Imagen www.ciudadccs.org.ve |
Nicaragua, la Nicaragua pobre que todos
conocemos, es más rica que Venezuela, porque su geografía es ideal para
la construcción de un canal interocéanico y porque la posesión de tal
canal permite a una potencia industrializada de tamaño medio convertirse
en una potencial mundial.
La firma de un contrato entre la HK Nicaragua Canal Development
Investment Company y el presidente Daniel Ortega, de Nicaragua, para la
excavación de un canal (formado por varias vías más o menos paralelas)
es, entonces, síntoma de la aparición de un nuevo imperio en el mundo,
el chino, y de un nuevo protagonista próspero y desarrollado,
Latinoamérica. Es así, implica un cambio epocal de consecuencias y
tamaño difíciles de mensurar, en todo caso anunciaría el inicio de un
nuevo período en la historia económica latinoamericana, lo que significa
en la mismísima historia universal, porque significará la suspensión
del estatus colonial que desde 1492 vive el subcontinente y
concretamente la suspensión de subvenciones de Venezuela y el resto de
América Latina a Estados Unidos y Europa.
No es seguro que se realice tal excavación y es factible que para
impedirla se produzca una guerra que no sería exagerado calificar de
mundial, de hecho, su no construcción en el pasado no tiene nada de
casual, está imbricada en la gestación de las dos guerras mundiales,
como señalamos en el artículo anterior de esta serie. Igualmente es
factible -no fácil pero factible- un desarrollo conciliatorio del
problema, por arreglos entre las potencias china y norteamericana, del
cual es síntoma la composición del actual Gobierno nicaragüense dentro
del cual la derecha pronorteamericana comparte posiciones con la
izquierda sandinista.
ALIANZA DEL PACÍFICO CONTRA BRICS
El contrato actual entre Nicaragua y China se produce en un ambiente
continental latinoamericano donde chocan la Alianza del Pacífico y el
Brics. ¿Qué es el Brics? Por sus siglas es la alianza económica de
Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica, en la práctica es la
expresión de la multipolaridad que tiene entre sus artífices al
presidente Hugo Chávez Frías y, vale decir, la única esperanza de
desarrollo independiente y pleno de Latinoamérica. El presidente Maduro
ha señalado que Venezuela se adscribe al Brics. Por su tamaño y grado de
desarrollo Brasil es el país eje de la parte latinoamericana del Brics.
Hay que decirlo: Brasil está hoy asaltado por el surgimiento de la
Alianza del Pacífico. También Venezuela, obviamente.
La Alianza del Pacífico, por su parte, implica, según Cubadebate: “La
liberación del 90 por ciento de aranceles en forma poco discriminada,
permitiendo crear un ‘mercado’ de más de 216 millones de personas sin
incluir los observadores, con una tendencia a la desregulación estatal
en sectores estratégicos: de tipo agrícola o en los recursos naturales;
un retorno al proceso de reestructuración neoliberal”. Sí, es eso, el
neoliberalismo en un retorno de gran vitalidad, pronorteamericano.
Para concluir esta breve pintura del contexto donde entrará a jugar
el contrato de construcción por China de un canal interoceánico
nicaragüense, es imposible ignorar la posibilidad de que la entrada a la
OTAN anunciada por Santos respecto a Colombia se revele compartida por
los otros miembros de la Alianza del Pacífico.
HISTORIA, QUE ES LECCIÓN
Es sabido que Cristóbal Colón intentó ascender por el río San Juan
–boca del virtual canal nicaragüense en ese entonces- en su cuarto
viaje. Desde entonces el paso se convierte en obsesión, interesó a
Carlos Quinto, Benjamín Franklin estudió sus factibilidades mientras
conspiraba en los ambientes europeos para separar los actuales Estados
Unidos de Inglaterra, también Washington, que mantuvo correspondencia
con el neogranadino Mutis, entre otros, también Francisco de Miranda,
que incluyó la concesión de Panamá y Nicaragua a Estados Unidos e
Inglaterra conjuntamente en el Acta de París, que presentó a Pitt en
1798, también Bolívar, que habló de “sus canales” al nombrar a
Centroamérica en la Carta de Jamaica y trabajó en controlar las diversas
vías en el Congreso Anfictiónico de Panamá, ya en franco enfrentamiento
con la diplomacia norteamericana. Alejandro Humboldt lo había
estudiado, William Walker ocupará a Nicaragua en plan asesino, Napoleón
III, Cipriano Castro, Guillermo II, Augusto César Sandino y Tacho Somoza
se interesarán en el canal nicaraguense, también José Figueres, cuyo
máximo logro fue eliminar el ejército de Costa Rica de modo que hoy el
ejército de aquel país es el norteamericano, lo que significa que está
sobre el canal, interesó a los sandinistas de los años ochenta, a Carlos
Andrés Pérez, al presidente Chávez, a Daniel Ortega, e interesa al
presidente Maduro .
