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El
22 de diciembre de 2009, escoltado por su tropa de asalto, Darth Vader
inauguraba la tradicional campanada de apertura de la Bolsa neoyorquina.
Nada más oportunamente sarcástico. Se cumplía un año de la crisis
internacional y punto de partida de la avanzada del terrorismo
financiero y especulador occidental sobre los pueblos estadounidense, de
la periferia europea y del Tercer Mundo. Desde entonces, muchas
batallas se vienen librando, aunque sólo una destaca por su carácter
emblemático y su progresiva influencia y prestigio planetarios: el "mal
ejemplo" argentino.
El "sistema financiero global de rapiña y sus
derivados" declara la guerra abierta a la revolución redistributiva que
encabeza la tiránica princesa Leia (del universo real). La soberanía
económica alcanzada por vía del exitoso desendeudamiento resulta
inadmisible. La servidumbre imperial en los confines galácticos –Clarín
para citar un caso– golpea como puede. Edición tras edición renegando
que la inflación en la Argentina "quintuplica al promedio de América
Latina" y que ya se ubica en el "nada encomiable Top 4 del mundo, un
ranking donde sólo la superan Sudán, Sudán del Sur y Bielorrosia (sic)".
La fuente del ranking fue omitida, como omitido también, edición tras
edición, el hecho de haber sido justamente la Argentina el único país
del "concierto de las naciones" en comenzar a revertir el endeudamiento
sin ayuda de préstamos externos, sin medidas opresivas contra su propio
pueblo, ni con terceros países. ¿Pero qué puede importar esta inédita
conquista a la Argentina del atraso y la exclusión, la primera desde el
ingreso del país al FMI en 1956, si los intereses semicoloniales van de
perillas con un país atiborrado de pobres, empréstitos, intereses
leoninos, extranjerización ascendente de acreedores y moneda de pago?
Ojalá la izquierda europea leyera tanto a Jauretche como la izquierda
argentina a Gramsci: asesorarse con los técnicos del FMI es lo mismo que
ir al almacén con el manual del comprador, escrito por el almacenero.
Paradójico resulta pues nombrar de "crisis de deudas soberanas" a la
crisis de la Unión Europea, cuando son los mercados, los fondos buitres y
las corporaciones financieras (en el poder) quienes deciden si pagar o
no y cómo hacerlo, quienes fijan (imponen) las políticas económicas y
sociales internas. Inversamente y en la Argentina soberana, las cadenas
de la dependencia externa estallan por el aire, y con ellas, los
manuales del comprador escritos por los almaceneros. Denuncia el
neoliberalismo criollo que el "gasto público" va camino a ser la mitad
del PBI en 2013. ¡Irrespetuosa la colonia, que gasta indiscriminadamente
mientras desafortunados banqueros, CEOS y estafadores del Primer Mundo
mendigan en las puertas de sus palacetes de antaño. Darth Vader respira
más agitado de lo habitual. La Estrella de la Muerte está en camino.
Próxima parada: la Argentina y Unasur.
ULTRACONSERVADURISMO CONTRA ARGENTINA Y LA UNASUR. Ninguno de los
medios de la semicolonia puede explicar la vinculación entre la mala
performance argentina en el Index of Economic Freedom (IEF) y los
resultados del modelo kirchnerista. El mismo informe IEF versión 2013
nos ubica en el inframundo, con la posición 160 sobre un total de 176
pero con un "PBI de 8,9% en 2011, un promedio de crecimiento anual del
6,8% durante el último lustro, un desempleo del 7,2%, una inflación del
9,8% y una relación deuda/PBI del 44,2 por ciento". La célebre Heritage
Foundation (autora del IEF o, como definimos en nuestra columna del 20
de enero, del Manual del Perfecto Cipayo Latinoamericano) tampoco puede
explicar la contradicción, por lo que responde contraatacando con más
índices del almacenero: caída argentina en el Freedom of the Press Index
(inversamente proporcional a la mención de la palabra clave "Clarín" en
medios ultraconservadores de EE UU y Europa), el aumento del riesgo
país y el regaño del FMI. Mide mal el "mal ejemplo" argentino, así que
Darth Vader contraataca. Con apenas dos días de diferencia, el
ultraconservadurismo estadounidense dedicó a nuestro país varios
notables artículos. El primero, de la Heritage, se titula "Irán,
Argentina, Terrorismo y la Comisión de la No Verdad". Allí se expone y
sintetiza como en ningún otro artículo, las razones del odio imperial:
"Bajo la presidente peronista Cristina Kirchner, la Argentina ha violado
el Estado de Derecho, ha eludido sus obligaciones de deuda
internacional y se ha embarcado en un comportamiento mafioso para
intimidar a las Falkland Islands. En el frente interno, el régimen
Kirchner (sic) está librando una guerra contra los medios
independientes, llevando a la justicia a las estadísticas que dicen la
verdad sobre los niveles de inflación en el país." Sin embargo, es otra
nota de la Heritage la que da en el clavo. Su título: "EE UU y la Unión
Europea deben ponerse firmes del lado del Estado de Derecho en América
Latina." Así arranca: "En 2011, el presidente venezolano Hugo Chávez
organizó la CELAC para servir específicamente de órgano regional que
excluya a EE UU y Canadá, órgano que algún día pudiera suplantar a la
OEA. [Consecuentemente] la Unión Europea no debería haberse visto
sorprendida cuando, durante la segunda cumbre UE–CELAC en Chile, los
chavistas (sic) a cargo de la Argentina, Bolivia y Venezuela bloquearon
los intentos de la UE por reforzar el Estado de Derecho y la protección
de sus inversiones en América Latina.[...] El Presidente Obama debería
trabajar con la UE para presentar un frente unido contra los chavistas
renegados (¡sic!), en el interés de los inversores estadounidenses y
europeos [...]". En Chile, Merkel siguió los malogrados pasos de Bush
con el ALCA. Una vez más, las naciones industrializadas negando la
industrialización a América Latina. Pero Suramérica unida, alcanzando lo
que le había sido objetivamente imposible en los siglos XIX y XX,
rechazó el manual del comprador escrito, en este caso, por la almacenera
germana.
