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jueves, 11 de octubre de 2012

¿PERDIÓ AUTOSUFICIENCIA ENERGÉTICA LA ARGENTINA?

Por  Federico Bernal*

La oposición al gobierno nacional así como el grupo de lobby de los ocho ex secretarios de Energía (G-8) repiten hasta el cansancio que la Argentina perdió su autosuficiencia energética. Pero tal aseveración, además de ser incorrecta, no es patrimonio exclusivo de la reacción. Voces afines al modelo vigente la han incorporado en sus discursos al referirse a la cuestión energética nacional. Sin embargo y como se dijo, ocurre que tal afirmación es absolutamente incorrecta. La República Argentina no perdió su autosuficiencia energética. En este sentido, consideramos que vale la pena repasar y aclarar algunos números y conceptos. 
Primera cuestión: energía - hidrocarburos. En general, se suele reducir equivocadamente el término "energía" al petróleo y al gas natural. Pero la "energía" trasciende estos hidrocarburos. Es por ello que no se puede hablar de "energía" sin antes efectuar la siguiente distinción. Existen en primer lugar, fuentes energéticas primarias, las cuales involucran distintas fuentes de energía en el estado que se extraen o capturan de la naturaleza. Su extracción puede realizarse en forma directa (energías hidráulica, eólica, solar) o luego de un proceso de extracción o recolección, como el petróleo, el carbón mineral, el uranio, etc. En segundo lugar, existen fuentes energéticas secundarias, representadas por diferentes productos no presentes en la naturaleza como tales, elaborados a partir de energías primarias o secundarias en centros de transformación. La Argentina no perdió autosuficiencia energética. Sí, en cambio, ha perdido relativa autosuficiencia en productos energéticos primarios y secundarios.
Segunda cuestión: matriz energética primaria. En la Argentina, dicha matriz se compone de la siguiente manera: hidrocarburos (petróleo, gas natural y carbón mineral), nuclear, hidroenergía y fuentes renovables (biocombustibles, eólica, etcétera). De las principales siete fuentes energéticas que satisfacen la oferta total de energía primaria nacional, el país ha perdido autosuficiencia sólo en tres de ellas: gas natural, carbón mineral y uranio (Carlos Menem fue pieza clave de la dependencia foránea en estos tres casos al privatizar y luego desnacionalizar YPF, Gas del Estado y Yacimientos Carboníferos Fiscales, así como al cerrar el complejo uranífero de Sierra Pintada en Mendoza en 1999). Hoy por hoy y para los tres casos existen proveedores externos confiables y seguros. Ahora bien, ¿qué porcentaje del consumo total de gas natural importamos el año pasado? ¿Un 100%, un 80%? No, casi 15 por ciento. De hecho, dicho porcentaje fue del 7,2% en 2010 (Boletín Energético Nacional 2010, Secretaría de Energía de la Nación - septiembre de 2012). Inversamente, la dependencia hidrocarburífera, del orden del 88% en petróleo y gas natural, ha sido reducida en cerca de 2,6 puntos porcentuales desde el 2003. En función de los avances y objetivos del Plan Energético Nacional vigente, se espera que la misma disminuya al 72% para 2015. En materia de importación de carbón mineral y uranio, los porcentajes sobre la oferta nacional son del 96,4% y 65,8% (valores 2010), respectivamente.
Tercera cuestión: matriz de suministro eléctrico (energía secundaria). En la Argentina, dicha matriz se compone de las siguientes fuentes: térmica, hidráulica y nuclear, en menor medida eólica y solar fotovoltaica. De estas fuentes de generación de electricidad que satisfacen la totalidad de las necesidades del mercado interno, el país no ha perdido autosuficiencia en ninguna de ellas. Es decir, no somos importadores netos de electricidad, sólo se "importa" un porcentaje de la potencia instalada en la hidroeléctrica binacional Yacyretá (que Paraguay no consume), practicándose en determinadas semanas del año intercambios de energía con Brasil y Uruguay. Cabe aclarar que en materia de termoelectricidad, el gas natural constituye el 44% del combustible consumido por las centrales de este tipo, y de todo el gas natural consumido en el mercado interno, 33,4% es destinado a las centrales térmicas. Finalmente y en cuanto al gas natural por redes, este explica el 50,4% del consumo total del sector industrial y 62,8% del residencial. No obstante, el gas natural por redes medido como producto secundario es en su totalidad autosuficiente. En relación al combustible, la Argentina importa cerca de un 16% del total del consumo nacional (en 2010 importó un 9,62%). Discriminado por tipo de combustible, el producto que requirió de mayores volúmenes de importación fueron el fueloil, con el 20,6%, seguido del gasoil y el diesel oil, con un 10,87% del total consumido, año 2010 (Boletín Energético Nacional 2010). En electricidad, el país importó el mismo año un 7,6% de la oferta.
En fin, resulta incorrecto afirmar que la Argentina perdió su autosuficiencia energética desde que tal caracterización no discrimina ni por fuentes primarias y secundarias ni por tipo de generación eléctrica. Siquiera los balances energéticos primario y eléctrico son desfavorables en relación a su nivel de dependencia foránea. Del total de la producción primaria y secundaria energética argentina en 2010, sólo un 7% y 3,7% es importada, respectivamente. Correcto es afirmar pues, que en estos últimos años la Argentina sí ha venido incrementando los volúmenes de importación de gas natural y combustibles líquidos derivados del petróleo. La pérdida de autosuficiencia gasífera y en combustibles, si bien se ubica en niveles reducidos o muy inferiores al compararlos con otros países de la región (Chile, Brasil, etc.) y del mundo (EE UU, Unión Europea, China, etcétera), ha dado un salto cuantitativo importante producto del desmantelamiento de YPF por parte de la administración Repsol y la expansión de la demanda interna, el PBI industrial y el PBI económico nacionales. Desde esta perspectiva y habiendo hecho la aclaración precedente, resulta sencillo advertir que la política energética del gobierno nacional apunta directamente a reducir la dependencia extranjera de productos primarios y secundarios de nuestra matriz.

*Publicado en Tiempo Argentina

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