sus deplorables medios convencidísimos de qué "de última" está jugando
para el lado de "los buenos". Recientemente, hojeé un libro muy
interesante de Robert Trivers titulado La insensatez de los necios. La
Lógica del Engaño y el auto engaño en la vida humana. En esas páginas,
el autor sentencia: "Somos mentirosos redomados y nos mentimos incluso a
nosotros mismos… ¿Pero por qué nos autoengañamos? Nos engañamos para
engañar a los demás. Para engatusar a los otros, es posible que nos
veamos tentados de reorganizar internamente la información de mil
maneras probables, y que lo hagamos inconsciente en gran medida."
(Digresión 1: el autor de esta nota no es tan ingenuo ni soberbio
como para pensar que los únicos que se autoengañan son los periodistas
opositores que militan para las arcas del Grupo Clarín. Y asume el
riesgo de su propio autoengaño pero advirtiendo de qué va la cosa,
recurso que al hacerlo explícito le permite señalar el autoengaño de los
"Otros". El autor de esta nota advierte que puede estar siendo
autoengañado, los "Otros", en cambio, manipulan aseverando que dicen la
"verdad", que tienen todo "requeterrecontramilchequeado". Es decir, el
autoengaño del autor de esta digresión es mucho más honesto que todas
las "certezas" juntas de los manipuladores de la información que hacen
las tapas de Clarín, Periodismo Para Todos y los editorialistas y
zocaleros de TN).
(Digresión 2: dejo para otra nota el debate sobre engaño o
complicidad, pero pongo como ejemplos de engaños masivos la actuación
del diario durante la represión ilegal, la Guerra de Malvinas y el
gobierno de Fernando de la Rúa)
Trivers dice algo interesante respecto de las ventajas que tienen
quienes saben engañar a los demás; leamos: "El que engaña toma la
iniciativa y quien pretende desenmascararlo siempre va a la zaga. Como
suele decirse de los rumores, la mentira ya ha dado media vuelta al
mundo antes de que la verdad comience a propalarse. Cuando en la
naturaleza surge un nuevo estilo de engaño, toma por sorpresa a
individuos que a menudo carecen de defensas contra él. A medida que ese
tipo de engaño se difunde, la selección natural favorece el desarrollo
en las víctimas, de suerte que al cabo de un tiempo la aparición y
difusión de movimientos contraofensivos acaban por anularlo. Sin
embargo, siempre es posible burlar las nuevas defensas e inventar nuevas
estratagemas."
Obviamente, no se trata de aplicar automáticamente las palabras de
Trivers a la realidad política argentina, pero sí de utilizar ciertos
disparadores que nos permitan analizar por qué Magnetto está ganando la
partida momentáneamente. ¿De qué manera Magnetto compró a Lanata? ¿Por
600 mil pesos mensuales? ¿Por un millón de pesos mensuales? No. Con la
mentira de la "debilidad". Sobre ese autoengaño se podrá montar luego la
ambición desmedida. Pero sin ese engaño de que "Clarín hoy es el débil"
no se puede construir la manipulación de gran parte de la sociedad y no
sólo de la "clase media gorila", como creen los esquematizadores de
siempre, sino también de quienes no tienen las defensas preparadas para
resistir los embates.
¿En qué consiste el "engaño de la debilidad"? Sencillo: muchos
argentinos están convencidos de que: a) el 54% adquirido en las
elecciones del 2011 le otorgó a la presidenta Cristina Fernández de
Kirchner un poder omnímodo, y b) el Estado es la institución más
poderosa aun en una economía de mercado. Las dos afirmaciones son
falaces: la primera porque la legitimidad popular es volátil; además, el
poder político siempre es dependiente del económico, a lo sumo el
control del aparato estatal permite la utilización momentánea de
recursos y, en muy contadas ocasiones –y este no es el caso– el
monopolio de la violencia. La segunda afirmación es falsa y proviene de
una visión ultraliberal conservadora enquistada en la conciencia de
millones de argentinos: el individuo está indefenso ante el Estado. Como
buen heredero de cierta musicalidad anarquista legada por su bisabuelo
Vito, el autor de esta nota estaría dispuesto a sostener que el
individuo (teórico) debe ser liberado de los posibles ahorcamientos del
Estado, lo que no está dispuesto a conceder es en equiparar como
individuos al "ñato" que viaja apretadísimo en el subte B y a Magnetto,
CEO del grupo mediático más poderoso de la Argentina y sus alrededores,
quien viaja muy muelle en su regio cochazo protegido por una patota de
agentes privados de seguridad.
El engaño de la "debilidad de Clarín" es muy efectivo porque, por
ejemplo, oculta que: a) tiene capacidad de engañar a millones de
argentinos a lo largo y a lo ancho del país con sus operadores de cables
de televisión, b) posee una cohorte de políticos a medida con los que
intercambia favores constantemente; es decir, a cualquier candidato a un
cargo le conviene reverenciar a Clarín para afanar dos minutos de
pantalla o un resaltado en negrita (previamente tasado, obviamente) por
parte de cualquier columnista supuestamente independiente, objetivo y
neutral del diario, c) posee la solidaridad de clase del sector
empresario, d) controla, como está más que probado, no sólo a los jueces
y camaristas del Poder Judicial, sino incluso a la mayoría de los
miembros de la Corte Suprema, que vaya a saber por qué juegan siempre a
favor del Grupo.
(Digresión 3: ¿Tantas cosas tienen para ocultar estimados ministros
de la Corte que no pueden sentenciar independientemente y están sujetos
a supuestas investigaciones del diario Clarín?).
Magnetto logró engañar a la sociedad con su supuesta debilidad. Y
el gobierno creyó que demostrando poder, ganaba. En las democracias,
reciben la simpatía de grandes sectores de la sociedad aquellos que
logran mostrase como débiles. Eso lo aprendió muy bien Magnetto luego de
la batalla anterior (2010-2011) con el kirchnerismo. Por esa razón se
hizo chiquito y hasta se dejó insultar y escupir por los defensores de
Víctor Hugo Morales hace unas semanas. En democracia el que golpea
pierde. Y desde el engaño de la debilidad –del que Lanata es cómplice–
se dedicó a esmerilar al gobierno, asociado a los políticos de la
oposición –que realizan su propio juego sacando ventaja a la corta pero
perdiendo a la larga–, controlando el Poder Judicial, amplificando
denuncias mentirosas desde un lugar donde campea una supuesta "épica" de
la víctima.
Es en este marco que hay que entender la fantochada de los amicus
curiae de la Corte Suprema. ¿Después de cuatro años de favores a Clarín
los ministros no conocen la causa y necesitan que un puñado de tipos les
cuente por qué una ley elegida y legitimada por una mayoría como nunca
ocurrió en democracia debe o no ser declarada constitucional? Es
sencillo: demostrarle a la sociedad, a los engañados con la debilidad
del Grupo Clarín, que la Corte, con tal de hacer los deberes para
Magnetto, es capaz de enfrentar al Poder Ejecutivo y al Legislativo
juntos y a toda una sociedad movilizada, es contraproducente para la
estrategia del propio Magnetto. ¿Se entendió? La Corte va a votar a
favor de Magnetto pero recién después de las elecciones. No porque tenga
miedo del resultado electoral. Sino porque sabe que si favorece a
Clarín demuestra que el verdadero poderoso es el Grupo monopólico y no
el gobierno nacional.
Por último, Clarín es poderoso por una última razón: es un lobo
suelto en un corral de corderos atados. El gobierno tiene las manos
esposadas para enfrentar a Magnetto. No puede quebrar la
institucionalidad, no puede accionar porque el Poder Judicial es
cómplice del Grupo y porque la presidenta de la Nación no está dispuesta
a justificar cualquier medio para llevar adelante su fin. Magnetto en
cambio puede hacer cualquier cosa si quisiera: presionar, sobornar,
engañar, extorsionar y, llegado el caso, podrá matar, si es necesario.
Clarín puede lograr un golpe de Estado –el ex presidente Raúl Alfonsín
bien lo escribió–, el gobierno no puede intentar acabar con Clarín.
Magnetto gana. Porque Clarín miente.
Muy de acuerdo con Hernán. Y a los que se quejan de 678, por lo menos vemos la otra cara, hoy hicieron un resumen del discurso de Néstor en el primer canje, acompañado por el que ahora está, para su record historico, en contra, y siempre claro el bocho Néstor, y eso no lo vemos en otros medios, y gracias por poder expresarme aca.
ResponderEliminar