LA CUESTIÓN NACIONAL. Darth Vader toma nota de la grave amenaza que
la CELAC representa. Cómo no hacerlo después del resultado de la última
Cumbre. Cómo no hacerlo después de haber escuchado la carta que el
presidente Chávez dirigió a los pueblos de la Nación Latinoamericana.
Rescatamos los fragmentos más importantes: "[...] quiero compartir con
ustedes una certeza: gracias a la CELAC ya nos vamos pareciendo a todo
lo que una vez fuimos y a todo lo que quisimos ser pero nos fue
arrebatado [...]. El espíritu de la unidad ha vuelto con toda su fuerza;
[...] La CELAC es el proyecto de unión política, económica, cultural y
social más importante de nuestra historia contemporánea." Para cerrar
esta idea, Chávez eligió una cita memorable desde su trascendencia
histórica, presente y futura: "Estas iluminadoras palabras, en una línea
claramente bolivariana, del gran pensador argentino Jorge Abelardo
Ramos en su Historia de la Nación Latinoamericana (1968), deben
llamarnos a la reflexión: 'El subdesarrollo como dicen ahora los
técnicos o científicos sociales, no posee un carácter puramente
económico o productivo. Reviste un sentido intensamente histórico. Es el
fruto de la fragmentación latinoamericana. Lo que ocurre, en síntesis,
es que existe una cuestión nacional sin resolver. América Latina no se
encuentra dividida porque es sino que es
porque está dividida'. El subdesarrollo es hijo
de la división, y, por eso mismo, es decisivo resolver la cuestión
nacional nuestroamericana en los próximos años. Hoy contamos con todas
las condiciones objetivas y subjetivas para hacerlo." Aquí, la Carta de
Jamaica de la Segunda Emancipación. Pues bien, en la Argentina se
verifican iguales condiciones objetivas y subjetivas para resolver la
cuestión nacional inconclusa. Subdesarrollados somos aún, es cierto, mas
no por falta de desarrollo sino por la subsistencia de las históricas
barreras estructurales que impiden la definitiva liberación de nuestras
fuerzas productivas y la unidad de las clases populares. Darth Vader lo
sabe. A propósito y en el flamante libro Civilization (2012)
–infinitamente aclamado por el Occidente del Destino Manifiesto–, el
heredero de Fukuyama dedica varias páginas a las causas estructurales
históricas de la diferencia entre EE UU, la Unión Europea y la América
del Sur contemporánea, reflejadas excepcionalmente en la Cumbre de
Chile. Causa principal: la extrapolación a América (hispánica) del
subdesarrollo español durante la conquista, inversamente a lo sucedido
con la colonización de Norteamérica por la ascendente Gran Bretaña.
Atribuye a esta causa primigenia, el fracaso de Bolívar de no haber
podido crear los "Estados Unidos de América del Sur", como sí sucedió en
la América británica. Luego, el autor señala como causas secundarias de
la inconclusa Nación Suramericana, el problema de la inequidad en la
distribución de las tierras, su apropiación y concentración por parte de
élites domésticas minúsculas, un problema "que hoy subsiste y que
continúa siendo una de las mayores diferencias entre América del Sur y
América del Norte". En fin, imperialismo y élites domésticas en cada uno
de los Estados desmembrados aborrecen la concreción del sueño
bolivariano y sanmartiniano. Y de su concreción depende el triunfo de
las clases populares, la industrialización y la justicia social en la
Argentina y en la Unasur. Pero a estar muy prevenidos, que la
atomización regional es más que una amenaza regional. La
provincialización, hoy comandada por el gobernador De la Sota y el
alcalde Macri (en representación del unitarismo histórico de la ciudad
puerto) intentan debilitar la justificación de la Argentina como país.
Mientras tanto, las élites agrarias y las multinacionales de los
agronegocios siguen dominando la llave de la resolución de la cuestión
nacional argentina, la renta agraria. Los sojeros retienen un 74% las
ventas en enero en relación a 2012, provocando una caída de la
recaudación de miles de millones de pesos, afectando al Fondo Federal
Solidario en recursos transferidos a las provincias por cerca de 400
millones y agudizando la corrida contra el peso. La mejor defensa para
la consolidación de la democracia, la paz, la justicia social y la
modernización económica de nuestros pueblos reside, una vez más, en
resolver la cuestión nacional argentina y latinoamericana, que son la
misma cosa, que son todo.
*Publicado en Tiempo Argentino
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