TRATADO CLAYTON-BULWER
Entre 1846 y 1848 Estados Unidos invade México y le roba la mitad de
su territorio. Pero esa posesión no era nada fácil de explotar. Inmensa,
constituyendo ella sola un país, requería mecanismos que facilitaran el
acceso de la población. Una vía era la terrestre pero se presentaba
ardua e interminable. Se utilizó como alternativa la vía del mar, pero,
caramba, implicaba un viaje desde las costas norteamericanas hasta la
región antártica y vuelta a territorio norteamericano. Las ventajas de
un canal centroamericano se hicieron evidentes. Pero había un problema
llamado Inglaterra.
Inglaterra se había visto golpeada en su status de potencia mundial
con la toma norteamericana de la mitad de México y se opuso a la
canalización norteamericana por Centroamérica, que perfeccionaría esa
victoria. Hubo tensión pero finalmente madre e hijo anglosajones
llegaron a un acuerdo que se expresó en el Tratado Clayton-Bulwer de
1850. Cito el libro De Cristóbal Colón a Hugo Chávez Frías (1):
“Poco después (de concluida la conquista de la mitad de México, 1849)
Estados Unidos firma un documento canalero con Nicaragua —pacto
acelerado por el descubrimiento de oro en la región de California— y
crea una compañía para construir el respectivo canal. Pero se atravesó
la Gran Bretaña. Afirmaba tener derechos en la Costa de Mosquitos,
fortalecidos por el matrimonio de miembros de la casa real británica con
miembros de la casa real miskita, situada, por pura casualidad, en las
bocas del río San Juan, salida atlántica del canal nicaragüense. La
posición británica se volvió amenazante, imposibilitando a los
norteamericanos obtener el capital necesario para hacer el canal.
¿Inglaterra pedía participar en el negocio nicaragüense? En cierta
manera. Según (Carlos) Pereyra (2) el Secretario de Estado Olney,
historiando el tratado Clayton- Bulwer, explicaría que:
“…Tuvo su origen en un deseo vehemente, por parte del Gobierno y del
pueblo de este país [Estados Unidos], de acortar la distancia y
facilitar las comunicaciones entre nuestras posesiones recientemente
adquiridas en la costa del Pacífico y el resto de los Estados Unidos.
California fue adquirida en 1848, y la apertura de sus campos auríferos y
el movimiento migratorio que siguieron casi inmediatamente hicieron más
urgente la posesión de un canal…”.
Un despojo hacía necesario el otro. Pereyra explica otras causas
concomitantes para el tratado: se actuaba “bajo el supuesto indudable de
que si el canal se construía bajo la protección británica, el otro
obstáculo, o sea, la falta de capital suficiente, desaparecería también.
Se entablaron negociaciones entre los dos gobiernos, sobre la base de
las propuestas británicas. Las negociaciones continuaron rápidamente y
el resultado fue que en junio de 1850 se firmó el tratado
Clayton-Bulwer”.
Inglaterra y los Estados Unidos constituyen un condominio sobre
Nicaragua. Pero no era sólo sobre Nicaragua, las potencias firmantes
decidieron “proteger” todos los canales centroamericanos de una vez.
“En ese tratado —declaran— los gobiernos de la Gran Bretaña y los
Estados Unidos, al concluir esta convención, desean no sólo alcanzar un
objeto particular, sino establecer un principio general, y al efecto
convienen en extender su protección por medio de tratados, a cualquier
comunicación practicable, ya sea por canal o por ferrocarril, por la vía
de Tehuantepec o por la de Panamá”.
Con el Tratado Clayton-Bulwer quedaron borradas las sombras que la
guerra 1846-48 pudo inferir a la Alianza Monroe. Quien había perdido
netamente era México. Y, por supuesto, Colombia y Nicaragua. Si se
recuerdan las instrucciones de Henry Clay a los delegados al Congreso
Anfictiónico de Panamá, de 1826, donde Estados Unidos señalaban su
aspiración a participar en el canal panameño, respetando que era
colombiano, se puede sentir cuánto han cambiado las cosas con la
desaparición del Libertador y su línea programática.
*Publicado en Telesurtv.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario